El maestro Chaves Nogales que estaba all¨ª
Sube a las tablas la cr¨®nica del gran periodista sobre Juan Mart¨ªnez, cantaor al que sorprendi¨® la Revoluci¨®n Rusa
¡°?Ad¨®nde vamos que haya paz? ?Ad¨®nde vamos que haya pan?¡±. El cantaor Juan Mart¨ªnez, un p¨ªcaro de playa andaluza y hombre de bien, y su compa?era Sole, una moza de pueblo lista, alegre y bonita como una onza de oro, buscan un lugar donde ganarse la vida. No son tiempos buenos. La guerra y el hambre les persiguen. Recorren una Europa en llamas, en la Primera Guerra Mundial, hasta llegar a la Rusia de los zares, -¡°aunque hay guerra no se nota porque aquello es muy grande¡±-. All¨ª, entre cabarets de lujo y antros de mala muerte, se ven atrapados, seis meses despu¨¦s, por la revoluci¨®n bolchevique.
Las desventuras de estos artistas flamencos fueron narradas por el periodista y escritor Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1987-Londres, 1944) en una suerte de brillante cr¨®nica, de viaje tierno y tr¨¢gico de supervivencia por una Europa salpicada de sangre. El maestro Juan Mart¨ªnez que estaba all¨ª (Libros del Asteroide) sube a los escenarios teatrales en un montaje adaptado, dirigido e interpretado por Alfonso Lara y Pepa Rus, que se estren¨® el viernes en el Teatro Campos El¨ªseos de? Bilbao. La funci¨®n, primera del periodista y escritor sevillano muerto en el exilio que sube a un escenario teatral, inicia ahora una gira para aterrizar en Madrid la pr¨®xima temporada. Alfonso Lara y Pepa Rus est¨¢n acompa?ados por otros seis actores (tres hombres y tres mujeres) que interpretan a m¨¢s de veinte personajes en este montaje que ha contado con el permiso del ¨²nico nieto del autor sevillano.
Un ardiente secreto
La adaptaci¨®n de Alfonso Lara del relato de Chaves Nogales ha realzado el papel de Sole, la flamenca que ¡°no gitana¡±, que acompa?a al maestro Mart¨ªnez en un viaje que es toda una huida hacia adelante. Una pareja tierna y dolorosa que comparte una llama en su coraz¨®n, que guarda un ardiente secreto, un poderoso motivo de supervivencia que solo se revela al final.
La escenograf¨ªa de El maestro de Juan Mart¨ªnez.. , de poco aparataje y un ¨²nico elemento central y simb¨®lico, una especie de jaula que sirve, unas veces de tren, otras de barco , de c¨¢rcel o de local de cabaret, contrasta con la riqueza y variedad del vestuario para los m¨¢s de 20 personajes que van apareciendo en este viaje tierno y tenebroso.
Chaves Nogales decidi¨® recoger en un libro las peripecias reales que le cont¨® el propio Juan Mart¨ªnez. Por este reportaje novelado, que fue publicado por entregas semanales en Estampa en el a?o 1934 con ilustraciones de Francisco Rivero, desfilan toda una suerte de personajes sobrecogedores, aquellos artistas de la far¨¢ndula que salieron de Espa?a a buscarse una vida mejor, maleta de cart¨®n en mano, junto a esp¨ªas alemanes, especuladores, condes turcos o duques rusos y asesinos bolcheviques, en medio de los rigores del hambre, el fr¨ªo y las bombas.
El actor y director Alfonso Lara (Madrid, 1968) tuvo claro desde su primera lectura de El maestro Juan Mart¨ªnez.. que los cap¨ªtulos o escenas en los que est¨¢ estructurado el relato pose¨ªan una fuerza dramat¨²rgica importante. ¡°Siempre vi la obra sobre un escenario. Esta estructura de cuadros, semejantes a los Entremeses de Cervantes, me facilit¨® la labor de adaptaci¨®n¡±, asegura Lara, que ha ido salpicando de di¨¢logos una obra muy narrativa y concentrando los 50 personajes originales en algo m¨¢s de 20. Marcado por un respeto exquisito por el esp¨ªritu de Chaves Nogales, que entronca, en opini¨®n de Lara, con lo mejor del Siglo de Oro espa?ol, con la picaresca cervantina y con t¨ªtulos como Viaje a ninguna parte o ?Ay? Carmela, ya en el siglo XX.
Alfonso Lara, defensor de las adaptaciones de autores contempor¨¢neos como manera de ir renovando el repertorio m¨¢s cl¨¢sico y enriquecer la escena dramat¨²rgica en Espa?a, recalca la reflexi¨®n que late en El maestro Juan Mart¨ªnez.. sobre la posici¨®n del individuo en medio de una revoluci¨®n o movimiento social y como se ve por ello condicionada su existencia vital, algo que a?os m¨¢s tarde tambi¨¦n defendi¨® Albert Camus en El hombre rebelde. ¡°La gente tiene derecho a comer, vivir y trabajar sin tener que tomar siempre una posici¨®n frente a determinados acontecimientos¡±, explica el director, para quien toda la obra de Chaves Nogales, un hombre republicano que tuvo que exiliarse tras la Guerra Civil, es un reflejo claro de lo que hoy se est¨¢ viviendo en Europa, con los refugiados sirios, o en Catalu?a con el conflicto nacionalista. ¡°No hemos aprendido nada. Cuando uno lee ahora la obra de Chaves ?Qu¨¦ pasa en Catalu?a? sobre los acontecimientos en 1936 uno ve que el conflicto es el mismo, aunque entonces con pol¨ªticos m¨¢s talentosos. ?Porque el hombre tropieza siempre en la misma piedra?¡±, se pregunta pesaroso Lara, que ya en su anterior montaje como director abord¨® la crueldad de la emigraci¨®n y la lucha del individuo frente a la sociedad en El divorcio de F¨ªgaro, del dramaturgo austro h¨²ngaro ?d?n von Horv¨¢th (1901-1938).
¡°Una de las grandezas de El maestro Juan Mart¨ªnez.. es que cada uno de nosotros nos podemos identificar con ¨¦l ?Porque no tenemos derecho a no ser los m¨¢s revolucionarios del mundo? Chaves Nogales fue un hombre de izquierdas, amigo de Aza?a, que no perdi¨® nunca cierta objetividad y cierta ecuanimidad, algo tan admirable en una situaci¨®n dram¨¢tica como fue la Guerra Civil. Fue capaz de decir a unos y a otros que no lo estaban haciendo bien y que ese no era el camino. Eso est¨¢ en toda su obra. A m¨ª, me gustar¨ªa conseguir esa limpieza de criterio¡±, proclama con admiraci¨®n Lara.
Y aqu¨ª resuenan las ¨²ltimas palabras de la funci¨®n: ¡°Las revoluciones de unos y otros han construido una desmesura inhumana y yo me digo.. que acaso no se deba nunca, nunca, superar la enorme y peque?a medida de lo humano ?Qu¨¦ pens¨¢is, hermanos?¡±.
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