Bill Hodges: gran personaje de la novela negra creado por Stephen King
El maestro del suspense dedica una trilog¨ªa a este polic¨ªa retirado y homenajea con grandes dosis de acci¨®n a lo mejor del g¨¦nero
Es bien conocida la capacidad de Stephen King para el trabajo sin descanso y para crear una gran obra narrativa que, con sus altibajos, est¨¢ entre lo mejor de la ficci¨®n contempor¨¢nea. De sus 54 novelas en este blog nos interesa la trilog¨ªa de Bill Hodges. Por distintas razones, la incursi¨®n de King en el g¨¦nero policial en estado puro (muchos de sus libros lindan con la novela negra, de misterio, enigma, thriller y dem¨¢s) me ha gustado, enganchado, sorprendido.?
Nos encontramos al bueno de Bill Hodges en Mr Mercedes tras jubilarse. Echa de menos el trabajo, est¨¢ alcoholizado, deprimido, coqueteando con el suicidio, y muy gordo. Desde la primera p¨¢gina vemos la maestr¨ªa de King, sabemos que est¨¢ en un terreno que controla, nos dejamos llevar por la vida de Hodges, por sus ganas de volver a ser algo, a vivir, por su deseo de acabar con Brady.
?Qui¨¦n es Brady? El enemigo perfecto sin ser un psic¨®pata de libro. Un tipo muy listo que consigui¨® matar a un grupo de personas que esperaban para entrar a una feria de trabajo montado en un Mercedes, darse a la fuga y borrarse del mapa. Brady es el n¨¦mesis de Hodges y un malo con todas las letras, que tiene un trabajo de mierda para pasar desapercibido, que est¨¢ obsesionado con su madre. De mente r¨¢pida y lengua viperina, en sus pocos contactos sociales Brady sabe ocultar su perfil asesino, que no termina con el atropello y llega a su fascinaci¨®n por el suicidio, de otros claro. Brady es atractivo hasta cuando no puede moverse (y no dir¨¦ m¨¢s porque sigo intentando este dif¨ªcil malabarismo de contar tres novelas sin destripar nada).?
Sin embargo, en la segunda entrega, Quien pierde paga, se permite el lujo de dejarlo en stand by y sacarse de la manga a Morris Bellamy, un triste letraherido al que le falta un tornillo, un malo desesperado y triste, un tipo capaz de cualquier cosa por una obsesi¨®n literaria.?
King se atreve con un detective al que presenta como alguien acabado y con fecha de caducidad, al que rodea de grandes secundarios (Holly, la neur¨®tica que llega a ser su ayudante, amiga y confidente es el mejor ejemplo, aunque no hay que olvidar a Jerome, su joven amigo negro) al que sabe dar vida con una prodigiosa mezcla de originalidad y respeto por los c¨¢nones del g¨¦nero.?
Hodges ama investigar y King ama contarnos bien las cosas, con lo que las novelas tienen algo tambi¨¦n de buen procedimental. En Fin de guardia sabemos que nos acercamos al final de la trilog¨ªa y del personaje en s¨ª. Es en la que peor funciona ese ritmo m¨¢gico que le da King a las novelas cuando todo le sale bien, pero tiene esa parte de fin de ciclo, ese tono crepuscular que la convierte en un gran final para una gran trilog¨ªa.?
King realiza varios alardes narrativos a lo largo de la serie (empieza la segunda novela en el mismo sitio en el que empez¨® la primera y tarda muchas p¨¢ginas en ense?ar a su protagonista), tiene aciertos premonitorios que asustan y otras virtudes, pero sin ese gran personaje y ese grupo de secundarios no habr¨ªa escrito un gran cap¨ªtulo de la historia reciente de la novela negra.?
Babelia
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