El c¨®mico que toc¨® la gloria
Javier Bardem pasea por Hollywood el primer Oscar para un actor espa?ol
Una jornada de gloria como Dios manda. Con su madre y su hermano cerca, con Pen¨¦lope Cruz tambi¨¦n en el escenario, sentado junto a Jack Nicholson, con los amigos de farra en el patio de butacas del teatro Kodak y con la sensaci¨®n de que lo que quer¨ªa contar, su recuerdo a todos los c¨®micos espa?oles empezando por su familia, con sus abuelos Rafael Bardem y Matilde Mu?oz Sampedro, no se dilu¨ªa en una de sus tirrias: el ruido medi¨¢tico.
"Mam¨¢, estoy nervioso". "?Por qu¨¦? No te lo van a dar"
Para convertirse en el primer int¨¦rprete espa?ol en ganar una estatuilla, Bardem tuvo que pasar alg¨²n que otro sustillo y muchos alegrones. Tras una noche de champ¨¢n y langosta en la fiesta de Miramax, celebrada en el selecto club Soho House, junto a Pen¨¦lope Cruz, code¨¢ndose con Elton John, rodeado de esos amigos que encabezaban su hermano Carlos y Fernando Le¨®n, algunos de ellos reci¨¦n llegados, la ma?ana de los Oscar Javier se levant¨® con una principal preocupaci¨®n: mam¨¢. V¨ªa Francfort, Pilar Bardem aterrizaba unas pocas horas antes de la ceremonia desde Madrid. "Me pidi¨® que me asegurara de que en la aduana hubiera alguien que la ayudara con inmigraci¨®n. ?sa era su ¨²nica inquietud, lo del premio parec¨ªa darle m¨¢s igual". El otro problema log¨ªstico, colocar a sus acompa?antes en el teatro Kodak, lo hab¨ªa arreglado d¨ªas antes. "He tra¨ªdo a 12 personas de Espa?a y cuesta mucho encontrar tantas entradas para los Oscar. Se lo agradezco a Elyse Scherz, mi agente americana, que lo ha logrado". Traje de Prada y a la ceremonia con el agradecimiento redactado antes y bien memorizado. "Con los premios he aprendido algo: no controlo el idioma, as¨ª que m¨¢s val¨ªa no improvisar. Y quer¨ªa agradec¨¦rselo a mucha gente".
La alfombra roja, que hace un recodo a los pies del teatro Kodak, sirve como inmenso plat¨® de televisi¨®n para la promoci¨®n de pel¨ªculas y exaltaci¨®n corporal de la belleza hollywoodiense. Javier coloc¨® a los amigos en la cola para entrar y se dedic¨® a hablar con los principales medios estadounidenses y espa?oles. "La alfombra roja es una experiencia surrealista, antinatural, que tiene que ver con la sobreexcitaci¨®n. En realidad, en esta ocasi¨®n he hecho muy poca y me he centrado en los medios espa?oles".
A la gala. Sentado en primera fila, entre su madre y Jack Nicholson, Javier disfruta del espect¨¢culo. "Lo vi y pens¨¦: '?C¨®mo mola mi pistola!'. Nicholson te mira y se r¨ªe, y dice las cosas muy bajitas, en un ingl¨¦s ininteligible y t¨² flipas y piensas: 'Me da igual, pienso responderle con m¨¢s sonrisas, porque si no me r¨ªo, me da miedo'. Est¨¢ ya de vuelta de todo". A su izquierda, do?a Pilar, siempre c¨¢ustica. "Le digo: 'Mam¨¢, estoy nervioso'. Y me responde: '?Por qu¨¦? No te lo van a dar. No te preocupes. Y si hay suerte, divi¨¦rtete'. Yo s¨®lo pude decirle: '?Pero qu¨¦ demonios?'. En realidad ella ha vivido las subidas y bajadas, las luces y las sombras de esta profesi¨®n y me calma tenerla a mi lado".
Sexto galard¨®n de una tarde lluviosa. Seis y veinte en Los ?ngeles. Jennifer Hudson abre el sobre para leer el premio al mejor actor secundario. Javier oye su nombre, besa a su madre, saluda a Nicholson, a Josh Brolin y Tommy Lee Jones, sentados justo detr¨¢s, y sube al escenario: "S¨®lo tienes 45 segundos, y quieres acordarte de todos. De mi hermano Carlos, de mi hermana M¨®nica, de mi madre, de mi profesor de interpretaci¨®n, Juan Carlos Corazza, con el que he preparado este personaje y otros, de Bigas Luna, de Julian Schnabel, de mis agentes... Y resaltar el valor de la palabra c¨®mico, y hacerlo en espa?ol y en ingl¨¦s. Y no puedes porque ves una cosa as¨ª
[Bardem imita con las manos unas agujas horarias que se cierran] y a un se?or haciendo se?as". El canario retorna a su butaca. "Quer¨ªa hacer llorar a mi madre y lo he logrado. Cuando he vuelto le he preguntado si se hab¨ªa enterado de lo que hab¨ªa dicho y no lo ten¨ªa muy claro". Bardem no se mueve: quiere aparecer en los planos televisivos apoyando al resto del equipo cada vez que se anuncie una candidatura para No es pa¨ªs para viejos. S¨®lo abandona su sitio en los descansos para ir al bar.
Concluida la ceremonia, rueda de prensa oficial, donde responde en ingl¨¦s y castellano, paso r¨¢pido por el baile del gobernador, y viaje a¨²n m¨¢s r¨¢pido a Sunset Boulevard para encontrarse con la prensa espa?ola en el selecto hotel Chateau Marmont, en cuyo bar arranca la fiesta de la pel¨ªcula. En la habitaci¨®n 36, Bardem pide una bebida -"es momento de cerveza, nada de Coca-Cola"-, se echa un pitillo y suelta varias perlas: "Soy m¨¢s guapo que Rajoy"; "No creo que Espa?a est¨¦ preocupada por este premio"; "?D¨®nde voy a poner la estatuilla? Me preocupa m¨¢s c¨®mo pasar los arcos de metal de los aeropuertos. Si suena esto no pensar¨¢n que soy de Al Qaeda". Y a su fiesta privada, a quemar Los ?ngeles. La gloria bien merece una resaca hist¨®rica.
Babelia
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