Clint Eastwood descarrila en el tren a Par¨ªs
El cineasta reconstruye con poco acierto y con sus protagonistas reales el intento de atentado terrorista de agosto de 2015
Las historias de heroicidades estadounidenses siempre han alimentado el cine de Clint Eastwood y probablemente su alma. Y m¨¢s en los ¨²ltimos tiempos, en trabajos como El francotirador (2014) o Sully (2016), con protagonistas con los que probablemente Eastwood se haya tomado una cerveza. Algo as¨ª le pas¨® con el tr¨ªo de estadounidenses que desbarat¨® un atentado yihadista el 21 de agosto de 2015 en el tren Thalys de ?msterdam a Par¨ªs. Coincidi¨® con ellos en una entrega de premios, y decidi¨® que ser¨ªan los protagonistas de su siguiente filme, 15:17 Tren a Par¨ªs. En realidad, har¨ªa algo mejor: les pondr¨ªa a ellos mismos a encarnarse en la gran pantalla. Para redondear la apuesta, el cineasta reuni¨® en el rodaje a los mismos pasajeros que viajaban aquel viernes 21.
Todo suena fascinante, pero no ocupa m¨¢s all¨¢ de diez minutos del metraje de 15:17 Tren a Par¨ªs, la 36? pel¨ªcula de Eastwood como director, que al menos dura solo 94 minutos (es la m¨¢s corta de su carrera como realizador y le sobra una hora). Con una historia parecida de heroicidad, Paul Greengrass maravill¨® con United 93, sobre el cuarto avi¨®n secuestrado el 11 de septiembre de 2001, que se estrell¨® en Shanksville (Pensilvania) probablemente por el enfrentamiento entre pasajeros y terroristas. Lo que en aquella era tensi¨®n y vigor, aqu¨ª es acartonamiento y an¨¦cdota hinchada. Porque el resto del tiempo Eastwood lo utiliza para describir la amistad entre Spencer Stone (soldado de las fuerzas a¨¦reas y aut¨¦ntico coraz¨®n de la narraci¨®n), Alek Skarlatos (miembro de la Guardia Nacional, que fue a Afganist¨¢n pero no entr¨® en combate) y Anthony Sadler. Desde 2005, cuando de cr¨ªos se hacen amigos en un colegio cat¨®lico en Sacramento ¡ªson los visitantes habituales del despacho del director, y no por sus buenas causas¡ª, pasando por los intentos de Stone por entrar en una divisi¨®n militar para salvar heridos en la que no le admiten por problemas de vista, a su viaje en agosto de 2015 por Italia, Alemania, Holanda, Francia y Espa?a (adonde nunca llegaron, obviamente). Con di¨¢logos son rid¨ªculos, buenos actores profesionales se deshacen en pantalla, como si participaran en las dramatizaciones que ilustraban Vivir cada d¨ªa, aquel cl¨¢sico de RTVE. Solo Stone mantiene el tipo, por m¨¢s que durante 40 minutos deba repetir tama?a sentencia: ¡°La vida me impulsa a algo¡±. En su parte de road movie europea, la historia languidece entre hostales, paseos por el Vaticano, visita al b¨²nker donde muri¨® Hitler, y el Eastwood bueno solo asoma en la secuencia de la discoteca de ?msterdam.
En el atentado se dio toda una ¡ªcomo suele ser habitual en las acciones que desbaratan vidas¡ª serie de casualidades. El tr¨ªo, con billetes de turista, pasa a un vag¨®n de primera clase para gorronear la se?al wifi. Cuando Ayoub El Khazzani sale con un fusil de asalto, pistolas y una mochila repleta de cargadores, se cruza con un pasajero franc¨¦s ¡ªque por miedo permanece en el anonimato y que en la pel¨ªcula ha desaparecido¡ª que intenta desarmarle. Cae herido, pero en su ayuda aparece Mark Moogalian, francoestadounidense que le arrebata el fusil antes de que el terrorista le dispare por la espalda. ?l es el aut¨¦ntico h¨¦roe, porque retiene lo suficiente a El Khazzani para que Stone, primero, sus dos amigos, despu¨¦s, y Chris Norman, un pasajero brit¨¢nico (su aportaci¨®n tambi¨¦n se minusvalora en pantalla), logren derribar al terrorista, al que se le encasquilla el arma. Eastwood dirige con solvencia esa secuencia, aunque si su apuesta es la transposici¨®n de lo acaecido miente m¨¢s que rueda.
Precipitado
Eastwood siempre ha sido un cineasta r¨¢pido: nunca reescribe los guiones que elige, acaba los rodajes d¨ªas antes de lo previsto, pero esa velocidad ha devenido en precipitaci¨®n. No reposa los proyectos, ni se detiene a arreglar chapuzas habituales en su cine, como los lamentables efectos de maquillaje.
Hay que reconocerle a 15:17 Tren a Par¨ªs una cualidad: es un desastre ¨¦pico m¨¢s grande que el atentado fallido. Si quer¨ªa que el p¨²blico se creyera la historia, decisiones como la m¨²sica chirriante que alcanza su momento ¨¢lgido con la visi¨®n del ojo del terrorista no van a su favor. Para eso, que hubiera puesto aquella melod¨ªa acelerada de los sketches de Benny Hill, y al menos le habr¨ªa quedado chanante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.