La mirada sincera
El Grupo Afal reuni¨® a un grupo de j¨®venes fot¨®grafos heterog¨¦neo en los relatos, pero un¨ªvoco a la hora de enfrentarse sin filtros a la realidad
En Almer¨ªa, en la d¨¦cada de 1950, dos locos por la cultura so?aron un nuevo horizonte para la fotograf¨ªa. Sab¨ªan que dos eran pocos, que necesitaban la fuerza del colectivo y, para lograrlo, buscaron en Madrid y Barcelona otros que, como ellos, hubieran despertado a una nueva manera de mirar el mundo. ?Fotograf¨ªa, despierta!, titularon uno de los art¨ªculos lanzados desde la peque?a y libre revista Afal (1956- 1963). En su respuesta acudieron las cartas entusiastas de un pu?ado de inquietos que, como ellos, sent¨ªan que su generaci¨®n, de no reaccionar a tiempo, estaba condenada a vegetar.
As¨ª, Carlos P¨¦rez Siquier y Jos¨¦ Mar¨ªa Artero armaron, desde la regi¨®n m¨¢s atrasada de la Espa?a franquista, uno de los escasos movimientos culturales del periodo que no tard¨® en darse a conocer en el extranjero. Un colectivo joven como reuni¨®n de disidencias. Heterog¨¦neo en los relatos, pero un¨ªvoco a la hora de enfrentarse sin filtros a la realidad: de actitud sincera, sin prejuicios formales, sirvi¨¦ndose de la imagen como un diario de ruta, devolviendo los est¨ªmulos en fotos como pu?etazos. Todas esas definiciones son suyas, llenas de admiraciones y cargadas de vehemencia. Estos j¨®venes persegu¨ªan la teor¨ªa en una reflexi¨®n experimental, apenas le¨ªda, desde la apartada autarqu¨ªa de un pa¨ªs censor que hab¨ªa acabado con la tradici¨®n fotoperiod¨ªstica de antes de la guerra y cuyos fot¨®grafos viv¨ªan ensimismados en las agrupaciones de las que estos j¨®venes hu¨ªan, con la voluntad de hacer de la fotograf¨ªa un modo de vida y, en consecuencia, de llevar una especial manera de vivir.
Lo peculiar del Grupo Afal es que re¨²ne bajo su marca a los mejores autores de aquel periodo, un acierto que P¨¦rez Siquier siempre define como una corazonada que les impuls¨® a la apuesta por el caballo ganador. Pasados los a?os, y ya en la madurez, cualquiera de estos autores se reafirm¨® en la pertenencia al grupo, como un estigma que les relaciona en esa otra forma de entender la imagen como expresi¨®n del mundo y no de uno mismo. Fotograf¨ªa como comunicaci¨®n, en la que el espectador es tambi¨¦n sujeto de la interpretaci¨®n est¨¦tica.
Una importante colecci¨®n de fotograf¨ªas del Grupo Afal ingresar¨¢ en el Reina Sof¨ªa. Es el primer paso para poner en valor la fotograf¨ªa espa?ola frente al arte contempor¨¢neo, pero responde al final de un proceso en el que el esfuerzo y la generosidad de muchas personas -donantes, autores, herederos- llegaron al acuerdo de llevarlo a cabo.
El Grupo Afal se constituy¨® en su tiempo para presentar a la fotograf¨ªa espa?ola en el extranjero y hoy nos representa a todos a trav¨¦s de paisajes y gentes: Andaluc¨ªa, en La Chanca de P¨¦rez Siquier; Madrid, en las fotos de Cuallad¨® y de G¨®mez; Asturias a los ojos de Gonzalo Juanes, Vitoria retratada por Schommer. Y un grupo brillante de fot¨®grafos catalanes: Masats en los Sanfermines de Pamplona, Onta?¨®n analizando su vivir en Madrid y Ubi?a siguiendo a Hemingway y a Carmen Amaya; Terr¨¦ en Galicia, Miserachs prendido de la Costa Brava, Pom¨¦s y Maspons retratando una Barcelona que aspiraba a ser referente de modernidad o Joan Colom explicando historias privadas del barrio chino. Estas fotograf¨ªas nos muestran lo que fuimos para entender lo que somos. Son el espejo fragmentado del extenso territorio peninsular, cambiante a trav¨¦s de la idiosincrasia de cada uno de sus pueblos. Porque m¨¢s all¨¢ de las circunstancias concretas o las diferencias, ahondan en lo que sus autores entend¨ªan como la verdad del ser humano.
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