La flema brit¨¢nica de Sally Potter
Este cuento moral de Sally Potter es una diatriba contra todo disfrazada de agil¨ªsima comedia negra
The Party
Direcci¨®n: Sally Potter. Int¨¦rpretes: Kristin Scott Thomas, Timothy Spall, Patricia Clarkson, Emily Mortimer. G¨¦nero: comedia negra. Reino Unido, 2017. Duraci¨®n: 71 minutos.
No son muchas las pel¨ªculas actuales que abordan los m¨¢s altos temas de la sociedad contempor¨¢nea no desde la cotidianidad del ciudadano medio, sino desde las m¨¢s altas esferas, desde los verdaderos centros de poder. Y adem¨¢s, con un desarrollo y una ambientaci¨®n no en ambientes de trabajo y de toma de decisiones, sino en la esfera m¨¢s estrictamente dom¨¦stica: una simple cena con amigos en casa de uno de ellos. Solo por esto, The Party, cuento moral de Sally Potter, diatriba contra todo y contra todos disfrazada de agil¨ªsima comedia negra, ya merece un respeto.
Con una situaci¨®n convertida en cl¨¢sica, una celebraci¨®n que da pie a una catarsis moral en todos y cada uno de los recovecos de sus ambiguos personajes, Potter habla de tantas cosas que (casi) apabulla: de la necesidad de un buen sistema nacional de salud, de la peligrosa dicotom¨ªa entre sanidad p¨²blica y curanderismo; de la regeneraci¨®n del cuerpo, de la fe religiosa, de ate¨ªsmo, de la conversi¨®n a la certidumbre a la hora de la muerte; del ultracapitalismo, de la mentira de los juegos financieros con el dinero que no est¨¢ en parte alguna; de los ideales, de su triunfo y de su fracaso en determinados ¨¢mbitos, los m¨¢s relacionados con el coraz¨®n y las tripas y no tanto con la cabeza, los del amor y el deseo; de la decencia, del puro racionalismo; de la infidelidad, de la contradicci¨®n entre ideas y actos; de la fecundaci¨®n in vitro, de las nuevas estructuras familiares; de machismo, de feminismo, de la rotunda posibilidad de que no todos los hombres sean unos violadores. De vida, de nuestra vida. Y todo ello en casa de la reci¨¦n nombrada ministra de Sanidad de Reino Unido, con un personaje en plena agon¨ªa f¨ªsica y existencial, filmada en blanco y negro, y en apenas 70 minutos de metraje.
No es poco. Cierto que llega un momento, justo cuando se introduce tambi¨¦n la huella del nazismo y el modo de ser alem¨¢n, en el que la pel¨ªcula parece que puede morir de ambici¨®n tem¨¢tica. Pero es solo un resbal¨®n. Porque el tono, desvergonzado y de altura dram¨¢tica al mismo tiempo, siempre es el m¨¢s atractivo, y porque a pesar de la complejidad de las conversaciones, enmarcadas en personajes que ejercen de arquetipo para sus muy variados ideales, la pel¨ªcula se toma a s¨ª misma muy en serio, pero desde la efervescencia, la rotundidad y la concreci¨®n.
Y adem¨¢s tiene el buen gusto de utilizar una colecci¨®n de brillantes canciones, siempre adecuadas al esp¨ªritu de cada momento y al estado interior de sus personajes. Potter no susurra, escupe. Y su sustancia acaba haciendo diana.
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