Madrid, kil¨®metro 0
Atocha, Cielo, Gato¡ Una treintena de autores ofrecen un singular GPS para moverse por la capital espa?ola y su literatura
Atocha
Una de las puertas de entrada a Madrid, asociada a mis lecturas de Gald¨®s y su descripci¨®n de los mendigos que pululaban a las puertas de las iglesias del barrio. Miseria, dinero y piedad. El t¨¦rmino Atocha tambi¨¦n evoca las ilusiones de los emigrantes que llegan del sur. Una mala ma?ana, el significado de la palabra estalla y se rompe en pedazos. Los tr¨¢gicos atentados de marzo de 2004 han solapado las lecturas anteriores, los referentes literarios. Atocha se dice igual, pero no significa lo mismo¡ Y, de pronto, el sonido de una canci¨®n comienza a acompa?arme mientras escribo la palabra. Es una canci¨®n de Sabina: ¡°A mitad de camino entre el infierno y el cielo, yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid¡±. MANUEL GUTI?RREZ ARAG?N (cineasta)
Barcelona
Al contrario que para los pol¨ªticos, para cualquier editor Madrid es la prolongaci¨®n natural de Barcelona. Y viceversa. Para un barcelon¨¦s de nuestro gremio ¡ªo para una barcelonesa de Brasil como yo¡ª Madrid es muchas cosas (autores, medios¡), y una de las m¨¢s divertidas, la Feria del Libro. El Retiro es una fiesta a la que no faltamos. En Barcelona no hay feria. Est¨¢ el D¨ªa de Sant Jordi (que es otra cosa). Y est¨¢, cada dos a?os, Liber (que no sabemos muy bien qu¨¦ es). Por eso es natural que Madrid sea la invitada a la FIL, una feria muy distinta de la madrile?a que se ha convertido en el punto de encuentro anual de Am¨¦rica Latina. BEATRIZ DE MOURA (fundadora de Tusquets Editores)
Biblioteca Nacional
?Qui¨¦n no se ha sentado alguna vez a trabajar en la sala central de la Biblioteca Nacional? ?Qu¨¦ fil¨®logo no se ha estremecido cuando consultaba por vez primera el fondo antiguo? Cuando se suben los pelda?os de su escalinata, presidida por nuestros dos enciclopedistas medievales, san Isidoro y Alfonso X, se siente un extra?o sobrecogimiento, casi como si se traspasara el umbral de un templo. Pero, como le sucede a todo templo verdadero, lo que en realidad caracteriza a la Biblioteca Nacional es ser un lugar abierto. Las espl¨¦ndidas exposiciones o la magn¨ªfica Biblioteca Digital simbolizan por qu¨¦ congrega, presencial o digitalmente, a gentes de todas partes. Quiz¨¢ no sea casual que el templo al saber sin fronteras se erija en Madrid, una ciudad abierta. IN?S FERN?NDEZ-ORD??EZ (fil¨®loga y acad¨¦mica de la RAE)
Caf¨¦ Gij¨®n
El Gran Caf¨¦ de Gij¨®n, situado en el paseo de Recoletos, 21, desde el a?o 1888, conserva la memoria de todos los artistas y escritores que, reci¨¦n llegados a Madrid desde cualquier punto de Espa?a, lo utilizaron como obligada puerta de entrada de sus sue?os de gloria. Entre sus clientes ¨¢vidos de fama los hubo mediocres y talentosos, p¨ªcaros, bohemios, sabios y discretos; unos lograron colocar su nombre en la historia del arte, del teatro y de la literatura espa?ola contempor¨¢nea; otros se perdieron en el anonimato o convirtieron el caf¨¦ Gij¨®n en una forma de envejecer viendo pasar la vida por el ventanal, pero todos formaron parte de esa gabarra de n¨¢ufragos so?adores y hoy en el ¨¢mbito del establecimiento, visitado por turistas, solo est¨¢n sus fantasmas convertidos en humo de la memoria. MANUEL VICENT (escritor y periodista)
