Van Morrison, la hiperactividad del artesano
El le¨®n de Belfast suma 38 ¨¢lbumes en estudio, los dos ¨²ltimos han salido con apenas tres meses de diferencia
Lo nunca visto. El hombre que nos esperaba la noche del martes en el WiZink Center madrile?o (todas las entradas vendidas, algunas por encima de los 200 euros) suma 38 ¨¢lbumes en estudio, de los que los dos m¨¢s recientes, Roll With The Punches y Versatile, acaban de ver la luz con apenas tres meses de diferencia. Nunca se hab¨ªa registrado semejante pico de hiperactividad en la trayectoria de Van Morrison (Belfast, 1945), un estajanovista de la canci¨®n que siempre ha considerado su oficio como una especie de artesan¨ªa. Un quehacer cotidiano desprovisto de dimensi¨®n mitol¨®gica, la manera en la que aprendi¨® a ganarse la vida ya desde que, m¨¢s de medio siglo atr¨¢s, amenizara con los inconfundibles rugidos de su garganta a los marineros que frecuentaban el Maritime Hotel de su ciudad natal.
As¨ª ha querido mostrarse sir George Ivan Morrison ante el mundo a lo largo de estas cinco d¨¦cadas largas: como un currante que agarr¨® la guitarra y el saxo entre las manos como una manera m¨¢s provechosa de pagar las facturas que cuando se embolsaba sus primeros peniques ejerciendo de limpiacristales. Pero hasta una ocupaci¨®n tan prosaica como aquella acab¨® convirti¨¦ndose en material po¨¦tico para el norirland¨¦s, que retrat¨® aquellos humild¨ªsimos comienzos laborales en al menos dos composiciones fant¨¢sticas, St. Dominic¡¯s Preview y Cleaning Windows. ¡°Escribo canciones y lo hago para ganarme la vida. Escribo sobre hombres y mujeres y puedo hablar de amor o de las estrellas que hay all¨¢ arriba¡±, resum¨ªa ¨¦l mismo, con marcado esp¨ªritu desmitificador, en Songwriter (1995), otro de sus t¨ªtulos autobiogr¨¢ficos.
El m¨²sico se ha mostrado durante estas cinco d¨¦cadas largas como un currante que agarr¨® la guitarra y el saxo para pagar las facturas
Morrison es un trabajador irrenunciable de abundantes m¨²sicas esenciales (blues, celtic soul, rhythm ¡®n¡¯ blues, skiffle, jazz vocal), pero tambi¨¦n un estricto controlador de su obra y mercado. Convertido desde hace dos d¨¦cadas en una silueta reconocible (traje oscuro, sombrero adusto, gafas impenetrables), en un elemento iconogr¨¢fico, tambi¨¦n se est¨¢ preocupando por sacar provecho de su legado fabuloso. O por ¡°ponerlo en valor¡±, como dicen ahora los entendidos en la cosa mercantil. Versatile y su colecci¨®n de cl¨¢sicos inconfundibles (A Foggy Day, Unchained Melody, They Can¡¯t Take That Away From Me) presenta un cierto aura de disco navide?o, aunque sin incurrir en la melaza de Rod Stewart o en el inc¨®modo desprop¨®sito de aquel no tan lejano ¨¢lbum de villancicos de Bob Dylan (Christmas in the Heart).
De la misma manera, el ¨¢lbum de duetos de 2015 (Duets: Reworking The Catalogue) sonaba a estratagema comercial de libro, con el agravante de que Morrison colocaba en el mismo saco a mitos personales (P.J. Proby) con advenedizos como Michael Bubl¨¦. Pero no todo genera esa susceptibilidad. Desde que Van vendi¨® su cat¨¢logo a Sony Music tambi¨¦n ha ofrecido ambros¨ªas como la ampliaci¨®n (2016), con m¨¢s de tres horas de grabaciones in¨¦ditas, de su cl¨¢sico It¡¯s Too Late To Stop Now (1974), sencillamente uno de los mejores discos en directo de la historia.
En comparaci¨®n, sus comparecencias sobre las tablas suelen ser ahora mucho menos volc¨¢nicas y m¨¢s ajustadas a las pautas. Morrison ofrece conciertos breves y adustos en los que ya no son habituales ni las espantadas (en Madrid ha abandonado por dos veces el escenario: en el viejo rock¨®dromo, en 1988, y en La Riviera, en 1997) ni aquellos ¨¦xtasis seguramente irrepetibles. Nuestro hombre tiene 72 a?os y, con seguridad, jam¨¢s renunciar¨¢ a este oficio artesanal que sucedi¨® a la limpieza de cristales, pero tambi¨¦n sabe dosificar sus fuerzas. Y podremos catalogar Roll With the Punches o Versatile como obras comparativamente menores, pero sin que dejemos de advertir sobre algo que, en noches como esta, se elevan a la categor¨ªa de evidencia: a¨²n no ha nacido en la jungla de la m¨²sica popular un le¨®n que ruja como ¨¦l.
Babelia
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