Muere Jacobo Mu?oz, pensador contempor¨¢neo
Dirigi¨® el ¡®Diccionario Espasa de Filosof¨ªa¡¯ y fue gran divulgador del pensamiento actual
Jacobo Mu?oz Veiga (Valencia, 1942) muri¨® ayer en Madrid. Se traslad¨® a Barcelona en 1968 y un a?o m¨¢s tarde, por iniciativa de Emilio Lled¨®, se incorpor¨® como profesor de Historia de la Filosof¨ªa a esa misma universidad. En poco tiempo se agrup¨® en aquel departamento un bloque de profesores que han tenido una influencia notable en el desarrollo filos¨®fico posterior en Espa?a: a Lled¨® y a Mu?oz se fueron a?adiendo Paco Fern¨¢ndez-Buey, Eugenio Tr¨ªas, Jos¨¦ Manuel Bermudo, Miguel ?ngel Granada, Miguel Candel y Manuel Cruz, entre otros. En 1973, Mu?oz ley¨® su tesis doctoral sobre Wittgenstein y pronto inici¨® tambi¨¦n colaboraciones con el mundo editorial. As¨ª, desde Ariel promocionaba y prologaba textos sobre Wittgenstein mientras dirig¨ªa en Grijalbo una colecci¨®n que publicar¨ªa, entre otras, las obras de Georg Luk¨¢cs.
March¨® a la Complutense como profesor, primero (1979), y catedr¨¢tico, m¨¢s tarde (1983), pero antes tuvo tiempo de fundar la editorial Materiales y la revista hom¨®nima, que fue un referente del pensamiento de izquierdas. El proyecto acab¨® mal, pero Mu?oz era un pensador reflexivo y tambi¨¦n excelente persona, de modo que ignor¨® las diferencias surgidas y pas¨® a Mientras Tanto (en cierto sentido sucesora de Materiales) diversos textos de Manuel Sacrist¨¢n, con quien hab¨ªa mantenido una estrecha relaci¨®n intelectual, para que pudieran ser publicados por el nuevo proyecto en el que ¨¦l ya no estaba.
Hasta ese momento, Mu?oz era un profesor muy bien valorado por sus alumnos, que mostraba un ampl¨ªsimo conocimiento del pensamiento m¨¢s actual, en sus diversas vertientes. Aunque escorado hacia el marxismo, nunca dej¨® de explicar con objetividad el resto de las corrientes, desde el pensamiento anal¨ªtico a la hermen¨¦utica. Sin embargo presentaba una obra dispersa en pr¨®logos, estudios y traducciones y con un ¨²nico t¨ªtulo, eso s¨ª referencia obligada para los estudiantes: Lecturas de filosof¨ªa contempor¨¢nea (1984). En ¨¦l retomaba la distinci¨®n orteguiana entre contempor¨¢neos y coet¨¢neos. Los primeros son aquellos que conviven vital e intelectualmente; los segundos s¨®lo coinciden en el tiempo. Jacobo Mu?oz conoci¨® a no pocos coet¨¢neos en su paso por la universidad, pero se esforz¨® todo lo que pudo por convertirla en un centro de contempor¨¢neos.
Esa falta de t¨ªtulos se fue compensando con el tiempo tras convertirse en catedr¨¢tico de Metaf¨ªsica en Madrid. Entre sus ¨²ltimas publicaciones figura el estudio introductorio a diversas obras de Karl Marx en la editorial Gredos (2012), obra que se a?ade a Figuras del desasosiego (2002), Filosof¨ªa de la Historia (2010) o Los valores del republicanismo (2014). Su ¨²ltima publicaci¨®n figura en el volumen colectivo sobre Eugenio Tr¨ªas, aparecido este mismo mes. En ¨¦l analiza el impacto dentro y fuera de la academia de la obra de Tr¨ªas.
Entre sus ¨²ltimas aportaciones destaca, sin embargo, el Diccionario Espasa de Filosof¨ªa (2003), obra colectiva que dirigi¨® y que incluye m¨¢s de medio centenar de entradas redactadas por ¨¦l mismo. En el pr¨®logo sostiene la idea orteguiana de contemporaneidad porque, dice, no se puede ¡°pensar y escribir (¡) desde fuera del tiempo¡±. La obra debe ser entendida, sosten¨ªa, desde ¡°el presente, como corresponde, en nuestra opini¨®n, a la condici¨®n de contempor¨¢nea, en alg¨²n sentido profundo, de toda filosof¨ªa¡±. Se podr¨ªa decir que era un erudito en el sentido literal del t¨¦rmino, es decir, sab¨ªa mucho, pero su temperamento no era el de un acumulador de saberes sino el de quien emplea esos saberes en la comprensi¨®n y transformaci¨®n del propio mundo.
Adem¨¢s del pr¨®logo, Mu?oz redact¨® las voces correspondientes a diversos autores: Habermas, Althusser, Gramsci, Plat¨®n, Arist¨®teles, Ortega, Zubiri, Lled¨®, Victoria Camps, Celia Amor¨®s... Y no casualmente se encarg¨® tambi¨¦n del t¨¦rmino ¡°cr¨ªtica¡±, en el que afirma: ¡°Es propio del esp¨ªritu cr¨ªtico no aceptar aserto alguno sin una previa indagaci¨®n de su validez y sentido, bien desde la perspectiva de su contenido, bien desde la de su origen¡±.
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