Carabanchel
?ramos ni?os de barrio aquellos que dec¨ªamos, ir a Madrid. Dec¨ªamos ir a Madrid porque as¨ª se lo escuch¨¢bamos a nuestras madres que, con buen criterio, sab¨ªan que viv¨ªamos en un universo aparte. ?ramos ni?os de barrio aquellos que ten¨ªamos un pueblo al que volver los veranos. Los ni?os de barrio que no ten¨ªan pueblo al que marcharse en verano daban bastante l¨¢stima. ?ramos ni?os de barrio que escuch¨¢bamos en casa acentos andaluces, manchegos, murcianos, extreme?os. Hoy habr¨ªa que a?adir la inmigraci¨®n extranjera. ?ramos ni?os con fuerte acento de barrio que ignor¨¢bamos que nuestro habla nos delataba. ?ramos ni?os de calles mal iluminadas que sal¨ªamos en Navidad a ver la iluminaci¨®n al centro. ?ramos ni?os de descampado para los que la ciudad, la verdadera, era ese cuerpo abstracto que refulg¨ªa bajo las nubes rosadas del atardecer. ?ramos un milagro de alegr¨ªa en la ni?ez, pero luego, en la adolescencia, cuando advert¨ªamos lo lejos que est¨¢bamos del centro nos volv¨ªamos algo sombr¨ªos. Aunque en la conquista de ese territorio ajeno hab¨ªa mucha esperanza. Sin el paisaje de la periferia, sin los anhelos de sus habitantes, no existe la literatura de una ciudad. Ese ha sido mi territorio no m¨ªtico desde que el d¨ªa en que comenc¨¦ a escribir. ELVIRA LINDO (escritora)
Chueca
Chueca, como Macondo, Comala, Santa Mar¨ªa o M¨¢gina, es un territorio m¨ªtico. Est¨¢ creado para que pasen en ¨¦l todos los asuntos de la vida que merecen ser contados en un libro. All¨ª vi muertos que se hab¨ªan metido en las venas bebedizos y enso?aciones. Vi amantes que se escond¨ªan en los portales para fornicar. Vi a jaur¨ªas de fan¨¢ticos violentos. Vi a muchachos asustados que se levantaban el cuello de la gabardina para no ser reconocidos. Vi a criaturas que gastaban la noche en el baile y en la alegr¨ªa. Vi c¨®mo pasaba el hilo del tiempo. LUISG? MART?N (escritor)
Cielo
De Madrid al cielo dice el refr¨¢n popular, pero est¨¢ mal dicho. Deber¨ªa decir de Madrid el cielo, pues es lo m¨¢s caracter¨ªstico de una ciudad sin mar y sin mucha historia y con un r¨ªo que no merece ni el nombre. Vel¨¢zquez, Goya y todos los pintores de la Corte as¨ª lo supieron ver reflej¨¢ndolo en sus pinturas, que de inmediato comenz¨® a imitar la realidad. Hoy el cielo de Madrid es el cielo de Vel¨¢zquez, el azul y rosa de Goya, el irisado de los hiperrealistas, el que cambia de color en cada estaci¨®n repitiendo unos colores que s¨®lo existen en esta ciudad. JULIO LLAMAZARES (escritor)
Cincuenta
Justamente en los primeros a?os cincuenta llegu¨¦ yo a Madrid desde mi rinc¨®n provinciano. Fue entonces cuando conoc¨ª de cerca la literatura. Me bast¨® con asomarme al Caf¨¦ Gij¨®n, abarrotado entonces de poetas excombatientes, novelistas de aluvi¨®n y procuradores por el tercio familiar. Luego vino la movilizaci¨®n del grupo del 50 (al que me suelen asociar) y la militancia antifranquista, con lo que la literatura qued¨® fragmentada en dos o tres bandos no siempre irreconciliables. Madrid segu¨ªa siendo el factor de riesgo de esa literatura que parec¨ªa contaminada del propio ambiente capitalino: una mezcla de centelleos y groser¨ªas, de mediocridad y sutileza. J. M. CABALLERO BONALD (escritor)
