¡®Get Shorty¡¯: sangre y sarcasmo en la miseria de Hollywood
La serie protagonizada por Chris O'Dowd y Ray Romano hace justicia al maestro Elmore Leonard
Como dice el director de cine Rodrigo Cort¨¦s citando una frase muy repetida en su mundillo, ¡°el estado natural de una pel¨ªcula es que no exista¡±. Una sentencia que no hace sino demostrar que, a pesar de todo y de las toneladas de basura que nos tragamos cada temporada, lo normal es que un proyecto cinematogr¨¢fico se quede en nada. Esto puede ocurrir en la fase inicial o tras a?os de investigaci¨®n y planificaci¨®n y millones de d¨®lares gastados como pas¨® con David Lean y la adaptaci¨®n de Nostromo.
Get Shorty, producci¨®n de Epix que en Espa?a se puede ver en HBO, plantea todo esto desde un punto de vista distinto y apoyado en un relato de Elmore Leonard. Si est¨¢ detr¨¢s el maestro Leonard ya sabemos los ingredientes de la receta: un tono muy particular, sarcasmo a raudales y la violencia necesaria. Lo dif¨ªcil cuando se adapta al autor de Ciudad Salvaje es conseguir reflejar en la pantalla ese tono tan particular. Se logr¨® en Justified, gracias en parte a la participaci¨®n del propio Leonard en los primeros guiones y a pesar de que Fire in the Hole, el texto de partida, era solo una excusa. Y Davey Holmes lo ha logrado en Get Shorty.
Pero contemos un poco de la historia. Miles Daly es un asesino a sueldo cansado de serlo, harto de limpiar la basura de su jefa, la se?ora Amara (grandioso personaje) y loco por recuperar a su hija de 12 a?os y su esposa, que le cambi¨® por un impoluto profesor de golf el d¨ªa que le encontr¨® con un tiro en la tripa en medio de la cocina. Ya saben, no todas pueden ser Carmela Soprano. Daly est¨¢ acompa?ado por Louis Darnell, un morm¨®n con pinta de haber salido de una peli musical muy mala de hace 40 a?os, un tipo que sigue virgen porque su religi¨®n proh¨ªbe el sexo fuera del matrimonio pero que ha hecho ¡°un pacto con Dios¡± para hacer uso de su gatillo f¨¢cil. En una de sus expediciones, Louis pega un tiro en la cabeza a un guionista que deb¨ªa dinero a su jefa. Antes de dejar la escena del crimen como si no hubiera pasado nada, Miles se hace con ¨¦l guion que hay encima de la mesa, costra de sangre incluida, y decide que ese es el punto de inflexi¨®n de su vida.
La idea suicida que se le ocurre es la siguiente: que la pel¨ªcula sea la v¨ªa para lavar los millones de d¨®lares que su jefa consigue en su casino de Nevada por medios poco ortodoxos y que no sabe d¨®nde poner. Para ello se al¨ªa primero con un productor de pel¨ªculas de serie Z que van directamente al mercado de v¨ªdeo, un perdedor nato (muy bien llevado por Ray Romano), y despu¨¦s, gracias a su capacidad de convicci¨®n, con un gran estudio. Y hasta aqu¨ª vamos a contar.
A partir de este planteamiento, la historia (que ya tuvo su adaptaci¨®n al cine en 1995 protagonizada por John Travolta) camina en un equilibrio precario entre el mundo de la mafia y el narcotr¨¢fico, el drama familiar y, sobre todo, la s¨¢tira acerca del mundo del cine. ¡°Soy productor de cine, no tengo ni puta idea de lo que hago y parece que todo va bien¡±, suelta Miles en medio de una fiesta. Poco a poco el expistolero (que realmente no puede dejar de serlo del todo) descubre que es una industria no tan distinta de aquella y le ha dado de comer hasta entonces y decide usar m¨¦todos parecidos para conseguir sus objetivos. El problema es que se da cuenta tambi¨¦n de que no solo quiere mover el dinero de su jefa sino tambi¨¦n hacer una buena pel¨ªcula y a la propia Amara le entran ¨ªnfulas art¨ªsticas y se inmiscuye en el rodaje.
Todo ser¨ªa una locura si no fuera porque, insistimos, el tono funciona y el protagonista est¨¢ rodeado de grandes secundarios. Su compa?ero es un buen contrapunto a la actitud pasional y a veces brutal del inmigrante norirland¨¦s que es en realidad Miles, interpretado por un Chris O'Dowd que le a?ade a la caracterizaci¨®n una chepa, un acento y unos andares muy adecuados, pero el gran hallazgo es Amara, personaje que en algunas ocasiones amenaza con devorar la trama y que es merecedora de un spin-off.
Tras un inicio alocado, la serie aguanta muy bien y un final punky y que huye de la tentaci¨®n de arreglarlo todo remata la faena. Se ha hecho justicia con el maestro Leonard.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.