¡®Cuadernos hispanoamericanos¡¯: 70 a?os de un puente cultural sobre el Atl¨¢ntico
El escritor Mario Vargas Llosa protagoniza la portada del aniversario de la publicaci¨®n
Que Cuadernos Hispanoamericanos cumpla 70 a?os de publicaci¨®n ininterrumpida no es un hecho menor. En plena ¨¦poca de las nuevas tecnolog¨ªas, que obligan a migrar al formato digital o morir, la decana de las revistas espa?olas ¡ªjunto con ?nsula, dos a?os mayor¡ª mantiene intacta su apuesta por el pensamiento cr¨ªtico y por la aproximaci¨®n de Espa?a e Iberoam¨¦rica a trav¨¦s de ese puente cultural que es el idioma espa?ol.
Para esta edici¨®n de aniversario, se presenta a Mario Vargas Llosa en la portada. "Quisimos dedicarle este n¨²mero porque es un escritor que simboliza como pocos ese v¨ªnculo entre Espa?a y Am¨¦rica Latina al que nos debemos", explica Juan Malpartida, actual director: "La relaci¨®n de Vargas Llosa con la revista se remonta a 1962, cuando llega a Madrid y escribe su novela La ciudad y los perros. Desde entonces ha colaborado con nosotros y ha sido uno de nuestros lectores fieles. Es curioso que no lo hayamos tenido antes en portada".
Cuadernos Hispanoamericanos naci¨® en febrero de 1948, en una ¨¦poca especialmente convulsa: nueve a?os despu¨¦s de la Guerra Civil y a tres a?os del final de la Segunda Guerra Mundial. Fue una respuesta a Cuadernos Americanos, publicada en M¨¦xico por un grupo de escritores republicanos. Insertada en una tradici¨®n cat¨®lica y conservadora, buscaba presentar una imagen de Espa?a distinta a la que proyectaba el exilio. Su primer director fue La¨ªn Entralgo, ensayista que provino de la Falange y que con el paso de los a?os evolucionar¨ªa hacia un pensamiento pr¨®ximo al liberalismo.
A pesar de sus intenciones originales, en el breve per¨ªodo de La¨ªn, la revista cultural apenas volvi¨® la mirada a Am¨¦rica Latina y las pocas veces que lo hizo fue para interesarse por la huella que Espa?a hab¨ªa dejado en sus antiguas colonias. Las mayores novedades de esos primeros a?os fueron dos n¨²meros monogr¨¢ficos muy contrastados: un dedicado a Ramiro de Maeztu ¡ªdonde particip¨® el por entonces director general del Instituto de Cultura Hisp¨¢nica, Manuel Fraga Iribarne¡ª y otro a Antonio Machado, coordinado por quien ser¨ªa director emblem¨¢tico de la revista, el poeta Luis Rosales.
"Para Rosales la Guerra Civil era indefendible, sin que eso supusiera admiraci¨®n por el comunismo o idealizaci¨®n de la Rep¨²blica", explica Malpartida. Fue con ¨¦l que Cuadernos Hispanoamericanos da unas primeras muestras de una independencia que se asentar¨ªa con los a?os. Tambi¨¦n comienza una verdadera aproximaci¨®n a Latinoam¨¦rica, gracias a la amistad de su director con Pablo Neruda, Juan Carlos Onetti, Juan Rulfo o el nicarag¨¹ense Ernesto Cardenal.
A Rosales lo seguir¨ªa Jos¨¦ Antonio Maravall, quien dirigir¨ªa la revista durante 185 n¨²meros, hasta 1982. Con la copiosa aparici¨®n de publicaciones literarias, la transici¨®n democr¨¢tica supondr¨ªa uno de los mayores retos para la publicaci¨®n, que comenzar¨ªa a incorporar nuevas disciplinas como la sociolog¨ªa, la antropolog¨ªa o la psicolog¨ªa social.
La salida de Maravall coincidi¨® con la llegada de Felipe Gonz¨¢lez y el PSOE al poder. Las transformaciones sociales tendr¨ªan su contrapunto en una publicaci¨®n que hab¨ªa nacido marcada por un signo claramente anticomunista. A la direcci¨®n llegar¨ªa el poeta F¨¦lix Grande, que en 1967 hab¨ªa recibido en la Cuba castrista el Premio Casa de las Am¨¦ricas, por su libro Blanco Spirituals.
Su sucesor, el argentino Blas Matamoro, ser¨ªa el primer director hispanoamericano de la publicaci¨®n. Luego vendr¨ªa el novelista Benjamin Prado y finalmente Juan Malpartida, asociado a la redacci¨®n desde 1990. Dependiente de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo, la revista mantiene un tiraje de 2.000 ejemplares y cuenta con una edici¨®n web que actualmente alcanza a cerca de 20.000 usuarios.
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