El Cid, la zurda m¨¢s pura del toreo, quiere volver a ser lo grande que fue
El torero, ilusionado y experimentado, se prepara para entrar otra vez en las grandes ferias
Cuatro salidas a hombros por la Puerta del Pr¨ªncipe de la Maestranza y dos por la Puerta Grande de Las Ventas lo avalan. Casi nada¡ Durante varias temporadas fue figura indiscutible, santo y se?a de la pureza y la profundidad del toreo gracias a una mano izquierda prodigiosa; despu¨¦s de aquella cara de triunfos y reconocimientos ha conocido ¡ªconoce ahora¡ª la cruz de la levedad de la memoria.
Pero Manuel Jes¨²s Cid Salas, El Cid en los carteles, (Salteras, Sevilla, 1974) no se amilana. Se presenta puntual a la cita, a mediod¨ªa, reci¨¦n salido de la ducha tras una intensa ma?ana de entrenamiento, desprende olor a colonia de anuncio, y est¨¢ hecho un chaval d¨ªas antes de cumplir 44 a?os, y con la ilusi¨®n por las nubes.
Su nombre aparece en el cartel del Domingo de Ramos en Madrid junto a Pepe Moral y Fortes en una terna que parece consolidar la b¨²squeda de una oportunidad ante los toros de Victorino, y mal colocado una sola tarde en la Feria de Abril. Dos contratos m¨¢s, en Benidorm y Fitero (Navarra), componen todo su bagaje cuando la temporada est¨¢ a punto de comenzar.
Quiz¨¢, por eso ¡ªahora lo explicar¨¢¡ª se muestra dolido, resentido, tal vez, y con un rictus de rebeld¨ªa en su ¨¢nimo. No elude la autocr¨ªtica, pero tambi¨¦n dice estar convencido de que ha escrito brillantes p¨¢ginas en la reciente historia del toreo; y de que la profesi¨®n ha sido con ¨¦l muy exigente y, a veces, injusta.
¡°Uno no puede estar siempre al m¨¢ximo nivel; yo no soy una m¨¢quina¡±
¡°Uno no puede estar siempre al m¨¢ximo nivel; yo no soy una m¨¢quina¡±, afirma con una mueca de tristeza en el semblante, pero al momento recupera el ¨¢nimo y cuenta y no para las satisfacciones que dice estar viviendo.
¡°Profesionalmente, me encuentro en mi mejor momento¡±, asegura el torero. ¡°Y entreno como si estuviera empezando¡±, continua, ¡°con m¨¢s ilusi¨®n que antes porque he adquirido m¨¢s conocimiento. Intento profundizar en mi toreo y hacer cosas nuevas. No quiero perder la frescura de mis inicios, pero, ahora, que toreo menos, analizo constantemente mi tauromaquia¡±.
Torea menos, es verdad. A estas alturas, solo cuatro contratos est¨¢n encima de la mesa.
¡°No me preocupa, porque as¨ª me ha ocurrido toda mi vida, en las buenas y en la malas ¨¦pocas; ya me hubiera gustado alg¨²n a?o tener dise?ada la temporada desde el mes de marzo¡ Siempre me he visto en la obligaci¨®n de triunfar en Sevilla y Madrid, s¨ª o s¨ª, y, si no lo lograba, se corr¨ªa la voz de que El Cid estaba acabado¡±.
¡°Y eso duele¡±, enfatiza el torero. Porque El Cid est¨¢ convencido, y as¨ª es, de que ha escrito ¡°alguna p¨¢gina bonita en el toreo¡±, y de que su ¡°nombre quedar¨¢ reflejado en alg¨²n cuadrito, quiz¨¢ no tan grande como el de otros con mejor marketing, pero ah¨ª quedar¨¢¡±.
¡ª La verdad es que el mundo del toro es complicado¡
¡°Soy zurdo de pies y manos; quiz¨¢, por eso toreo mejor con la izquierda¡±
¡ª Muy complicado. Yo no lo he tenido f¨¢cil ni cuando gozaba de la consideraci¨®n de primera figura, y a¨²n no he encontrado la explicaci¨®n. Creo que como no est¨¦s amparado por una empresa taurina fuerte, tienes que ser un crack para estar bien colocado en las ferias. Y yo soy de los pocos toreros independientes del escalaf¨®n¡
¡ª ?Entonces?
