La ¨®pera m¨¢s libre (y desconocida) de Kurt Weill
El Teatro Real se transforma en un suburbio neoyorquino durante los ensayos de la nueva producci¨®n de 'Street scene', que se estrena ma?ana martes

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Vecindario del Lower East Side neoyorquino. Noche. La multitud observa c¨®mo dos polic¨ªas detienen al tramoyista Frank Maurrant. Acaba de asesinar al lechero, amante de su mujer. A ella la ha dejado moribunda. Mientras le ponen las esposas, el asesino se despide de su hija Rose y se lamenta: ¡°I loved her too¡± (¡°Yo tambi¨¦n la amaba¡±). La muchedumbre, curiosa, replica con un eco f¨²nebre: ¡°He loved her too¡± (¡°?l tambi¨¦n la amaba¡±). "Un momento, por favor". El maestro Tim Murray detiene la acci¨®n para poner ¨¦nfasis en la pronunciaci¨®n. No pasa nada. Es un ensayo del segundo acto de Street Scene (Escena de calle), la ¨®pera de Kurt Weill, de 1947, que se presenta por primera vez en Madrid en el Teatro Real del 13 al 18 de febrero y del 26 de mayo al 1 de junio.
¡°Loved, es importante que remarqu¨¦is la ¡®d¡¯ final¡±, apunta Murray a ese gent¨ªo que conforma el coro. Buena parte del elenco es anglohablante, el resto, ha tomado clases especiales para perfeccionar el acento. El director de escena,?John Fulljames, aprovecha ese instante para dar unas indicaciones a los protagonistas colocados frente a la gran estructura met¨¢lica llena de escaleras y galer¨ªas que representa un edificio de viviendas. Una vez repartidas las directrices, todo el equipo contin¨²a con esta multitudinaria tragedia, poco conocida fuera de Estados Unidos, con crimen, historia de amor imposible, deshaucios y precariedad laboral, ambientada en un barrio deprimido de Nueva York.
¡°A¨ªda es una ¨®pera de c¨¢mara en comparaci¨®n con Street Scene¡±, afirma Fulljames. El regidor se refiere a que la ¨®pera de Verdi tiene ¡°tres personajes principales y un coro gigantesco¡±, mientras que ¡°la gran obra maestra americana del compositor alem¨¢n¡±, como la define, basada en la obra de Elmer Rice, premio Pulitzer en 1929, cuenta con hasta 20 voces diferentes a la vez sobre el escenario y un total de 117 int¨¦rpretes.
Street Scene es una pieza at¨ªpica. Se estren¨® en Broadway en 1947, lejos del ecosistema l¨ªrico de Nueva York, al que, estil¨ªsticamente, quer¨ªa pertenecer. ¡°Weill invent¨® un nuevo g¨¦nero", asegura el director. Esta ambici¨®n se percibe a medida que el maestro avanza, esa tarde de ensayo, por la partitura. Weill integra el blues, el jazz, el sonido del cine de Hollywood y ritmos de baile como swing, con la herencia verista y pucciniana: un mosaico de corrientes que refleja la libertad que el m¨²sico encontr¨® en Estados Unidos tras huir del nazismo en auge en Alemania.
¡°La orquesta muta de una romanza de Puccini a un n¨²mero de Benny Goodman [conocido como ¡°el rey del swing¡±] y de ah¨ª pasa a una secci¨®n de cuerda de pel¨ªcula¡±, describe Tim Murray. La m¨²sica est¨¢ al servicio de la historia. ¡°Cuando cae la noche, la atm¨®sfera se vuelve jazz¨ªstica, porque sabemos que el buen jazz solo ocurre de noche, y a la ma?ana siguiente los ni?os se despiertan y escuchas algo que evoca las canciones infantiles populares americanas, que el propio compositor escuch¨® en las calles en sus salidas con el letrista Langston Hughes¡±, a?ade el director.
Esos ni?os irrumpen en tropel al acabar la escena de la detenci¨®n. Hasta 35 menores se colocan en sus puestos e interpretan sus l¨ªneas y movimientos con entusiasmo, y algo de descontrol. A¨²n hay que pulir detalles. Ellos aportan color en medio del ambiente de miseria, chismorreo e infelicidad de los protagonistas. ¡°Estos seres no pueden actuar de otra manera porque est¨¢n sometidos a situaciones extremas¡±, apunta la soprano estadounidense Patricia Racette, que interpreta a la ad¨²ltera Anna Maurrant. Racette, que observa el ensayo desde el patio de butacas, esperando su momento de salir, es como Street Scene, se mueve entre la l¨ªrica ¨Cha sido Violetta o Cio Cio San- y el cabar¨¦ ¨Cvolver¨¢ al Real en su faceta de diva de las variedades el 3 y 4 de junio-. Lo mismo le ocurre al bar¨ªtono brasile?o Paulo Szot que encarna al esposado Frank Maurrant, que acaba de pasar su ¨²ltima intervenci¨®n en la obra hace un momento. Su papel en el musical South Pacific, por el que obtuvo un premio Tony, fue el que le abri¨® las puertas de la Metropolitan Opera. Hoy, sin embargo, ambos regresan a ese camino de en medio en esta coproducci¨®n con las ¨®peras de Monte Carlo y de Colonia, que Murray y Fulljames ya llevaron al Liceu en 2013, en formato semiescenificado. Fuera de Estados Unidos se ha representado muy poco. Con este montaje, los tres coliseos esperan ense?arla al mundo. ¡°Es una obra que va a estar muy presente en los pr¨®ximos tiempos¡±, apostilla Joan Matabosch, director art¨ªstico del coliseo madrile?o. La tem¨¢tica, con la violencia de g¨¦nero, los desahucios o la precariedad laboral, al menos, s¨ª que est¨¢ de actualidad.
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