Fe en la goleada
Un buen material de partida para una comedia blanca que se malogra
El costumbrismo suele tener siempre un as en la manga para proveerse indefinidamente de llamativos toques de atenci¨®n: la realidad es un yacimiento inagotable para lo parad¨®jico y lo aparentemente insensato. As¨ª pues, la existencia de una Champions Clerum, competici¨®n deportiva que enfrenta a equipos de futbol sala europeos integrados por sacerdotes podr¨ªa parecer la afortunada ocurrencia de un guionista con ganas de jugar a hacer una comedia de la Ealing, pero resulta que es material estrictamente proporcionado por la realidad: nacida en 2005, la competici¨®n ha obtenido sus puntuales y dispersos ecos informativos, ricos en la explotaci¨®n de lo anecd¨®tico ¨Cla querencia de los hombres de fe por el juego limpio y su resistencia a blasfemar en la cancha-, que atrajeron la atenci¨®n del hasta ahora guionista Curro Vel¨¢zquez a la hora de encontrar una premisa para su opera prima como director.
QUE BAJE DIOS Y LO VEA
Direcci¨®n: Curro Vel¨¢zquez.
Int¨¦rpretes: Karra Elejalde, El Langui, Alain Hern¨¢ndez, Macarena Garc¨ªa.
G¨¦nero: comedia.
Espa?a, 2017
Duraci¨®n: 95 minutos.
Que baje Dios y lo vea ¨Cproyecto que naci¨® bajo el t¨ªtulo de Uno, equis, Dios- se inscribe dentro de esa tradici¨®n de comedia deportiva que centra su atenci¨®n en la superaci¨®n de un reto colectivo desproporcionado en aras de una simb¨®lica derrota del Bien contra el Mal: en este caso, los novicios de un monasterio amenazado por la especulaci¨®n aspirar¨¢n a ese triunfo en la Champions Clerum que les garantizar¨¢ la protecci¨®n del territorio. Un buen material de partida para una comedia blanca que, no obstante, se malogra en un resultado que parece delatar un denso entramado de decisiones de productor caracterizadas por el automatismo y la m¨ªmesis irreflexiva de ¨¦xitos de taquilla precedentes.
Resulta desalentador que a un actor como Karra Elejalde no se le pida (o no se le deje) construir un personaje, porque lo que se busca no es a un actor que interprete a un monje, sino la inmediata comicidad derivada de un Karra ¨Ca poder ser, el mismo Karra de sus ¨²ltimos trabajos- con h¨¢bito. Que la pel¨ªcula conciba a los novicios como una suerte de tiernos inmaduros afectivos y que el camino a la victoria pase por la celebraci¨®n de ese tan fastidioso factor identitario ¨Clos cojones- corona el desaliento.
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