¡ª Pues que estoy en un momento profesional y personal ideal para entrar otra vez en las grandes ferias. Me hace falta, eso s¨ª, un triunfo fuerte en Sevilla o Madrid, y en ello estoy.
¡ª Pero su colocaci¨®n en la Feria de Abril (una sola tarde) no parece la m¨¢s id¨®nea¡
¡ª No lo es. Despu¨¦s de mis triunfos en esta plaza, creo que ten¨ªa derecho a algo m¨¢s, pero la memoria taurina es ef¨ªmera. La de algunos, al menos. Me hubiera gustado, s¨ª, estar tambi¨¦n en la corrida de Victorino Mart¨ªn.
¡ª ?Y Madrid?
¡ª No es un dem¨¦rito torear el Domingo de Ramos en Las Ventas. Ni mucho menos. Es un reto lidiar la corrida de Victorino. Adem¨¢s, estar¨¦ en San Isidro, y espero que bien colocado. Si no es as¨ª, tratar¨¦ de gan¨¢rmelo con la espada y la muleta.
¡ª Con la muleta, s¨ª, pero con la espada¡ No son pocos los triunfos perdidos a causa de fallos en la suerte suprema.
¡ª Soy zurdo de pies y manos. A veces, he matado con la mano izquierda, pero la idea no ha cuajado. Creo que esta circunstancia ha influido en mi trayectoria porque la sincronizaci¨®n con la derecha no es la misma. Quiz¨¢, por eso toreo mejor con la izquierda. Ciertamente, me siento m¨¢s protegido.
Pero la trayectoria de El Cid no solo est¨¢ salpicada de gloriosas tardes de desencanto a causa de los aceros; a partir de 2008, inici¨® una particular traves¨ªa del desierto que, a su juicio, le ha pasado una factura demasiado alta.
¡°M¨¢s que de traves¨ªa del desierto, yo hablar¨ªa de una ¨¦poca de dientes de sierra. No fui capaz de mantener la regularidad. Me afect¨® mucho la enfermedad y el posterior fallecimiento de mi padre, un pilar important¨ªsimo en mi vida. Era mi amigo y consejero y conviv¨ªamos las veinticuatro horas del d¨ªa. Despu¨¦s, hubo momentos en que los toros no ayudaron a principios de temporada y en tardes trascendentes. Han sido a?os duros. En fin¡¡±.
El 5 de junio de 2015 se encerr¨® con seis victorinos en Las Ventas y la apuesta result¨® fallida porque los toros no embistieron; al a?o siguiente, indult¨® un toro de Adolfo Mart¨ªn en Santander, y mostr¨® una nueva imagen en la Feria de Oto?o, pero¡
¡ª Es dif¨ªcil mantenerse arriba¡
¡ª Muy dif¨ªcil. Las exigencias son fuertes y si pretendes hacer el toreo puro, m¨¢s todav¨ªa. Conmigo se ha sido muy exigente. Nadie imaginaba que al toro de Victorino se le pod¨ªa torear as¨ª, porque no se hab¨ªa visto antes. Pero eso no se puede hacer todos los d¨ªas.
¡°Desanima pasar de torear 80 corridas a 25, pero tambi¨¦n esa circunstancia me sirve de acicate para alcanzar la cima de nuevo. Ya he dicho que estoy en un momento dulce y sin la obligaci¨®n de demostrar nada¡±.
Porque Manuel Jes¨²s El Cid est¨¢ plenamente convencido de que le queda mucho que decir en el toreo.
¡°Claro que s¨ª; puedo aportar calidad. Y voy a intentarlo desde el compromiso de atraer a muchos aficionados que han dejado de creer en m¨ª. Quiero que vuelvan a ver a El Cid puro de la mano izquierda, henchido de la ilusi¨®n de quien empieza, pero con el conocimiento que da la experiencia¡±.
¡ª ?Y?
¡ª Y solo falta que el toro ayude.
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