Conferencia
Desde que Eugenio d¡¯Ors dijo que ¡°a las siete de la tarde en Madrid, o das una conferencia, o te la dan¡± es posible que se hayan pronunciado dos millones de conferencias, a las que habr¨¢ asistido un promedio de 10 a 100 personas. Ha descendido el n¨²mero a medida que ha bajado el servicio de croquetas. A la conferencia le ha seguido el coloquio, o el di¨¢logo, pues la propia palabra, ¡°conferencia¡±, est¨¢ hasta para el tel¨¦fono. Antes una conferencia te la daba alguien subido a una tarima. Ahora la palabra reside en los sof¨¢s, con un moderador en medio. Y a la conferencia se le dice ¡°llamada¡± y se hace por m¨®vil, como todo, incluido el amor. JUAN CRUZ (periodista y escritor)
Editoriales
En los ¨²ltimos quince a?os se ha producido una revoluci¨®n editorial en Madrid comparable a la de mediados de los setenta, cuando nacieron algunos de los sellos que durante casi tres d¨¦cadas marcaron el ritmo trepidante de la edici¨®n independiente espa?ola. Las nuevas editoriales independientes, surgidas en un momento caracterizado por la absorci¨®n por parte de los grandes grupos de muchas editoriales m¨ªticas, huyen de la concentraci¨®n y basan su apuesta en la selecci¨®n, la est¨¦tica, el rescate, el fondo y los nuevos cl¨¢sicos. Los premios recibidos y el creciente apoyo de los lectores y la cr¨ªtica evidencian su consolidaci¨®n. PILAR AD?N (escritora y traductora)
F¨²tbol
Bernab¨¦u dec¨ªa que ser madrile?o y del Atleti es como poder ser rico y escoger ser pobre. Esta frase refleja admirablemente la esencia de una ciudad que da lo mejor de s¨ª misma cuando se empe?a en llevar la contraria. Ni un mill¨®n de Champions ser¨ªan suficientes para equilibrar la balanza de la desobediencia y la pasi¨®n, la rebeld¨ªa de quienes se enorgullecen de la dignidad de su pobreza frente a una permanente exhibici¨®n de opulencia. ?A qui¨¦n se le ocurrir¨ªa ser pobre pudiendo ser rico? A miles de madrile?os y a m¨ª. Porque Madrid tambi¨¦n es coraje y coraz¨®n. ALMUDENA GRANDES (escritora)
Gald¨®s
Dir¨ªase que las ciudades no est¨¢n del todo acabadas, al menos en la memoria colectiva, hasta que no son colonizadas imaginariamente por alg¨²n escritor. Pongamos el Londres de Dickens, el Par¨ªs de Balzac, el Dubl¨ªn de Joyce y, por supuesto, el Madrid de Gald¨®s. Todo el viejo Madrid, m¨¢s el rev¨¦s imaginario de su trama, est¨¢ en Gald¨®s. Sus calles, sus casas, el bullicio y el menudeo diario del vivir, su habla popular, su gente ¡ªdesde la aristocracia del dinero hasta la miseria m¨¢s atroz¡ª, los oficios, el comercio, la comida, la vestimenta, y all¨¢ en el fondo del espejo los sue?os y los afanes de cada cual, criaturas imaginarias que hablan por todos cuantos murieron y sucumbieron al olvido, y el entero paisaje de una ciudad que sin Gald¨®s (¨¦l m¨¢s que nadie) hubiese acabado en el limbo de un pasado sin alma. LUIS LANDERO (escritor)
Gato
