Carme Chaparro: ¡°Me pone a mil una exclusiva¡±
La presentadora de los informativos de Cuatro cumple 20 a?os delante de las c¨¢maras
A las 9.50 de la ma?ana, estucado ya el rostro con el maquillaje de la tele, Carme Chaparro, conductora del informativo de las 14 horas en Cuatro, teclea su segunda novela con una mano en un port¨¢til de tapa rosa y con la otra consulta cada 30 segundos el m¨®vil. Est¨¢ pendiente, dice, de un "asunto caliente" que van a tratar en El programa de Ana Rosa, en antena en ese momento. A¨²n as¨ª, se muestra c¨¢lida, colaboradora, casi entusiasta durante la entrevista y no deja tema sin abordar ni fleco sin resolver. Al salir, su tel¨¦fono ¡ªy el m¨ªo¡ª arde como si se acabara el mundo con el bombazo de los mensajes de Puigdemont. Sonr¨ªe. Calladito se lo lo ten¨ªa, la colega.
De colega a colega y de mujer a mujer, ?le pone m¨¢s una exclusiva o, no s¨¦, el Thor de pel¨ªcula?
Sin duda, una exclusiva, ya que no me das la opci¨®n de mi marido. S¨ª, una exclusiva me pone a mil.
Es tuitera y le llaman de todo. Prefiere un lover o un hater?
A alguien que me ponga en mi sitio: se aprende m¨¢s. Ahora, me he vuelto m¨¢s intolerante con los est¨²pidos. He pasado el ecuador de mi vida, estoy en la cuenta atr¨¢s y no voy a peder tiempo.
Lleva 20 a?os ante la c¨¢mara. ?Ha dicho que no a ser jefa?
S¨ª, lo hice, y me arrepiento.
?Y ese acto de contricci¨®n?
Porque me he hecho mayor, y he aprendido que yo lo valgo. He visto a hombres postularse y las mujeres, no. Tenemos el s¨ªndrome de la tiara, esperamos a que nos digan lo buenas que somos. Y, oye, no, yo lo valgo, entonces, reclamemos nuestro puesto.
?Cobra lo mismo que sus hom¨®logos hombres?
Pues mira, no lo s¨¦, y me gustar¨ªa saberlo. Soy de la cantera de mi empresa y nunca lo he preguntado, pero igual deber¨ªamos hacer ese ejercicio. El que ha hecho la BBC, o el que est¨¢ haciendo Alemania, que a partir de ahora va a permitir que todo el mundo conozca los sueldos.
Veinte a?os dando la cara
Carme Chaparro (Barcelona, 1973) se puso a los 24 a?os frente a la c¨¢mara y ah¨ª sigue, impert¨¦rrita, con un pitido constante en el o¨ªdo, seg¨²n confes¨® hace poco. Hoy, presenta las noticias en Cuatro y escribe la secuela de su novela No soy un monstruo.
Se moja en temas sociales. Eso choca con la imagen del conductor de informativos hier¨¢tico en su torre de metacrilato.
Nadie sabe a qu¨¦ partido voto, me preocupar¨ªa m¨¢s eso. Expresar mis ideas sobre libertades y cuestiones ¨¦ticas fundamentales me parece no un derecho, sino casi una obligaci¨®n.
Los periodistas no estamos en nuestro mejor momento de popularidad. ?Qu¨¦ nos ha pasado?
Estamos perdidos, aturdidos. Buscando nuestro sitio. Nos ha pillado la tormenta perfecta: la crisis, la precarizaci¨®n, la inmediatez, la vor¨¢gine de las redes. Eso de 'yo tengo Twitter y ya s¨¦ de qu¨¦ va el mundo'. Pues no, t¨² vives, vivimos, en tu burbuja digital. Sigues, seguimos, a quien refuerza tu opini¨®n. Tienes, tenemos un Google sesgado. Hoy los periodistas somos m¨¢s necesarios que nunca para el esp¨ªritu cr¨ªtico.
Algo haremos mal. ?Tratar la informaci¨®n como espect¨¢culo?
En tele trabajamos con im¨¢genes y quiz¨¢ el poder de la emoci¨®n se multiplica, porque ves y oyes las historias, pero todos: radio, prensa y televisi¨®n, hemos cambiado la forma de contar las noticias para hacerlas m¨¢s atractivas. ?Errores? Todos, cada d¨ªa.
?Cu¨¢ntos acontecimientos 'hist¨®ricos' cuenta a la semana?
Jaja, unos cuantos. Tenemos que hacer una reflexi¨®n. Nos va a pasar como a Pedro y el lobo y cuando sea hist¨®rico de verdad vamos a tener un gatillazo hist¨®rico. Evitemos decir ?hist¨®rico', a no ser que sea ir¨®nico.
En su novela hay malos, pero para malos, el informativo.
S¨ª, Bret¨®n, El Chicle, esos s¨ª que dan miedo. Nunca una ficci¨®n puede imitar lo m¨¢s duro y crudo del alma de determinadas personas. Si nos lo contaran en una novela no lo creer¨ªamos.
Tele, libros,... ?Le da la vida?
Mira, ayer me ech¨¦ a llorar sola. Ten¨ªa fiebre, iba fren¨¦tica, no daba abasto, y eso siendo una privilegiada: mi trabajo me apasiona, tengo ayuda, mi marido se corresponsabiliza. Imagina las mujeres que trabajan en lo que no les gusta y sin medios.
Padece un pitido constante en el o¨ªdo y dice no conocer el silencio. ?C¨®mo se lo imagina?
Como suenan las risas de mis hijas. Imagino que el silencio es estar en paz, y estoy en paz as¨ª.
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