Corea del Norte, la vida es un decorado
La fot¨®grafa canadiense Nathalie Daoust expone sus experimentales im¨¢genes del pa¨ªs asi¨¢tico
El d¨ªa que naci¨® el l¨ªder supremo norcoreano Kim Jong Il, en febrero de 1942, una estrella luminosa surc¨® el cielo y la estaci¨®n invernal se transform¨® en verano. Este magno acontecimiento, que podr¨ªa ser la letra de una copla, es el fabuloso relato "que se cuenta a los ni?os en las escuelas para venerar como a un dios" al hombre que gobern¨® Corea del Norte entre 1994 y 2011, dice la fot¨®grafa canadiense Nathalie Daoust (Montreal, 1977). El ¨²ltimo proyecto de esta autora, que se expone en el C¨ªrculo de Bellas Artes, en Madrid, hasta el 28 de enero de 2018, son 25 fotos, varias de gran formato, que tom¨® con su c¨¢mara anal¨®gica como turista en Pyongyang, algunas de inc¨®gnito gracias a un cable disparador camuflado en un brazo.
Aclaremos, el trabajo de Daoust no es fotoperiodismo. "No quer¨ªa hacer un reportaje", se?al¨® durante la presentaci¨®n de la muestra. Ella vio que la realidad norcoreana era un decorado, una entelequia, y decidi¨® "expresar con la t¨¦cnica esa clase de vida". Daoust jug¨® durante el positivado, tapando algunas partes de las fotos. Despu¨¦s, rasg¨® el papel "hasta hacer la foto casi transparente". El resultado son unas instant¨¢neas inquietantes, borrosas, como si estuvi¨¦semos en duermevela, "tan manipuladas como los habitantes de Corea del Norte".
Conocida por sus trabajos experimentales, Daoust se dio a conocer en 2003 con el libro New York Hotel Story. Ha retratado burdeles brasile?os y naturistas suizos en los Alpes. La idea para su ¨²ltimo proyecto surgi¨® cuando fotografiaba en China a mujeres norcoreanas huidas de su pa¨ªs y quiso saber por qu¨¦ lo hab¨ªan hecho. Antes de entrar en Corea del Norte se document¨® y contact¨® con varias publicaciones para que eliminasen la informaci¨®n que hay sobre ella en Internet, por si los funcionarios de Pyongyang googleaban su rastro. Tras seis meses, logr¨® entrar en 2012 como turista en un viaje organizado, junto a una decena de personas. Estuvo 10 d¨ªas y repiti¨® ocho meses despu¨¦s, cuando pas¨® otras dos semanas.
Siempre acompa?ado el grupo por tres norcoreanos, "un soldado, un funcionario y el que supervisaba el trabajo de los otros dos", las visitas programadas incluyeron un hospital en el que le aseguraron que, desde 1950, no hab¨ªa nacido "ning¨²n beb¨¦ con minusval¨ªas por la fortaleza de los genes". Con la prohibici¨®n de abandonar el hotel por la noche, en los lugares donde no pod¨ªa fotografiar tiraba de su disparador y enfocaba con la c¨¢mara colocada en su cintura.
Daoust pudo hablar con algunos habitantes que viven bajo ese r¨¦gimen dictatorial. "No s¨¦ si se lo creen, pero solo me dec¨ªan cosas positivas, quiz¨¢s porque est¨¢n obligados a comunicar a las autoridades si han hablado con un extranjero". En la exposici¨®n Korean Dreams se ve a un agente que regula un tr¨¢fico inexistente, ni?os que entretienen a los turistas en espect¨¢culos circenses, militares (que no pueden retratarse bajo ninguna circunstancia) y un hombre en bicicleta, ¡°porque las mujeres lo tiene prohibido peri¨®dicamente a ra¨ªz del accidente mortal que sufri¨® la hija de un alto general en los noventa".
En las cartelas, Daoust ha redactado largos textos informativos "para dar contexto a las im¨¢genes". As¨ª nos enteramos de que para trasladarse de una ciudad a otra del pa¨ªs los norcoreanos deben pedir permiso, que una ley de 1950 estipula que si una persona comete un delito, sus hijos y nietos han de cumplir tambi¨¦n la pena y que el pa¨ªs no vive en el a?o 2017, sino en el 105 de su era, el calendario Juche, que empez¨® el a?o de nacimiento de Kim Il-Sung, l¨ªder supremo de 1948 a 1994. Cuando regres¨® de ese lugar aislado del resto del mundo, Daoust se dijo que "era m¨¢s horrible de lo que hab¨ªa imaginado".
Entre esos horrores del para¨ªso comunista destacan los "16 campos de concentraci¨®n con unas 200.000 personas encarceladas, obligadas a trabajos forzados¡±. Daoust record¨® el caso de un condenado a 10 a?os de prisi¨®n por usar, sin darse cuenta, una p¨¢gina de un peri¨®dico con una foto Kim Jong-Il para limpiar una bebida que se le hab¨ªa derramado. Pocas bromas con el querido l¨ªder, del que lleg¨® a afirmar la web oficial del Gobierno de Corea del Norte que no necesitaba orinar o defecar.
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