Cuesti¨®n de linajes
Farrucos y Habichuelas coinciden en la clausura del Festival de Jerez

Hay que entenderlo as¨ª, Pepe Carmona Habichuela simboliza el culmen de una saga familiar que se prolonga ya a una cuarta generaci¨®n. Su guitarra es un privilegio para un flamenco al que engrandece. Tambi¨¦n Diego de Mor¨®n representa una escuela y un linaje, el de su t¨ªo, el gran Diego del Gastor. Completaba el cartel la dinast¨ªa de Los Farrucos, representada por el m¨¢s joven de sus nietos, Manuel Fern¨¢ndez Montoya, El Carpeta. Sobre las tablas, en la clausura del XXII Festival de flamenco de Jerez, la gesti¨®n de esa herencia result¨® francamente dispar. Mientras que los guitarristas nos hicieron vivir momentos de emoci¨®n, especialmente evocadores en algunos momentos, el Farruco joven nos dej¨® una notable sensaci¨®n de frustraci¨®n, si no de enfado. No es solo por una cuesti¨®n de calidad, que tambi¨¦n, sino de cantidad: pocas veces se ha visto bailar tan poco al protagonista de un espect¨¢culo. Tal racaner¨ªa, revestida de un inexplicable divismo, configur¨® un extra?o efecto: el bailaor pareci¨® el invitado de la numerosa banda que lo acompa?aba, que, por momentos, cobr¨® m¨¢s protagonismo y, sobre todo, consumi¨® muchos m¨¢s minutos de la funci¨®n que el bailaor. Brillantes, dentro del grupo, las aportaciones de Rom¨¢n Vicenti y Sergio de Lope.
Afortunadamente, sabemos que la herencia del linaje est¨¢ a salvo en otros miembros de la saga. En su madre Rosario La Farruca, inspirada y muy flamenca, en su aparici¨®n como artista invitada bailando una majestuosa buler¨ªa por sole¨¢. Por supuesto, en Farruquito, que tambi¨¦n estaba anunciado, aunque no compareci¨®, al parecer, y seg¨²n se justific¨® en una larga perorata final, debido a una lesi¨®n. A El Carpeta lo hemos visto de peque?o en los espect¨¢culos de su hermano mayor. Era la chispa final. Tambi¨¦n con su madre, completando bailes de forma correcta. Sin embargo, en esta ocasi¨®n, en la que afrontaba la responsabilidad de ser cabeza de cartel, su baile se minimiz¨® en todos los sentidos. Fue, adem¨¢s, y desde una medio prometedora seguiriya inicial, casi el mismo baile repetido toda la noche: discontinuo y de destellos aislados. Paseo por el escenario y vuelta a empezar. O no.
Sonantas de a?ejo sabor
La coincidencia en un cartel de dos guitarristas tan dispares como Pepe Habichuela y Diego de Mor¨®n provoca unas inevitables expectativas. Se supo de inmediato que no compartir¨ªan escenario, excepto al final de la funci¨®n para saludar. Tras su dos mini conciertos, se comprende que otra cosa era imposible. Es tal la distancia entre sus toques que basta apreciarlos por separado y celebrarlos en toda su disparidad.
Diego Torres Amaya, Diego de Mor¨®n, hijo del cantaor Joselero, ha tenido una carrera casi antag¨®nica a la de Habichuela y, puede que por ello su toque permanezca un tanto anclado en el tiempo, especialmente en las buler¨ªas iniciales, tan evocadoras de su t¨ªo el de Gastor. Poderosa alzap¨²a, falsetas de tono pastue?o, su poquito de cupl¨¦¡ Todo marca de la casa. Por sole¨¢, ronde?a y seguiriya no muestra continuidad, pero deja un identificable sabor y un estilo personal¨ªsimo, con apuntes de modernidad, que est¨¢ por encima de cualquier consideraci¨®n t¨¦cnica.
Pepe Habichuela, por el contrario, representa la evoluci¨®n de una escuela y suena tan a?ejo como, por momentos, moderno, gracias a las hermosas construcciones mel¨®dicas que entrelaza dentro de su can¨®nico tratamiento de los estilos. Sole¨¢ y taranta definidas con una meridiana claridad. Alegr¨ªas estilizadas y unas buler¨ªas muy ligadas. Remat¨® con una seguiriya tan r¨ªtmica y bailable como breve. Los tiempos parec¨ªan imponerse por la apretada agenda del festival y nos quedamos con ganas de m¨¢s.
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