Los padres de mis padres vinieron a Madrid desde Galicia y Extremadura, expulsados de sus casas por la guerra civil. Llegaron a la capital sin ra¨ªces, como semillas llevadas por el viento. Se casaron y tuvieron hijos gatos. Porque ¡°gato¡± se llama a los nacidos en Madrid, descendientes en su mayor¨ªa de valerosos emigrantes que hicieron de la ciudad desconocida su hogar. Quien acu?¨® el t¨¦rmino fue un soldado de Alfonso VI que, en 1085, escal¨® con gran agilidad la muralla que rodeaba el enclave, entonces musulm¨¢n, para permitir la entrada del ej¨¦rcito. Desde entonces, Madrid ha sido una creciente y orgullosa gatera. Miau. NURIA BARRIOS (escritora)
Gran V¨ªa
Para desatascar el laberinto de unas v¨ªas estrechas, la municipalidad de la ¨¦poca tira por la calle de en medio y construye en cuesta el primer tramo de la Gran V¨ªa, entre Alcal¨¢ y la Red de San Luis, con tertulias de caballeros y caf¨¦s de mala nota. Desde el rascacielos de Telef¨®nica, el recorrido se allana y trata de deslumbrar al paleto con anuncios de las pel¨ªculas proyectadas en sus cines. Y en el remanso de Callao arranca la ¨²ltima parte, que por cabar¨¦s y bazares baja hasta la plaza de Espa?a. As¨ª a?ora Madrid la Quinta Avenida neoyorquina. MANUEL LONGARES (escritor)
Guerra Civil
No pasar¨¢n. Bombardeos fascistas. Iturralde en D¨ªas de llamas cuenta el miedo. Z¨²?iga relata qu¨¦ poco ¨¦pica resulta la ¨¦pica. Un hombre del bando de los vencedores se rinde en Los girasoles ciegos. Urgen palabras que huelan a pobre: Chirbes y la Manolita de Almudena Grandes. C¨¢rcel de Ventas. Un hombre emparedado hace crucigramas. J¨²bilo rebelde. En Nuestra Se?ora de las Maravillas se organiza una milicia para rescatar los restos de Garc¨ªa Lorca. Despu¨¦s, Ya hemos pasao, hambre, represi¨®n, libertades republicanas reducidas a sagrarios y juergas de se?oritos, rapes al cero de las muchachas rojas. Paracuellos de Gim¨¦nez: ni?os torturados en el Auxilio Social. Ret¨ªcula de calles que nos tatu¨® nombres de vencedores. MARTA SANZ (escritora)
Inmigrantes
En mi canci¨®n Puede ser que la conozcas, dedicada a Madrid, afirmo lo siguiente: ¡°Ella es tan cari?osa y tan sentimental / te acoger¨¢, ella abre sus brazos a cualquiera¡¡±. Y es que es as¨ª: Madrid es la ciudad m¨¢s acogedora del planeta. En cuanto llegas aqu¨ª, eres de aqu¨ª. Mi padre vino de Palestina durante la dictadura y fue muy bien acogido. Amigos extranjeros llegados en los ¨²ltimos tiempos me aseguran lo mismo. No contento, miro las encuestas oficiales y ratifico lo dicho. El 90,5% de los inmigrantes encuestados aseguran sentirse integrados. Madrid es brutalmente acogedora. Eso y la cantidad de bares que propician esos encuentros son sus rasgos m¨¢s caracter¨ªsticos. MARWAN (cantautor y poeta)
Latinoam¨¦rica
Lo mejor, cuando se comparte una lengua, es el momento en que se confunde lo que es de uno y lo que es de otro: ?este autor es espa?ol o latino; por qu¨¦ este libro parece de all¨¢ si fue escrito ac¨¢? M¨¢s all¨¢ de eso, si para los autores latinoamericanos ser publicados en Madrid ¡ªen Espa?a en general¡ª fue, durante mucho tiempo, sin¨®nimo de validaci¨®n definitiva, ahora hay cierta equidad en el reparto de roles y la parte eu?ropea del mundo ve en Latino?am¨¦rica un apetecible espacio de validaci¨®n en lo que podr¨ªa llamarse un saludable triunfo de la viceversa. LEILA GUERRIERO (escritora)
