El heredero de Umberto Eco
El intelectual Claudio Giunta, una de las mejores cabezas de Italia, firma un apasionante 'thriller' sobre tres j¨®venes que desaparecen durante un viaje a las islas Solovk¨ª
"No se puede desaparecer sin dejar rastro, sobre todo de una isla¡±. No, en concreto, de la mayor de las islas Solovetsky, en el mar Blanco, normalmente no recordada si no es por el monasterio ortodoxo y como sede del campo de concentraci¨®n primog¨¦nito del Gulag. No, si adem¨¢s los desaparecidos son tres florentinos de unos treinta y pico a?os, llegados como voluntarios para la restauraci¨®n del cenobio por cuenta de la Unesco. Nadie ha vuelto a verlos desde el d¨ªa en que salieron de excursi¨®n hacia el norte, ya en v¨ªsperas de su vuelta a Italia; y, pese a las indagaciones usuales en un caso similar, nadie ha podido aclarar c¨®mo, cu¨¢ndo y por qu¨¦ se los ha tragado la isla.
Desvelarlo y apuntarse un estupendo scoop es la gran oportunidad que se le ofrece a Alessandro Capace para dejar de ser un periodista de menos que medio pelo. Las investigaciones en la isla no proporcionan huellas materiales, pistas. Los ¨²nicos indicios viables parecen residir en las gentes del lugar. En ellos, pues, tienen que centrarse las averiguaciones, que al cabo resultar¨¢n en la soluci¨®n del misterio: azarosa, pero acorde con los datos en juego.
El apasionante relato de Giunta sigue dos l¨ªneas mayores de desarrollo. Por un lado, las del thriller propiamente dicho, con la anatom¨ªa de las circunstancias y el pormenor de las pesquisas. Por otra parte (y pasando desde all¨¢ hasta aqu¨ª), la presentaci¨®n de los personajes potencial o efectivamente implicados en la trama. Entre los isle?os aparecen tipos tan notables como Valentin, el tonto de Solovetsky, el cacique Filippov o el pope mafioso. Pero la fauna m¨¢s interesante por su misma vulgaridad est¨¢ posiblemente en Italia.
Empezando por el narrador. Capace se acerca a la cuarentena sin honra ni provecho. Se ha licenciado en Pol¨ªticas, ha probado fortuna en la novela y el cuento, y sobrevive con colaboraciones ocasionales en el real La Nazione y otras algo m¨¢s estables en el ficticio Fatti (Hechos). Enamorado ¡°de una belleza casi insultante¡±, Julia, que no le corresponde pero que se aviene a ayudarlo en la isla con su dominio del ruso; roto el matrimonio con Gaia y abocado al incoloro encuentro del s¨¢bado con el hijo de ambos, pasea los diarios y corteja a los jefes de redacci¨®n sin lograr m¨¢s que vagas promesas de asentamiento. Es un ¨®ptimo ejemplo del precario, exponente arquet¨ªpico de una generaci¨®n italiana (y no s¨®lo) que ha podido educarse ventajosamente y no consigue luego acomodo satisfactorio en la sociedad, ni profesional ni vivencialmente. Por ah¨ª, muchas de las p¨¢ginas que Giunta dedica a la evocaci¨®n de ambientes, en especial los period¨ªsticos, son sencillamente magistrales. Pero no les va a zaga en inter¨¦s la caracterizaci¨®n de la Florencia benestante e irresponsable de la que proceden los desaparecidos. Y tanto menos en inter¨¦s cuanto a ese prop¨®sito la tensi¨®n dram¨¢tica crece en los cap¨ªtulos finales hasta superar el mismo punto de partida del argumento.
Claudio Giunta es hoy una de las mejores cabezas de Italia. Estudioso de la talla de un Cesare Segre, es tambi¨¦n un intelectual p¨²blico del linaje de Umberto Eco, que no duda en pasar de los doctos escolios a Dante a la s¨¢tira inclemente de Essere#matteorenzi. Con Eco comparte Giunta adem¨¢s la condici¨®n de novelista; y en Mar blanco, uno de cuyos n¨²cleos se sit¨²a en un monasterio, no falta una menci¨®n de El nombre de la rosa. Tampoco es esta m¨ªa una referencia caprichosa.
COMPRA ONLINE 'MAR BLANCO'
Autor: Claudio Giunta.
Editorial: Alfaguara (2018).
Formato: versi¨®n kindle y tapa blanda (328 p¨¢ginas)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.