¡®La Bella y la Bestia reloaded¡¯
Guillermo del Toro cosecha un ¨¦xito monstruoso con el estreno de 'La forma del agua'
El estreno de La forma del agua, la ¨²ltima y premiada cinta del mexicano Guillermo del Toro, firme candidata a llevarse varias estatuillas en los pr¨®ximos Oscar, ha sido en M¨¦xico (en el resto de Am¨¦rica Latina se ver¨¢ entre el 18 de enero y el 23 de febrero) un ¨¦xito monstruoso. Imposible conseguir entrada, a pesar de que, por ejemplo, en varias salas de la capital mexicana hay pases de la pel¨ªcula casi cada hora. Una vez que uno se hace con el preciado boleto, la cinta deja al espectador clavado en su butaca durante dos horas que pasan como un suspiro, en parte gracias a una direcci¨®n art¨ªstica magistral para un filme que combina el g¨¦nero de esp¨ªas, la ciencia ficci¨®n, el hiperrealismo, el romanticismo, la comedia musical y los cuentos de hadas, todo ello adornado con referencias a viejas pel¨ªculas, a series de televisi¨®n de su infancia, a c¨®mics e incluso a cierto humor gore tarantiniano.
Del Toro vuelve as¨ª a la quintaesencia de su cine (tras Pacific Rim y La cumbre escarlata, m¨¢s hollywoodienses) y retoma la senda de El laberinto del fauno, solo que en vez de la posguerra espa?ola, sit¨²a la historia en la Norteam¨¦rica de los comienzos de los 60, en la histeria y el paroxismo de la Guerra Fr¨ªa contra el enemigo sovi¨¦tico, en un pa¨ªs en plena lucha por las libertades civiles, en el que los gays y los diferentes no tienen sitio en una sociedad aparentemente id¨ªlica, pero que por debajo esconde la caza de brujas, la intolerancia y el odio al otro. Aunque la pel¨ªcula fue rodada antes de que Donald Trump llegase a la presidencia, ?les suena de algo?
A diferencia de Ofelia, que se emancipa cuando conoce al fauno, aqu¨ª es el amor con una criatura que no es extraterrestre, sino un ser acu¨¢tico encontrado en el Amazonas (el mismo actor en ambos casos, Doug Jones), lo que redime a Elisa (magn¨¦tica Sally Hawkins) de su insignificante existencia como limpiadora en un centro secreto de investigaci¨®n gubernamental en Baltimore. Muda, no solo porque no habla sino porque est¨¢ sola en el mundo, sin m¨¢s compa?¨ªa que un vecino homosexual y solitario (magn¨ªfico y tierno Richard Jenkins), su amiga afroamericana y compa?era de trabajo, Zelda, y un cient¨ªfico ruso infiltrado que quiere sabotear los planes de los americanos, todos frikies en un mundo perfecto, minoritarios en un pa¨ªs que no los admite. Elisa y El Activo, como le llaman, protagonizan una versi¨®n de La Bella y la Bestia que supone una transgresi¨®n moral nunca vista en el cine en la que, adem¨¢s, la bella no es bella y la bestia no es bestia, sino mucho m¨¢s humana que los humanos que la rodean.
El punto de partida de la historia es, para la cr¨ªtica, el cl¨¢sico de la Universal La criatura de la laguna negra (1954) en la que un grupo de expedicionarios estadounidenses encuentra a una criatura, mitad pez mitad humano, en el Amazonas. Del Toro da la vuelta a esa historia y nos muestra a ese ser siendo objeto de la crueldad de un personaje tan odioso como el que interpreta Michael Shannon, un gran malo que cumple ¨®rdenes, lejos de una caricatura maniquea como ocurre en tantas pel¨ªculas estadounidenses.
Denuncia de una sociedad llena de monstruos reales como la que vivimos ahora, La forma del agua es quiz¨¢ una de las historias de amor m¨¢s emocionantes, ins¨®litas y po¨¦ticas (a veces, casi muda como The Artist, a veces con toques de Am¨¦lie) que se han visto en una pantalla y plantea tambi¨¦n una pregunta inquietante, que Del Toro deja, como otras, sin respuesta: ?Por qu¨¦, como ya ocurr¨ªa en la mexicana Camino a Marte, en varias pel¨ªculas de este siglo las mujeres encuentran el amor en seres de otro planeta o al menos no humanos?
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