El mejor ba?o de Al ?ndalus
Restaurado en el Palacio de Comares de la Alhambra el ¡®hamman¡¯ donde se relajaba el sult¨¢n Ismail I
Hab¨ªa que entrar con zuecos, con un zapato de suela gorda, porque era imposible andar con el pie descalzo por el m¨¢rmol que pavimentaba la bayt al-sajun o sala caliente. El suelo ardiente y el vapor que desprend¨ªa la pila obligaban a abrir las lucernas del techo abovedado. Solo la sala templada contigua, la bayt al-wastani, aliviaba la situaci¨®n. All¨ª, el m¨¢rmol mucho m¨¢s templado y el agua tibia permit¨ªan deleitarse algo m¨¢s con el ba?o. Y al fondo, la ¨²ltima sala, la bayt al-barid, la sala fr¨ªa. Ese era el tr¨¢nsito obligatorio en un ba?o ¨¢rabe del siglo XIV, heredero en parte de los ba?os romanos de muchos siglos antes. El hamman dar al-Muk, tambi¨¦n conocido como ba?o de Comares, ten¨ªa adem¨¢s, una estancia extra: la sala de las camas, algo que solo pod¨ªan tener los ba?os privados y, especialmente, los ba?os reales, como es el caso. Era el espacio para el t¨¦ y la fruta. La restauraci¨®n del ba?o de Comares ha permitido recuperar su brillo original.
A mediados de la segunda d¨¦cada del siglo XIV, en 1314, Ismail I sube al trono nazar¨ª. Se convierte en el sult¨¢n de la Alhambra, la ciudad palatina sobre la que todos los reyes nazar¨ªes actuaron para dejar su toque personal. Tambi¨¦n, por supuesto, Ismail I. Este rey, ¡°el gran reformador del Estado nazar¨ª¡±, seg¨²n Jos¨¦ Miguel Puerta V¨ªlchez, arabista y profesor de Historia del Arte, ¡°construye un ba?o realmente diferente de los 12 o 13 ya existentes en la Alhambra¡±.
Seis siglos despu¨¦s, el arquitecto Pedro Salmer¨®n se ha encargado, en dos a?os de trabajo, de devolverle todo aquello que lo convert¨ªa en un ba?o real. ¡°Una tr¨ªada de salas cubiertas por una b¨®veda en la que 250 lucernas o claraboyas tamizaban la luz. Y el a?adido de la sala de las camas¡±, describe Salmer¨®n, que a?ade que la luz en el interior es de una belleza extraordinaria. ¡°Hemos descubierto algo de lo que no se ten¨ªa certeza hasta ahora. Las lucernas estaban revestidas por cristales de colores y su revestimiento era cer¨¢mico vidriado, de color verde botella, azul o blanco mate¡±, explica. Un espectacular planeamiento de interacci¨®n de la luz con los materiales que daba al ba?o la sensaci¨®n placentera que el sult¨¢n ped¨ªa.
La reforma, en la que se ha invertido 1,1 millones de euros, ha renovado las tres salas. Para una segunda fase queda, seg¨²n cuenta Salmer¨®n, ¡°la calle de la le?a, por donde se llevaba la mucha madera que hac¨ªa falta para calentar el suelo y el agua; la sala de calderas, algunos revestimientos cer¨¢micos y el hipocausto¡±, el antecedente del suelo radiante. Son unos conductos de 60 o 70 cent¨ªmetros bajo el suelo por los que circulaba un aire caliente que proced¨ªa directamente de la caldera. Y en las pilas, agua caliente tambi¨¦n de esa misma caldera.
El ba?o era para el sult¨¢n, opina Puerta V¨ªlchez, algo m¨¢s que un momento de limpieza. A diferencia de los ba?os p¨²blicos, este hamman era de uso exclusivo para el sult¨¢n y su familia. Por ser privado y por su cercan¨ªa a la sala de Comares, donde el sult¨¢n recib¨ªa a autoridades y embajadores, Puerta V¨ªlchez cree que el sult¨¢n probablemente tambi¨¦n despachaba en la sala de las camas.
Pedro Salmer¨®n imagina el espacio con ¡°un peque?o ej¨¦rcito de gente llevando le?a, asegurando la correcta temperatura y revisando los conductos¡±. Ahora, un nuevo ej¨¦rcito, el de visitantes, podr¨¢ asomarse al que en su d¨ªa fue el mejor ba?o de Al ?ndalus.
El ba?o tiene para Puerta V¨ªlchez otro valor a?adido: ¡°Es el ¨²nico de Al ?ndalus y de los pocos del mundo con epigraf¨ªas. Dos poemas fueron grabados en sus paredes pero ya solo queda uno. Fue Yusuf I, el sucesor de Ismail, quien orden¨® grabarlos¡±. Los poemas mencionan un grifo con forma de le¨®n del que mana el agua. ¡°El le¨®n como s¨ªmbolo del poder y el agua, de generosidad¡±, cuenta Puerta V¨ªlchez.
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