Claribel se despide con casta?uelas
Amaneci¨® gris el cielo en Managua. Triste, como tristes estamos hoy en esta tierra porque ha muerto Claribel Alegr¨ªa
Amaneci¨® gris el cielo en Managua. Triste, como tristes estamos hoy en esta tierra porque ha muerto Claribel Alegr¨ªa. Parafraseando a Dar¨ªo en su descripci¨®n de San Francisco de As¨ªs, ella era una mujer de ¡°coraz¨®n de lis, alma de querube, lengua celestial¡± En el mundo de las letras donde hay s¨®tanos y callejones, Claribel ocupaba un patio luminoso como el de su peque?a casa en Managua. All¨ª, puntualmente a las 5 de la tarde, ella se sentaba a esperar a los m¨²ltiples amigos y j¨®venes poetas que la visitaban. Y es que el don de la amistad le fue dado al mismo tiempo que el de la poes¨ªa. De joven conquist¨® la de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, que fue su padre literario. M¨¢s adelante cultiv¨® lazos entra?ables con poetas y escritores como Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Robert Graves, Julio Cort¨¢zar y su querido editor, Chus Visor.. A su calidad literaria correspondi¨® una calidad personal extraordinaria, lo que el poeta nicarag¨¹ense, Jos¨¦ Coronel Urtecho llam¨® ¡°la majestad secreta de su persona.¡± Fueron los poetas j¨®venes, por cierto, lo que, en Nicaragua, empezaron a llamarla ¡°su majestad.¡±
La m¨ªnima y dulce Claribel blandi¨® tambi¨¦n la espada de fuego que protege los sue?os, la justicia y la plena humanidad. Fue una mujer comprometida con sus ideas. Desde 1979 dej¨® su retiro en el Deja, en la Isla de Mallorca, para vivir en Nicaragua, con el amor de su vida, su esposo, Bud Flakoll. La poes¨ªa de Claribel es la de una vida plena, donde no falt¨® el amor, el dolor ajeno, las ilusiones pol¨ªticas, el desencanto, la maternidad, las trampas de la cotidianeidad. La intimidad de su voz po¨¦tica es un prodigio de sencillez y precisi¨®n. Sus poemas son construcciones leves que guardan un exquisito equilibrio. El ritmo de su poes¨ªa crea una m¨²sica muy suya, su propio ¡°clarilegio¡± y alcanza un perfecci¨®n formal pocas veces vista en Centroam¨¦rica. El lenguaje ¡°celestial¡± de Claribel, fue reconocido en 2017 cuando recibi¨® el Premio Reina Sof¨ªa de Poes¨ªa Iberoamericana; el broche de oro de una carrera fruct¨ªfera y el galard¨®n que la coron¨® a los 93 a?os.
Su ¨²ltimo libro, Amor sin fin, es un poema largo, donde ella, como un Dante tropical recorre el camino de su propia muerte. Fue su canto postrero al misterio pero tambi¨¦n una desafiante invitaci¨®n a la parca, que ella sab¨ªa le andaba rondando.
Nuestra poeta se va pero nos deja una obra que afirma la belleza de la vida y nos llama a celebrarla con las casta?uelas de la alegre claridad de su risa.
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