Papanatismo, secretismo, despotismo y mafia en la tauromaquia moderna
La fiesta de los toros adolece de tradicionalismo y est¨¢ necesitada de giros en el guion
La fiesta de los toros est¨¢ enferma de papanatismo (admiraci¨®n excesiva), secretismo (ausencia de transparencia), despotismo (abuso de superioridad), mafia (defensa de intereses sin escr¨²pulos)¡ (y miedo, tambi¨¦n, mucho miedo de los toreros fuera del ruedo).
Dicho as¨ª, a bote pronto, suena como muy fuerte, y hasta poco elegante; casi como una desfachatez en estos tiempos buenistas que corren.
Pero como la opini¨®n es libre, habr¨¢ que permitir que alguien saque los pies del tiesto y suelte una boutade a la que, ciertamente, la tauromaquia no est¨¢ habituada.
Pongamos que hablamos de la fiesta de los toros en el siglo XXI; refir¨¢monos, por ejemplo, a Sevilla, la Feria de Abril, uno de los dos ciclos taurinos m¨¢s importantes del mundo. Pero hag¨¢moslo por la cercan¨ªa en el tiempo, ¡ªlos carteles se presentaron el pasado lunes¡ª, pues lo que ocurre en este sur se mimetiza en todo el orbe taurino.
Las ferias las dise?an las figuras, que son las que de verdad mandan en la fiesta
Se anuncian, he ah¨ª, 15 corridas de toros, confeccionadas con los mismos criterios de siempre, con abundancia de figuras que huelen a naftalina, y ganader¨ªas tan ennoblecidas que suelen transmitir m¨¢s ternura que respeto. Carteles remataos, se dice en el argot, como un justificable y vac¨ªo eufemismo de ternas acomodadas, cansadas de fracasar en tardes ya olvidadas y desesperantes a la b¨²squeda infructuosa de un colaborador art¨ªstico de capa negra y santas intenciones. Ni una sola novedad, ni un solo giro en el guion establecido, ni una gesta, ni una sola sorpresa¡ Carteles de siempre, que cada a?o, a la vista est¨¢, atraen a menos espectadores¡
?Alguien protesta? No, por Dios; son carteles de los que siempre han gustado en Sevilla. Carteles de arte, del ¡®?bien¡! m¨¢s que del ?ole!', de la sonrisa complaciente m¨¢s que de la emoci¨®n desbordante. Pero ah¨ª queda en el desierto la m¨¢xima de Ortega (y Gasset): ¡°El d¨ªa que la est¨¦tica prevalezca sobre la ¨¦pica, la fiesta se habr¨¢ acabado¡±. En fin, que Sevilla sufre en el caso taurino, como en tantos otros, un papanatismo preocupante.
Pregunte, pregunte lo que desee, y tenga la seguridad de que solo encontrar¨¢ medias verdades. ?Por qu¨¦ no viene Paco Ure?a? (valga el ejemplo), ¡®porque se le ofreci¨® una buena corrida y prefer¨ªa otra¡¯. Ah! Pero¡ No, no hay m¨¢s explicaci¨®n. Y vas y le preguntas al torero y prefiere no responder. Rumorea twiter que la clave es que le han ofrecido menos dinero que en 2016, pero mejor no volver a preguntar porque la inc¨®gnita se evanescer¨¢ sin respuesta. ?Y la ausencia de Rafaelillo? Silencio. Se dice entre bastidores que pidi¨® 30.000 euros por matar la corrida de Miura, y le han respondido con un lac¨®nico ¡®?vamos, hombre¡! El propio mentor de Cayetano, otro ausente, ha afirmado que a su torero le ofrecieron cuatro o cinco corridas, pero no la que ¨¦l so?aba. ?Cu¨¢les? ?Cu¨¢l? Nunca se sabr¨¢.
