Holograma

Nuevamente Catalu?a en campa?a, y nueva reiteraci¨®n punitiva de las cadenas machacando con doble raci¨®n de sobrasada electoral. M¨¢s all¨¢ de la noticia, millones de empachados claman contra la reca¨ªda en lo dicho y redicho: los tiempos pautados por la Junta Electoral son m¨¢s que suficientes. No hay necesidad de mayor castigo.

Yerran por antiguos y dejados. La campa?a de Junts per Catalunya se ha colgado de la innovaci¨®n y la modernidad para promocionar a sus candidatos pr¨®fugos: la televisi¨®n por Internet v¨ªa streaming, en directo y en diferido, a trav¨¦s de webs y apps descargables en tabletas y smartphones. La pera limonera.

Pero el campanazo ser¨ªa el holograma del caudillo en tres dimensiones: Carles Puigdemont desde Bruselas en sesiones de ma?ana y tarde, trascendente, irradiando una luz cegadora sobre las concentraciones independentistas de la avenida Mar¨ªa Cristina, a los pies de las columnas de Montjuic. Y si es necesario, saliendo del plasma de un bar de Gerona, y paseando por Arenys de Munt en loor de rep¨²blica.

Los asesores ponderan esa herramienta porque est¨¢n lejos de la patria y porque el espacio alrededor es tridimensional pero s¨®lo a simple vista; el jefe se encuentra en una dimensi¨®n m¨¢s profunda, que necesita explicar personalmente a sus votantes para que entiendan y reincidan.

Las comparecencias en pantalla gigante por videoconferencia y Skype reclaman ahora el l¨¢ser: el avatar secesionista guape¨¢ndose en los camerinos de Tv3 y descendiendo despu¨¦s sobre los plat¨®s de las generalistas espa?olas para combatir el unionismo cara a cara.

El aspirante a primer ministro de la India, Narendra Modi, compareci¨® al mismo tiempo en 90 m¨ªtines en distintos lugares en 2014, gracias la proyecci¨®n de im¨¢genes conocida como el Fantasma de Pepper. Pero el m¨¦rito del activismo electoral desde Bruselas no corresponde al mundo digital ni a la holograf¨ªa sino al arcano proceder de una audiencia que aplaude en calles y urnas los trucos del nuevo ilusionista.