Librer¨ªas
Cuando, a los 14 a?os, reci¨¦n llegada a Madrid, deambulaba por el barrio al que hab¨ªamos ido a parar, advert¨ª que hab¨ªa varias librer¨ªas. Tres, por lo menos, desde mi casa a la glorieta de San Bernardo, y luego, ya en Noviciado, en los aleda?os de la universidad, muchas m¨¢s. Aquellos espacios llenos de libros me llenaban de una curiosidad jam¨¢s saciada, que ven¨ªa acompa?ada de un estremecimiento de placer. El de descubrir algo, y algo importante, valios¨ªsimo. Muchos a?os m¨¢s tarde, unas calles m¨¢s all¨¢, mis hijos abrieron una librer¨ªa: El Bandido Doblemente Armado. Durante un tiempo fue para m¨ª un maravilloso refugio y una evocaci¨®n continua de todo lo que yo esperaba y a¨²n espero de los libros. SOLEDAD PU?RTOLAS (escritora)
Movida
A finales de los a?os setenta del siglo pasado penetra en la cultura popular la posmodernidad y su defensa de la hibridaci¨®n, su desconfianza en los grandes relatos, su negaci¨®n de las jerarqu¨ªas culturales y pol¨ªticas, y su pretensi¨®n de diluir las fronteras ideol¨®gicas. Esa posmodernidad fue muy visible en Londres, Par¨ªs, Berl¨ªn y Nueva York. En Madrid, el fen¨®meno se llam¨® la movida. Como movimiento posmoderno, la movida recuper¨® la figuraci¨®n en pintura, la narratividad en cine y literatura, y en la m¨²sica popular evoc¨® y distorsion¨® ritmos y contenidos de la edad de oro del pop-rock. JES?S FERRERO (escritor y coguionista con pedro almod¨®var de la pel¨ªcula Matador)
Pensamiento
La memoria oficial que Madrid guarda de los pensadores que la habitaron vive de la nostalgia de cuando filosofar era peligroso o estaba prohibido, y ten¨ªa que hacerse fuera de las aulas, en los caf¨¦s en donde cada tarde se perpetraba una revoluci¨®n. Ahora ¡ªs¨¦ que mucha gente no se ha enterado¡ª ya no est¨¢ prohibido, y es m¨¢s barato y menos arriesgado que estudiar Qu¨ªmica. Pero ha dejado de ser provocador. As¨ª que hay toda clase de est¨ªmulos y subvenciones para hacer filosof¨ªa en la calle, en la web o en la taberna, siempre que sea con ¨¢nimo subversivo, mientras los ministerios y consejer¨ªas del ramo no dejan de reducir su presencia en la educaci¨®n secundaria y superior. Pero no desesperemos. Pronto los activistas habr¨¢n tomado el poder y se descubrir¨¢ que los miles de profesores rancios que a diario intentan dar clase de filosof¨ªa en esta ciudad, no para arreglar el mundo sino para evitar que empeore, son peligrosos provocadores. Y, con un poco de suerte, hasta se lo proh¨ªben. JOS? LUIS PARDO (fil¨®sofo y ensayista)
Poes¨ªa
1. ¡°Rompeolas de todas las Espa?as¡±. Lo escribi¨® Antonio Machado.
2. Las tabernas del barrio de las Letras, en tiempos de antes de su nombre. Las tertulias de los grandes salones y los peque?os caf¨¦s, expuestas hoy en los museos. Las muchas voces en Velintonia o el estudio de Concha Lagos. El hielo en el vaso de whisky de Gloria Fuertes. El cristal del botell¨ªn durante una jam, anteayer.
3. Las microlibrer¨ªas, las microeditoriales, los microfestivales.
4. En Madrid se escribe desde todas las esquinas del idioma. Nadie te pregunta por tu origen: estar aqu¨ª ya significa ser de aqu¨ª.
