Pero, ?de d¨®nde sacan las ideas los Coen?
Un libro indaga en el universo creativo de los hermanos, mezcla de excentricidad y comedia, a trav¨¦s de sus pel¨ªculas y sus colaboradores
La primera an¨¦cdota que se puede leer en Los hermanos Coen (Libros C¨²pula), de Ian Nathan, procede de Barry Sonnenfeld, hoy glorioso cineasta, pero que empez¨® su carrera a finales de los ochenta como director de fotograf¨ªa, labor que realiz¨® en las tres primeras pel¨ªculas de Joel y Ethan Coen. "El perro de la familia Coen se encontraba en un estado lamentable, hab¨ªa perdido casi la movilidad de sus patas. As¨ª que b¨¢sicamente se arrastraba por la casa. Finalmente, un s¨¢bado por la ma?ana se decidi¨® que los hermanos deb¨ªan llevar al perro al veterinario y poner fin a su miseria. Mientras Joel arrancaba el coche, Ethan se inclin¨® a coger al lamentable animal. Y en ese momento el perro milagrosamente sali¨® disparado sobre sus cuatro patas, corriendo para salvar la vida... derecho a la carretera, donde un coche que pasaba lo atropell¨® y lo mat¨®. Espero que sea verdad", concluye Sonnenfeld, "porque eso explicar¨ªa muchas cosas sobre su sentido del humor".
Da igual las veces que se charle o entreviste a los Coen: nadie puede arrancarles grandes titulares. El mismo Ian Nathan, prol¨ªfico autor ingl¨¦s de libros de cine y colaborador de publicaciones como la revista Empire, se ha puesto delante de ellos en cuatro ocasiones. Infructuosamente. As¨ª que en el libro, Nathan solo puede alcanzar algunos ramalazos de profundidad en la creaci¨®n cinematogr¨¢fica de los Coen porque ambos son parcos en palabras y mucho m¨¢s a¨²n en disertaciones. Dejan que su obra se explique por s¨ª misma, y hasta ah¨ª son capaces de llegar. Por eso el autor de este volumen, profusamente ilustrado, ha decidido hablar con todos los colaboradores y amigos, como otro director, Sam Raimi, para reconstruir la vida de dos tipos sin los cuales el cine moderno ser¨ªa dif¨ªcilmente inteligible. "No me imagino una historia en la que a los personajes no les ocurra ninguna desgracias. ?Qu¨¦ clase de historia ser¨ªa esa?", apunta Ethan Coen.
Y ah¨ª est¨¢ la clave. "Su humor es una mezcla imposible de excentricidad, intelectualidad rural, sentido c¨®mico tanto a nivel f¨ªsico como metaf¨ªsico, una iron¨ªa extremadamente sutil, juegos de palabras idiotas y repetitivos y una debilidad por los cortes de pelo absurdos", asegura William Preston Robertson, amigo de los Coen y compa?ero en su viaje f¨ªlmico bien como actor, bien como responsable de alg¨²n making of. El volumen recorre desde su infancia en Minneapolis (Minnesota), hijos de profesores de Universidad, en los que vieron extra?os programas dobles de cine, probable germen de su eclecticismo marcado con un poderoso estilo, a sus inicios en Nueva York, donde lucharon por poder producir por sus primeros t¨ªtulos, como Sangre f¨¢cil (1984), en la que Joel se enamora de la actriz protagonista, Frances McDormand, que sustituy¨® a la prevista Holly Hunter, que por eso protagoniz¨® la desquiciada Arizona Baby (1987). Bucea en los a?os dorados de los creadores, los noventa, en los que dirigen rotundos triunfos como Muerte entre las flores (1990), Barton Fink (1991) y Fargo (1996), antes de realizar un t¨ªtulo de culto con una legi¨®n de seguidores: El gran Lebowski (1998). Despu¨¦s, entre otros, han llegado algunos trabajos m¨¢s serios, como El hombre que nunca estuvo all¨ª (2001), Un tipo serio (2009) o A prop¨®sito de Llewyn Davis (2013). Y, sobre todo, No es pa¨ªs para viejos (2007), Oscar para Javier Bardem, que en su momento dijo: "No s¨¦ conducir, no hablo bien ingl¨¦s y detesto la violencia", a lo que Joel asever¨®: "Por eso le hemos contratado, para que encarne al personaje de manera sustancial".
Su futuro hoy por hoy parece ligado a una miniserie para Netflix, el western La balada de Buster Scruggs, que enlaza seis historias interrelacionadas. Lo curioso es que siguen con sus risas chirriantes, en un mundo solo habitado por ellos. Y con claras convicciones: "Crearemos encantados para el gran p¨²blico siempre que el gran p¨²blico nos quiera". Volviendo a la introducci¨®n de Nathan: "Cuando una vez le preguntaron cu¨¢l era su filosof¨ªa a la hora de rodar pel¨ªculas. Ethan, graduado en Filosof¨ªa por Princeton, se estremeci¨®. 'Oooh... no tengo ninguna", titube¨®. 'No sabr¨ªa por d¨®nde empezar. Ah¨ª me has pillado. Nunca me lo hab¨ªa planteado. Mejor corramos un tupido velo sobre el tema". ??Seguir¨¢n trabajando juntos? "A¨²n no he detectado ning¨²n beneficio en ello", dice Joel. "No fue algo intencionado", cuenta. Ethan admite: "No lo hicimos aposta". Y Joel concluye: "Son cosas que pasan, y despu¨¦s miras hacia atr¨¢s y es como: 'Oh, vaya'. As¨ª fue como ocurri¨®". Y que no deje de ocurrir.
Babelia
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