Ruido y principios
El d¨²o californiano No Age demuestra en su nuevo disco que siguen civiliz¨¢ndose sin domesticarse
Un art¨ªculo publicado en el LA Weekly en 2015 resume bien la idiosincrasia de este d¨²o californiano formado por unos millennials at¨ªpicos, quienes, a base de mucho ruido y bastante furia, se han hecho, desde su irrupci¨®n en 2007, un hueco en la cada vez m¨¢s fraccionada e irrelevante escena del rock alternativo. El semanario angelino dedicaba una p¨¢gina a un proyecto de mecenazgo musical que hab¨ªa emprendido en la ciudad una marca de bebidas energ¨¦ticas. Las bandas, m¨¢s o menos todas de la edad de los integrantes de No Age, abrazaban sin ambages la ayuda de la firma. Ellos, en cambio, admit¨ªan que antes de sumarse al proyecto tuvieron que hacer una investigaci¨®n sobre la naturaleza de la casa patrocinadora. ¡°Pens¨¢bamos que eran parte de una gran corporaci¨®n, pero resulta que no¡±, declaraban. A rengl¨®n seguido, a?ad¨ªan que otra firma de la competencia, una que s¨ª est¨¢ en manos de un conglomerado multinacional, jam¨¢s hubiese contado con ellos para nada. En una ¨¦poca y para una generaci¨®n que no solo ha aprendido a convivir con las marcas, sino que si ma?ana la colocas en un festival sin patrocinios no sabr¨ªa ni encontrar el camino al ba?o, No Age son un par de bichos raros. Utilizan el garaje para ensayar canciones, no para idear apps. Se encargan de la fabricaci¨®n de sus vinilos y de las camisetas de la banda y llevan ellos mismos su cuenta de Twitter. Hay miles de bandas que a¨²n hacen eso, es cierto, pero casi no queda ninguna que haci¨¦ndolo participe en mastod¨®nticos proyectos art¨ªsticos en Grecia junto a Chlo? Sevigny, sea entrevistada en The New Yorker o sus referencias aparezcan con regularidad durante casi una d¨¦cada en las listas de mejores discos del a?o.
M¨¢s de cuatro despu¨¦s de su ¨²ltimo largo, el guitarrista Randy Randall y el bater¨ªa y cantante Allen Spunt reaparecen con este Snares Like a Haircut. En muchos aspectos podr¨ªa entenderse como una evoluci¨®n del sonido que asomaba en su anterior referencia, el ya bastante civilizado An Object. En sus inicios fueron c¨¦lebres con algo que se vino a llamar ambient punk, que no consist¨ªa m¨¢s que en hacer un ruido terrible que, por alguna extra?a raz¨®n, daba mucha paz. Algo tuvo que ver tener como vocalista y bater¨ªa a un tipo que no sab¨ªa cantar ni tocar la bater¨ªa. Una maravilla.
Poco a poco, la pareja ha ido evolucionando hacia un sonido y unas estructuras m¨¢s cercanas a aquellas bandas que a finales de los ochenta convirtieron al rock alternativo a la generaci¨®n de sus hermanos mayores. Entre el ruido y el esfuerzo por no hacer ruido transcurre la mayor parte de este largo. ¡®Send Me¡¯ es un himno noventero que pod¨ªan haber firmado Pavement, mientras que ¡®Soft Collar Fad¡¯ no desentonar¨ªa en el Daydream Nation de Sonic Youth. ¡®Drippy¡¯ es ese tema de punk pop que ya nadie es capaz de hacer sin parecerse a los malditos Green Day, ¡®Stuck in the Charger¡¯ es shoegaze ensimismado y en ¡®Third Grade Rave¡¯ aparece un saxo, porque sin un gui?o al pospunk no hay disco alternativo que vaya a ning¨²n sitio desde aproximadamente 2004. No tiene el elemento de sorpresa e incomodidad de sus primeros ¨¢lbumes, pero tampoco es un ejercicio de retirada hacia la colecci¨®n de vinilos de sus mayores. Es, simplemente, la confirmaci¨®n de que a¨²n es posible sacar m¨²sica adelante basada en aquello anteriormente conocido como principios.
No Age. 'Snares Like a Haircut'. Drag City.
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