ELENA MEDEL (poeta)
Prado
¡°Madrid tiene abriles exquisitos y un museo sin par¡±. As¨ª describ¨ªa en 1922 Eugenio D¡¯Ors al museo en Tres horas en el Museo del Prado. El historiador planteaba un dilema: qu¨¦ obra elegir en una visita breve, la que todos hacemos de paso por la ciudad. No es f¨¢cil elegir entre Las Meninas, El perro semihundido de Goya o los precisos cuadros con autorretrato reflejado de Clara Peeters, pero es obligado pasarse por el mejor museo de Madrid, el m¨¢s querido sobre todo para los madrile?os. Al salir, entre los ¨¢rboles del paseo, nos recibe siempre luminoso el cielo en esa ciudad de las tardes exquisitas. ESTRELLA DE DIEGO (cr¨ªtica de arte)
Provincias
Madrid ha sido siempre la m¨¢s central y c¨®moda de las provincias, el lugar al que hab¨ªa que acudir al menos una vez en la vida para explicarle Madrid a los madrile?os. Antes uno llegaba a Madrid, la describ¨ªa con la mirada deslumbrante del for¨¢neo y se quedaba a morir all¨ª para admirar su obra, la ciudad reinventada. Hoy tengo la impresi¨®n de que se viene a Madrid para tomar distancia con la ciudad de origen como Camba se iba a Turqu¨ªa para poder explicar Espa?a. En cualquiera de los dos casos, lo primero que se hace al llegar es ponerse a escribir, y despu¨¦s de unos meses de trance, levantar la cabeza del folio y ponerse a buscar un sitio en el que vivir. MANUEL JABOIS (periodista)
RAE
La RAE, adem¨¢s de la casa de las palabras, es una entidad de proyecci¨®n mundial al servicio de 500 millones de personas que hablan espa?ol. Desde su fundaci¨®n, hace 300 a?os, tiene como misi¨®n velar por la unidad de la lengua espa?ola y su buen uso por medio de una serie de obras capitales: el Diccionario, la Gram¨¢tica y la Ortograf¨ªa. De la labor panhisp¨¢nica de la RAE participan las 22 Academias de Am¨¦rica, Filipinas y Guinea Ecuatorial. Precisamente la Asociaci¨®n de Academias de la Lengua Espa?ola (ASALE) se gest¨® en M¨¦xico en 1951. La FIL, que ha acogido a las Academias y sus miembros en distintas ediciones, conoce muy bien la vocaci¨®n panhisp¨¢nica de la RAE y la ASALE, que gozan en M¨¦xico de una presencia y un prestigio considerables. CARME RIERA (escritora y miembro de la rae)
Rastro
Rastro, lugar en el que se vend¨ªan (siglo XVII) ropas y trastos viejos. En la actualidad tambi¨¦n antig¨¹edades de incierta genealog¨ªa. Situado en uno de los barrios bajos (al sur) de Madrid. De ah¨ª ¡°barriobajero¡±. El Rastro ha sido siempre lo m¨¢s genuinamente madrile?o, popular y prodigioso, donde las cosas viejas esperan segunda vida, el milagro de una resurrecci¨®n. Se dan cita all¨ª cada domingo miles de gentes que esperan encontrar un tesoro a bajo precio. ?Lo encuentran? Los que vamos al Rastro desde hace cuarenta a?os (peque?os fil¨®sofos) sabemos que ning¨²n tesoro iguala a la ilusi¨®n de buscarlo. ANDR?S TRAPIELLO (escritor)
Residencia de Estudiantes
