La puerta
Una se?a cultural altamente representativa de una ¨¦poca es el tama?o, material, n¨²mero y morfolog¨ªa de las entradas
Una se?a cultural altamente representativa de una ¨¦poca es el tama?o, material, n¨²mero y morfolog¨ªa de las puertas. Los lofts abatieron puertas interiores en se?al de una nueva convivencia sin rigor. Los softs en los nuevos tableros de los arquitectos borran, de todas las fachadas, incluso solemnes, las entradas jerarquizadas.
La puerta es Dios en la religi¨®n cristiana. No es cualquier cosa, por tanto. Puerta del cielo, puertas del infierno, puertas del gozo y del calabozo. Pero ya en la arquitectura ecol¨®gica, propensa a relacionar interior con exterior, ha ido cre¨¢ndose una continuidad casi incons¨²til entre el afuera y adentro.
No hay ya edificio de talante contempor¨¢neo que se disfrace ret¨®ricamente. Por el contrario, la nueva construcci¨®n tiende a la transparencia y a la continuada democracia funcional.
El Internet de las cosas ha hecho de la puerta un quita y pon, capaz de multiplicar su presencia tanto como de evaporarla. Fin de la puerta recia y jactanciosa, puesto que su ritual de paso es ya accesorio.
El Mobile World Congress que acaba de celebrarse en Barcelona ha ratificado el anacronismo de la rigidez. Todo se hace o se deshace f¨¢cilmente. Con modestia, cada cual tiende a concebir una puerta imaginaria como protecci¨®n de su cub¨ªculo. Pero ya todo es virtual: invisible para la vista y fehaciente para los trazos de un pr¨®ximo mundo sin verjas ni muros.
?Queda pues algo que cierre bien? En 1851, Linus Yale construy¨® una cerradura tan resistente que la llam¨® Cerradura m¨¢gica. Hoy, bajo otras f¨®rmulas, todas las cerraduras tienden a ser m¨¢gicas. Como en Las mil y una noches, la voz o el gesto cifrado del mago ¨Cy amo- son los ¨²nicos que abren el artilugio. De modo que, actualmente, muchas puertas que solo obedecen al iris del ojo o alas huellas de la mano devuelven en sue?os la idea de la puerta como fiel perro guardi¨¢n. Puertas como tapaderas del secreto que solo desvelan cuando el due?o lo ordena.
Puertas por traspasar, portones por vencer, cajas fuertes por abrir, alcobas por violar. La puerta fue, en su cima, la primera estampa de lo que todav¨ªa no hab¨ªa sido revelado; hoy tiende a traducirse en un humo ambiental porque, en general, todo cierre de una habitaci¨®n, de un gabinete o un cant¨®n se halla en el designio de un programa alado al que le sobra cualquier porte de majestad. Y, progresivamente, de identidad.
Babelia
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