Otro cl¨¢sico perdido del pop ingl¨¦s
'Thirty Years of Shouting Quietly' recopila toda la obra de Bradford, grupo apadrinado por Morrisey que se hundi¨® sin dejar huella
Los mejores momentos de la lectura¡±, dicen en The History Boys, ¡°son cuando te encuentras con algo (¡) que cre¨ªas especial, particular tuyo. Y sin embargo aqu¨ª est¨¢, escrito por otra persona, una persona que no conoces, tal vez alguien que muri¨® hace mucho tiempo. Y es como si una mano hubiera salido y tomado la tuya¡±. Esos momentos, conviene decir, no son tan abundantes como sugiere el filme. No es como en una peli de zombis, donde cada dos por tres brotan del subsuelo manos con intenci¨®n agarradora. Muchos llamados, pocos elegidos; as¨ª deber¨ªa ser.
Bradford, quinteto norte?o ingl¨¦s de finales de los ochenta, reun¨ªan m¨¦ritos de sobra para ser elegidos. Eran un grupo de rara brillantez, firmante de al menos un ¡°cl¨¢sico perdido¡± (su ¨²nico elep¨¦, Shouting Quietly, de 1989) y varios singles de indie pop ingl¨¦s de clase preferente -uno de los cuales versionar¨ªa el mism¨ªsimo Morrissey-, pese a lo cual son unos completos desconocidos. ?Recuerdan en Titanic, cuando Leonardo DiCaprio flotaba en agua helada durante mucho m¨¢s tiempo del que podr¨ªa juzgarse posible para un humano no palm¨ªpedo sin protecci¨®n t¨¦rmica de grasa subcut¨¢nea? Bradford no flotaron as¨ª. De hecho, sacaron cabeza y se hundieron casi a la vez. Uno tendr¨ªa que haber estado espiando la franja media del hit parade de 1988, o la hostil ciudad inglesa de la que proven¨ªan (Blackburn), para pillarles en activo.
O quiz¨¢s uno era de esos tipos que tomaban las palabras de Morrissey como mandamientos. Hoy en d¨ªa la mayor¨ªa de la gente solo le presta atenci¨®n a Morrissey cuando hace alguna locura (como abortar un concierto porque alguien fre¨ªa un chorizo en otro pa¨ªs), pero hubo un tiempo lejano en que sus palabras eran ley. Cuando declar¨® en 1988 que el testigo de los reci¨¦n disueltos The Smiths ya se hab¨ªa entregado, y estaba en manos de unos ni?os llamados Bradford, todo el mundo volvi¨® al un¨ªsono la cabeza hacia ellos, como si fuesen el novio y la hija de la casa acabara de confesar que est¨¢ pre?ada.
Quinteto de finales de los ochenta, reun¨ªan m¨¦ritos de sobra para ser elegidos. Eran un grupo de rara brillantez, pese a lo cual son unos desconocidos
S¨ª, all¨ª estaban, mir¨¢ndose las u?as. Cinco skins sensibles: Dr. Martens, ediciones baratas de Penguin Classics en el gab¨¢n, camisetas blancas, dobladillos y pelo al tres. Tra¨ªan grandes canciones. Depresivas, izquierdosas, ir¨®nicas y amargas. Por tradici¨®n y afiliaci¨®n segu¨ªan a The Smiths, The Jam, Dexys y The Housemartins. Elvis Costello y Billy Bragg. Inglaterra, al verlos con el testigo en la mano, los alent¨® a trotar. Bradford, Dios los bendiga, hicieron lo que los nerds hac¨ªamos en la final de relevos ante medio pueblo: dejaron caer el testigo como si estuviese ardiendo, y luego se abalanzaron sobre la pista de atletismo con la nariz por delante. Y lloraron.
Pero eso fue luego. En 1988 Bradford iban en cabeza. Morrissey los escogi¨® como teloneros para su primer concierto en solitario. A los pocos meses Stephen Street, productor estrella ingl¨¦s (The Smiths, Blur, The Cranberries), los fichaba para Foundation ¡ª?subsello de Rough Trade¡ª y les produc¨ªa In Liverpool, que lleg¨® al n¨²mero 12 de las listas. Siguieron dos singles m¨¢s, y un elep¨¦ precioso: Greed and Peasant Land (denuncia-con-juego-de-palabras en la l¨ªnea del The People Who Grinned Themselves to Death); Gang of One (manifiesto grandilocuente de friquis solitarios, morrisseyano al cubo); Radio Edna (m¨¢s Costello que Costello). El disco tambi¨¦n inclu¨ªa una oda al amor f¨ªsico que no daba ganas de vomitar (Skin Storm, que Morrissey versionar¨ªa en la cara B de su ¡°Pregnant for the last time¡±, de 1991). Sire, maravillada, los fich¨® para Estados Unidos. Se escuchaba el silencio expectante que uno suele hallar en los torneos de salto al trampol¨ªn.
Y justo entonces: pof. El ¨¢lbum se vendi¨® mal. Sire no fue muy paciente y los ech¨® a patadas. Bradford se disolvieron. No fueron solo las ventas. Algunas teor¨ªas conspiratorias culpan al llamado sonido Madchester ¡ªque arras¨® con todo lo que no llevara pantalones de campana, fuese ciego de MDMA y sonara funky¡ª as¨ª como a la quiebra de Rough Trade. Otros aducen, tal vez con raz¨®n, que les falt¨® la mezcla de ego, ambici¨®n y rimbombancia de otros m¨²sicos.
Para m¨¢s inri, Bradford nacieron en periodo de entreguerras (1988-1992), cuando a nadie le importaba el pop cl¨¢sico. Sitio y talento correctos en el peor momento. En solo dos a?os Blur sacar¨ªan Modern Life Is Rubbish, y Oasis, al a?o, Supersonic. El mundo escuchaba de nuevo, aunque demasiado tarde para Bradford. La recopilaci¨®n de su obra aparece cuando sus miembros llevan dos d¨¦cadas trabajando de enfermeros, en cooperativas o bandas de tributo. Y con todo, pese a su mala suerte en vida, no es tarde para que nosotros, fans del pop, permitamos que esa mano salga directa desde 1989 y, viajando 30 a?os en el tiempo, tome la nuestra.
Thirty Years of Shouting Quietly. Bradford. A Turntable Friend.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.