Contra la omnipotencia
La pel¨ªcula construye su fr¨¢gil ficci¨®n en torno a una modesta productora asediada por las deudas, mientras se prepara el casting de un filme
GRANDEZA Y DECADENCIA DE UN PEQUE?O COMERCIO DE CINE
Direcci¨®n: Jean-Luc Godard.
Int¨¦rpretes: Jean-Pierre L¨¦aud, Jean-Pierre Mocky, Marie Valera, Anne Carrel.
G¨¦nero: thriller. Francia, 1986.
Duraci¨®n: 90 minutos.
¡°Ya es hora de que la vida devuelva a las pel¨ªculas todo lo que les ha robado¡±, se afirma en esta miniatura desbordante de l¨²cidas impertinencias que es Grandeza y decadencia de un peque?o comercio de cine, pel¨ªcula para televisi¨®n que permite comprobar la importancia de un par de rasgos de car¨¢cter que rara vez suelen invocarse cuando se habla de Godard: su sentido del humor y, s¨ª, tambi¨¦n su generosidad. El origen del proyecto estuvo en la iniciativa del productor Pierre Grimblat de financiar 37 pel¨ªculas a cargo de directores diversos, en homenaje a la colecci¨®n Serie Negra de Gallimard, para su emisi¨®n en la televisi¨®n p¨²blica. A Godard le toc¨® en suerte The Soft Centre, novela con la que James Hadley Chase present¨® al detective Tom Lepski, pero, lejos de emprender la adaptaci¨®n ortodoxa que, sin duda, nadie esperaba de ¨¦l, el cineasta aprovech¨® el encargo para diseminar una esencia noir sobre una reflexi¨®n eleg¨ªaca en torno al valor de la imagen en tiempos de omnipotencia televisiva.
La pel¨ªcula construye su fr¨¢gil ficci¨®n en torno a una modesta productora asediada por las deudas, mientras se prepara el casting de un filme. Godard se sirve de los impulsos antag¨®nicos de la premeditada sobresaturaci¨®n de significados y de la libre asociaci¨®n de ideas de sus procesos mentales. Por un lado, todo parece trufado de pistas y gui?os: desde la elecci¨®n de Jean-Pierre L¨¦aud o de un cineasta como Jean-Pierre Mocky hasta el uso de determinados nombres (Gaspard Bazin, Eurydice, Albatros Films). Por otro, aleatorios juegos de palabras sostienen motivos visuales ¨Clas insistentes rejas como eco de las rejillas televisivas- o digresiones ¨Clas dos eses finales de la palabra Kiss dan paso a un chiste inconcluso sobre el Holocausto-.
Las fanfarrias que, al final, animan unas triviales barras de color televisivas o el problema t¨¦cnico que colapsa la imagen delatan al insidioso activista que, con este trabajo, ejecut¨® un rom¨¢ntico acto de resistencia frente a la llegada de las televisiones privadas, honrando no solo al proletariado del cine, sino tambi¨¦n al patr¨®n (productor) ¨ªntegro dispuesto a morir en combate.
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