En el Madrid actual, lo m¨¢s parecido al refectorio de esos colleges brit¨¢nicos donde catedr¨¢ticos y j¨®venes investigadores comparten sus d¨ªas se halla en el comedor de la Residencia de Estudiantes. La instituci¨®n, fundada en 1910, contribuy¨® a la modernizaci¨®n educativa de Espa?a. No toca aqu¨ª a?orar los tiempos en que acogi¨® a Einstein, Stravinski o Marie Curie y, sobre todo, al tr¨ªo estrella formado por Dal¨ª, Bu?uel y Lorca, pues la Residencia rebrot¨® a finales del siglo XX con un suculento programa de actividades y becas para j¨®venes investigadores, artistas y escritores que quien firma este p¨¢rrafo disfrut¨® durante una ¨¦poca. Cualquiera que se encuentre en Madrid puede quedarse a comer, escuchar un recital o consultar los fondos de su biblioteca. MERCEDES CEBRI?N (periodista y escritora)
Retiro
Coraz¨®n verde de Madrid, bello parque que hace cuatro siglos pertenec¨ªa a los reyes y que ahora es el centro democr¨¢tico de la vida urbana, un espacio abierto en donde los ricos se mezclan con los pobres, los nativos con los extranjeros, los gordos con los flacos y los dichosos con los tristes. Es un lugar muy lleno de hojas, algunas vegetales y otras impresas, porque aqu¨ª se celebra cada primavera la multitudinaria Feria del Libro, momento en el que los escritores se convierten en una de las especies animales residentes m¨¢s caracter¨ªsticas del parque, junto con las ardillas. ROSA MONTERO (escritora, Premio Nacional de las Letras 2017)
Sol
Plaza que da las campanadas cada a?o nuevo, pero s¨®lo el 15 de mayo de 2011 (15-M) volvi¨® a poner en marcha el reloj de la historia. Aula dedicada a la educaci¨®n integral y gratuita de la ciudadan¨ªa de todas las edades y, por tanto, blanco de tertulianos burlones, de los fuertes y los desenga?ados. Plaza que fue la voz de un pueblo cuando no hab¨ªa pueblo, sino gente con mala suerte. Hept¨¢gono en dif¨ªcil equilibrio entre un Congreso y un Palacio Real. Plaza que no se cruza siendo el mismo (por eso se llama puerta). Kil¨®metro 0: coraz¨®n del pa¨ªs. CARLOS PARDO (poeta y novelista)
Teatro
Si el Retiro y la Casa de Campo son los pulmones de Madrid, sin duda el teatro es su coraz¨®n. Ese ¨®rgano indispensable que bombea la cultura por sus calles y plazas desde tiempos inmemoriales, desde los corrales de comedias hasta los nuevos y equipad¨ªsimos teatros. Madrid es una ciudad teatral, llena de contrastes, de espejos valleinclanescos que nos devuelven nuestra imagen deformada. Y el madrile?o se busca a s¨ª mismo en los teatros para entenderse, superarse, reflexionar y dejar volar su imaginaci¨®n. El teatro en Madrid es tradici¨®n e innovaci¨®n. Creadores y espectadores en b¨²squeda permanente. Arte y cultura enlazados. ?Pura vida! BLANCA PORTILLO (actriz)
Vivo
Comenz¨® hace no mucho tiempo: de repente, el escritor se parec¨ªa cada vez m¨¢s al m¨²sico. Conferencias expr¨¦s, jams literarias y recitales po¨¦ticos empezaron a poblar Madrid, dando a la literatura una nueva expresi¨®n, la de performer, y obligando al sector a salir del apolillado formato de siempre. No se trat¨® solamente de una innovaci¨®n barajada por programadores. Sin duda hab¨ªa en ello una salida econ¨®mica de la crisis: el escritor pod¨ªa empezar a hacer bolos y no vivir ¨²nicamente de las ¡ªa menudo menguantes¡ª ventas de su obra. Pero tambi¨¦n signific¨® un refrescante acercamiento a lo literario, que ha demostrado que la verdad puede testarse ahora en directo: nadie escribe para s¨ª mismo, sino para que lo lean los dem¨¢s. LUC?A LIJTMAER (periodista y escritora)
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