El burro travieso del pesebre

?C¨®mo no se le hab¨ªa ocurrido a nadie antes? El burro de Shrek, o algo muy parecido, bocazas, burl¨®n, travieso y valiente ¡ªal menos a ratos¡ª, como protagonista absoluto del camino de Jos¨¦ y Mar¨ªa hasta Bel¨¦n, con el ni?o Jes¨²s a¨²n en el vientre, el rey Herodes como villano absoluto y una versi¨®n de los Evangelios entre el cristianismo superficial y la chiquillada animada de corte c¨®mico. Parece la operaci¨®n comercial definitiva para las Navidades: Se arm¨® el bel¨¦n.

Y sin embargo, el invento, quiz¨¢ eficaz con los m¨¢s peque?os, se antoja de vuelo muy corto en casi todos los aspectos para los adultos. Lo mejor es que la esencia del trayecto evang¨¦lico, la humanidad imperecedera de la mujer embarazada a punto de dar a luz, que no encuentra cobijo ni consuelo, sigue estando ah¨ª en un retrato de Jos¨¦ y Mar¨ªa simp¨¢tico y solvente, incluso en la habilidad para presentar las razonables dudas del marido sobre el embarazo sorpresa de su esposa¡­ aunque la soluci¨®n definitiva para el conflicto se exponga en fuera de campo. Pero el resto, comenzando por la excesiva presencia del slapstick y la acci¨®n, de las carreras y las ca¨ªdas, protagonizadas siempre por animales con poca gracia y nula originalidad, nunca acaba de funcionar.

Colorista, con m¨¢s que aceptables dise?os en los escenarios y en el dibujo de fondos y detalles, pero con un convencional trazado de los personajes, todos parecidos a otros ya vistos en recientes animaciones, Se arm¨® el bel¨¦n, producci¨®n de la divisi¨®n animada de Sony en colaboraci¨®n con el m¨ªtico estudio de Jim Henson, apenas se atreve con alg¨²n gui?o religioso para los adultos y a¨²n menos con un subtexto que trascienda desde la antig¨¹edad hasta situaciones contempor¨¢neas en cierto modo comparables.

Quiz¨¢ sea mucho pedir, pero al menos nos hubi¨¦semos conformado con que los personajes secundarios fuesen m¨¢s vivaces que cargantes ¡ªla paloma, que no es el Esp¨ªritu Santo, es una lata insoportable con su lenguaje de forzado colegueo¡ª, y con que su leve toque humanitario no hubiese estado acompa?ado por un pu?ado de baladas musicales rancias y blandengues.