La nostalgia no era suficiente
Sintetiza su esp¨ªritu de renovaci¨®n capaz de mantener buenas relaciones con el recuerdo en un detalle significativo: ahora pasamos del juego de mesa al videojuego
JUMANJI: BIENVENIDOS A LA JUNGLA
Direcci¨®n: Jake Kasdan.
Int¨¦rpretes: Dwayne Johnson, Kevin Hart, Karen Gillan y Kevin Hart.
G¨¦nero: aventuras. Estados Unidos, 2017
Duraci¨®n: 119 minutos.
Dirigida por Joe Johnston y basada en el libro hom¨®nimo de Chris Van Allburg ¨Cautor de Polar Express-, Jumanji se estren¨® en 1995 y ni siquiera estaba amparada bajo el sello Amblin, pero ocupa en la memoria sentimental colectiva el mismo lugar que ese cine de los 80 que est¨¢ siendo reivindicado como para¨ªso perdido. El pr¨®logo de Jumanji: bienvenidos a la jungla, pel¨ªcula situada en una zona intermedia entre la secuela y la nueva versi¨®n, deja claro que el factor nostalgia resulta tan determinante aqu¨ª como en Stranger Things: el tono del relato y los movimientos de c¨¢mara evocan ese modelo de cine espect¨¢culo que conced¨ªa tanta importancia al factor humano y convert¨ªa la vida de suburbio americano en la puerta a todo tipo de aventura improbable. Pero, como ya ocurr¨ªa en la feminizaci¨®n de Los cazafantasmas que dirigi¨® Paul Feig, Jake Kasdan ¨Cquiz¨¢ no por casualidad hijo de un celebrado director y guionista de esos a?os arc¨¢dicos- sabe que la nostalgia nunca es suficiente. O no deber¨ªa serlo.
Jumanji: bienvenidos a la jungla sintetiza su esp¨ªritu de renovaci¨®n capaz de mantener buenas relaciones con el recuerdo en un detalle sumamente significativo: ahora pasamos del juego de mesa al videojuego, pero antes de que los protagonistas traspasen el velo de la realidad, queda claro que no estamos hablando de una propuesta l¨²dica inmersiva ¨²ltimo modelo, sino de un juego de cartucho. Es decir, lo que ya podemos considerar una reliquia pop. El punto de partida hace posible sostener el cuerpo de la pel¨ªcula sobre una arriesgada premisa: el grupo de cuatro protagonistas adolescentes ¨Cun chico t¨ªmido, su atl¨¦tico amigo, una muchacha asocial y una Instagrammer patol¨®gica- se transforma en sus avatares, que adoptan respectivamente las formas de Dwayne Johnson, Kevin Hart, Karen Gillan y Jack Black. Es decir, unos envoltorios violentamente desajustados a sus temperamentos. La comicidad que surge de esa fricci¨®n y el hecho de que la pel¨ªcula le d¨¦ la vuelta al alma del blockbuster ¨Cdonde las secuencias siempre son potenciales pantallas de videojuego- sofistica y engrandece lo que, de otro modo, hubiese sido plano y redundante.
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