Sijena: un tesoro entre monjas y pol¨ªticos

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El tesoro art¨ªstico de Sijena

Sor Encielada, que andar¨¢ en los veintipico, se afana en la explicaci¨®n del para¨ªso que Dios le ha procurado en tierra: las luces y las sombras del monasterio de Santa Mar¨ªa de Sijena. Aqu¨ª el sepulcro de Do?a Sancha de Castilla, all¨¢ misteriosos restos de policrom¨ªa sobre la piedra rom¨¢nica, acull¨¢ el trino de unos p¨¢jaros, al doblar la esquina ¡°cuidado, que caen cascotes¡±, y en general un fr¨ªo que pela: los Monegros en diciembre. ¡°Rez¨¢bamos aqu¨ª, pero nos hel¨¢bamos¡±, susurra la sor. Una cosa es amar a Dios y otra morir en el intento. R¨ªe la hermana con la ocurrencia. Pero se le hiela la sonrisa de repente:

¡ª Y ahora han tra¨ªdo el tesoro este que sale tanto en la tele y en los peri¨®dicos¡­ Pues qu¨¦ bien para ustedes, ?no?

¡ª Ah, eso no es cosa nuestra, no tenemos nada que ver.

Pero s¨ª que es, o lo ser¨¢ en breve. El tesoro de Sijena ¡ªla batalla de Sijena cabr¨ªa m¨¢s bien decir¡ª descansa embalado en cajas en la inmensa nave de los antiguos dormitorios del convento fundado en 1183. Desde el pasado martes, los t¨¦cnicos y los conservadores del Gobierno de Arag¨®n van abriendo poco a poco los cajones y levantando los pl¨¢sticos que ocultan las piezas de la mayor discordia art¨ªstico-pol¨ªtica de los siglos XX y XXI en Espa?a.

Altorrelieves en alabastro del siglo XVI, sepulcros de monjas y abadesas del XV, pinturas religiosas del XVII y el XVIII, puertas mud¨¦jares policromadas de un palacio prioral. Seg¨²n unos, el bot¨ªn de un expolio: el que las monjitas sanjuanistas iniciaron en el siglo XIX y culminaron en los a?os 80 y 90 vendiendo todas estas obras y algunas m¨¢s al mejor postor: un cl¨¢sico en la historia de las relaciones entre el clero rural y el patrimonio art¨ªstico espa?ol. Seg¨²n otros, igualmente el bot¨ªn de un expolio: el que la Generalitat de Catalu?a puso en marcha al convertirse en eso, en el mejor postor y quedarse con el tesoro en los a?os 80. Para todos los gustos hay en las claves interpretativas del affaireSijena. Un asunto pol¨ªticamente zanjado pero jur¨ªdicamente a¨²n irresuelto.

Sin due?o definitivo

La conservadora Laura As¨ªn levanta y contempla emocionada la caja mortuoria de Isabel de Arag¨®n. Es una de las piezas que permanec¨ªan expuestas en el Museo de Lleida hasta que, en la madrugada del lunes pasado, fueron evacuadas de sus salas por fuerzas de la Guardia Civil y Mossos d¡¯Esquadra en cumplimiento de la resoluci¨®n judicial dictada por un juez de Huesca en 2015. As¨ªn, jefa del Servicio de Difusi¨®n de Patrimonio Cultural, Archivos, Museos y Bibliotecas del Gobierno de Arag¨®n, explica: ¡°Por motivos legales y judiciales, a¨²n no se pueden intervenir ni se puede proceder a la restauraci¨®n de las piezas¡±.

Mientras los recursos legales interpuestos por la Generalitat no hayan sido resueltos, el tesoro est¨¢ en poder del Gobierno de Arag¨®n¡­ aunque no tiene due?o definitivo. Es un tesoro en tierras de Huesca y, a la vez, por ahora, en tierra de nadie. ¡°Nos dicen nuestros abogados que los recursos de la Generalitat no tienen futuro, pero¡­¡±, admite un portavoz de la Consejer¨ªa de Cultura del Gobierno de Arag¨®n.

¡°Estoy convencido de que el Supremo nos dar¨¢ la raz¨®n y de que las piezas volver¨¢n al Museo de Lleida¡±, sostiene su director, Josep Giralt, quien ha reclamado ya poder inspeccionar las condiciones del espacio donde han sido depositadas en Sijena las obras. ¡°Pues ya me habr¨ªa gustado a m¨ª haber podido inspeccionar el Museo de Lleida antes de ir a retirar las obras, pero no nos dejaron¡±, apostilla contrariada la conservadora Laura As¨ªn.

Su colega Ana Armillas, directora del Museo de Huesca, es otra de las t¨¦cnicas que participa estos d¨ªas en Sijena en las labores de desembalaje y estudio de las piezas. Las dos tomaron parte en el proceso de evacuaci¨®n de obras del Museo de Lleida. ¡°Fue todo muy tenso y muy triste¡±, recuerda Armillas. ¡°Fue una noche muy dura, y si nos ponemos en el lugar de nuestros colegas de Lleida, supongo que tambi¨¦n para ellos debi¨® de serla. Algunos de ellos lloraban cuando las piezas sal¨ªan del museo, lo mismo que nosotras lloramos cuando llegaron a Sijena¡±.

Y mientras los conservadores trabajan en conservar y los pol¨ªticos en hacer pol¨ªtica, en Villanueva de Sijena se frotan las manos. ¡°Es muy buena noticia. Ya cuando vinieron en el verano de 2016 las primeras obras llegaban autobuses enteros los s¨¢bados y los domingos, y lo ten¨ªamos lleno todos los fines de semana¡±, recuerda Mar¨ªa Jes¨²s, propietaria de La Bodega, el ¨²nico restaurante de este pueblo de 400 almas.

El centro de la discordia

El alcalde de Villanueva, Ildefonso Salillas, del Partido Aragon¨¦s Regionalista, subraya la aut¨¦ntica madre del cordero: que, m¨¢s all¨¢ del tesoro de la discordia, las monjas de la orden francesa de Bel¨¦n, de la Asunci¨®n de la Virgen y de San Bruno, moradoras de Santa Mar¨ªa de Sijena desde 1980, accedan por fin a mostrar no solo las piezas del tesoro ahora reunificado, sino el monasterio al completo, un conjunto rom¨¢nico de extraordinario valor art¨ªstico. El equipo de arquitectos Pem¨¢n y Franco trabaja en un proyecto museogr¨¢fico definitivo que incluya el conjunto mon¨¢stico, tesoro incluido. Mientras tanto, y al menos hasta febrero, el espacio donde se exhib¨ªan las piezas que llegaron hace a?o y medio desde el Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC) ha sido cerrado. ¡°Tendr¨¢n que aumentar el horario de visitas y dejar que la gente contemple el monasterio¡±, advierte el alcalde, que sobre el contencioso con Catalu?a tiene las ideas m¨¢s bien claras: ¡°La sentencia del juez de Huesca no tiene grietas donde hincar un recurso¡±.

En la actualidad, el monasterio de Santa Mar¨ªa Reina de Sijena solo admite visitas para grupos de 25 personas los s¨¢bados por la ma?ana, m¨¢s los casos de los pobres diablos despistados que se presenten all¨ª por las buenas, agarren el telefonillo que cuelga del portal de la clausura y pregunten:

¡ª ?Se puede? Es que venimos de lejos.

Y entonces, sor Encielada abrir¨¢ las puertas o dejar¨¢ al visitante con un palmo de narices, seg¨²n le d¨¦. Porque ahora mismo, Santa Mar¨ªa de Sijena parece tierra de nadie. Tambi¨¦n su tesoro.