La revoluci¨®n de las ideas

Cuando, en I¡¯m Not Your Negro, Raoul Peck rescataba las palabras de James Baldwin para darles nueva vida, su intenci¨®n no era tanto la de preservar la memoria de la lucha por los derechos civiles (que tambi¨¦n), sino comprobar c¨®mo resonaban las palabras del escritor sobre las im¨¢genes de un presente que sigue siendo el escenario de una encarnizada lucha. All¨ª eran las armas del documental las que le permit¨ªan levantar un discurso propio a partir de la resurrecci¨®n de un discurso ajeno. En El joven Karl Marx, el marco se adapta a las exigencias convencionales y eminentemente did¨¢cticas del biopic, pero el cineasta demuestra que, incluso en un g¨¦nero derivado de una tradici¨®n literaria nacida al servicio de la construcci¨®n de una identidad burguesa en el siglo XVIII, es posible hacer la revoluci¨®n¡­ aunque sea dentro de un orden.

El Like a Rolling Stone de Bob Dylan acompa?a, en los cr¨¦ditos finales de El joven Karl Marx, un montaje de im¨¢genes que levanta acta de la perenne vigencia del pensamiento del fil¨®sofo alem¨¢n. La lucha de clases era y es una realidad, aunque el recuerdo de las derivas que pervirtieron la pureza de la utop¨ªa comunista a lo largo del siglo XX ¨Csiempre en la agenda de esa doctrina del miedo que el orden neoliberal suministra con met¨®dica regularidad- tenga atenazado a un proletariado al que la revoluci¨®n le empieza a parecer casi un extrav¨ªo malsonante. Peck no es marxista ¨Cel compromiso pol¨ªtico de quien fue ministro de cultura en Hait¨ª durante dos a?os se inscribe en el ¨¢mbito del nacionalismo anti-imperialista-, pero tiene claro que de Karl Marx no le interesan ni la estatua conmemorativa, ni la figura de cera, sino la energ¨ªa de ese momento vital en el que, con la complicidad de Engels, entraron en combusti¨®n unas ideas capaces de transformar el mundo.

El joven Karl Marx es, as¨ª, una pel¨ªcula de ideas en movimiento, con combates dial¨¦cticos en el lugar de las escenas de acci¨®n y un especial cuidado en reivindicar lo privado como zona de experimentaci¨®n de nuevas maneras de amar, vivir e imaginar futuros colectivos. Guionista de Jacques Rivette y veterano de la etapa mao¨ªsta de Cahiers du Cin¨¦ma, el co-guionista Pascal Bonitzer ayuda a Peck a sintetizar y condensar largos procesos ideol¨®gicos en un trabajo que muchos han subestimado por su vocaci¨®n cl¨¢sica, sin apreciar la sostenida inteligencia de sus decisiones narrativas.