El empresario -este o cualquier otro- no cuenta la verdad, los toreros guardan silencio, se esquivan cuestiones candentes¡ de modo que no te enteras de nada. Y de dinero, ni hablamos. Secreto de estado. Es de mal gusto. Y se supone que el cliente tiene derecho a saber por qu¨¦ un tendido en la Maestranza cuesta un ri?¨®n. Secretismo total.
Es evidente, adem¨¢s, que las ferias -la de Sevilla, tambi¨¦n- la dise?an las figuras, que son las que, de verdad, mandan en la fiesta. Pero figura no es solo el torero reconocido por la mayor¨ªa, sino aquel que est¨¢ apoyado por una empresa influyente. Empresas y figuras hacen y deshacen carteles, acuden con sus toros de la mano, dejan fuera a los compa?eros inc¨®modos, ¡ªnadie pregunta a los clientes¡ª, y defienden en exclusiva sus intereses. ?No son muchas cuatro corridas en el abono sevillano para Roca Rey y Manzanares? Pudiera ser, pero es que el primero est¨¢ apoderado por la empresa Pag¨¦s y el otro por el todopoderoso Matilla. ?Ahora se entiende¡!
Jes¨²s Enrique Colombo es un nov¨ªsimo matador de toros que el a?o pasado, a¨²n novillero, fue el triunfador absoluto en Madrid y en todas las plazas en las que actu¨®. Pues no est¨¢ ni en Castell¨®n, ni en Valencia, ni en Sevilla. ?Y lo apodera Juan Ruiz Palomares, el hombre que gestiona la carrera de Enrique Ponce! Caso parecido es el de Juan de ?lamo, triunfador en San Isidro 2017 y ausente, tambi¨¦n, de las primeras ferias. ?Por qu¨¦? No se sabe. La justicia no es un valor consustancial a la fiesta de los toros.
Colombo y Del ?lamo, triunfadores en 2017, no aparecen en las primeras ferias
La Feria de Sevilla es un claro ejemplo -no el ¨²nico, claro- de abuso de autoridad (despotismo) de las empresas y figuras.
Todos ellos ofrecen, por cierto, una deprimente imagen; parece que act¨²an convencidos de que el negocio se acaba y hay que recoger las ¨²ltimas migajas. Parecen hacerlo de espaldas a la modernidad, a los intereses de los clientes, con las mismas f¨®rmulas de siempre, a pesar de las luces de alarma que indican peligro de desaparici¨®n. Desprecian al toro y a los que pasan por taquilla; por eso, escasean la bravura y la fortaleza, y cada vez luce m¨¢s el cemento en las plazas. Coge el dinero y corre, parece ser el mensaje. En fin, que componen un grupo extra?o -muy extra?o- que tiene sentido mientras existan antitaurinos y animalistas a los que culpar de la depauperada situaci¨®n de la tauromaquia.
Y unas perlas finales:
La primera:
A veces, muchas veces, hablar con una figura de toreo es tarea imposible. Pero, ?no hab¨ªamos quedado en que hay que ense?ar la tauromaquia? Y si consigues hablar, la evasiva constante es la protagonista del di¨¢logo, lugares comunes, balones fuera¡ Y constatas el miedo a la sinceridad para no molestar. ¡°Entiende, por favor, que yo no quiera entrar en esos temas¡±. Y te lo dice un h¨¦roe al que has visto jugarse la vida ante dos pitones como pu?ales, y resulta que se empeque?ece cuando piensa en un empresario de medio pelo. Y te convences, claro est¨¢, de que algo no funciona.
Y la segunda:
La tradici¨®n, la maldita tradici¨®n¡ Esa ley no escrita, pero taladrada en las conciencias de tantos taurinos¡ ?No hay nada que cambiar, porque las cosas siempre se han hecho as¨ª! Pero? el mundo sigue adelante, evoluciona, cambia y exige nuevos planteamientos que no llegan.
Mientras tanto,¡ el papanatismo, el secretismo, el absolutismo y la mafia seguir¨¢n mandando en la tauromaquia moderna.
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