Qui¨¦n os ha visto y qui¨¦n os ve
Amazon ha servido para que los peque?os y medianos se pusieran las pilas y renovaran el concepto de librer¨ªa de barrio como elemento esencial del paisaje urbano
1. Libreros
En la frase del t¨ªtulo podr¨ªa condensarse la impresi¨®n que a mi topo ¡ªuna parlanchina editora catalana que adora el pesca¨ªto frito¡ª le caus¨® la organizaci¨®n y desarrollo del XXIII Congreso de Libreros, celebrado en Sevilla. No pude asistir, pero mi testigo no ha dejado de ponderarme el renovado aire, rebosante de confianza y optimismo, del nuevo equipo directivo de la ?CEGAL (Confederaci¨®n Espa?ola de Gremios y Asociaciones de Libreros), y especialmente de su presidente, Juancho Pons, y su director t¨¦cnico, Javier L¨®pez Y¨¢?ez. Bien es verdad que el congreso anterior (Las Palmas, 2011) naveg¨® con viento de crisis en la popa, y que ahora, poco a poco, se van recuperando las ventas y la alegr¨ªa. Pero el aire fresco ha venido tambi¨¦n de las caras nuevas, de la selecci¨®n de participantes y temas en las mesas redondas, de la inequ¨ªvoca voluntad anticaspa que se respiraba en las sesiones, de la disminuci¨®n de las quejas institucionales o del Kulturpessimismus m¨¢s o menos apocal¨ªptico en que, a menudo, caen los libreros. Por supuesto, Amazon ¡ªel Moloch de la venta de libros¡ª sigue siendo el enemigo principal, como dir¨ªa Mao: sus ventas espa?olas no han cesado de crecer, con el horizonte de copar el 25% del mercado en pocos a?os. Pero no hay que tener miedo a los fantasmas, por muy incorp¨®reos que sean. Ryan Raffaelli, un gur¨² de la escuela de negocios de Harvard que lleva a?os estudiando el asunto, se fij¨®, entre otras cosas, en que, entre 2009 y 2015, a?os de apogeo de la venta de libros por Amazon, el n¨²mero de librer¨ªas indepes en EE?UU creci¨® de 1.651 a 2.227. Y que la tendencia no ha parado. Y es que las librer¨ªas de ¡°ladrillo y cemento¡± ofrecen intangibles de los que el monstruoso libr¨®dromo virtual carece. Amazon ha servido para que los peque?os y medianos se pusieran las pilas y renovaran el concepto de librer¨ªa de barrio como elemento esencial del paisaje urbano. La lealtad de los autores famosos a los libreros independientes ha sido una piedra de toque esencial en el proceso; los eventos, las lecturas, las presentaciones y los talleres tambi¨¦n ayudan. Y puestos a preocuparse por el futuro, a m¨ª me inquieta casi m¨¢s un dato proporcionado por Nielsen: disminuye significativamente en Reino Unido el porcentaje de padres que leen a sus hijos, que ha pasado del 69% en 2013 al 51% en 2017. Ignoro lo que dir¨ªan los datos espa?oles al respecto, pero me temo que ir¨ªan en el mismo sentido, y por las mismas causas (¡°al llegar a casa estoy cansado/a¡±, ¡°los ni?os prefieren distraerse con otras cosas¡±). Por lo dem¨¢s, espero que esos aires nuevos de la CEGAL se manifiesten tambi¨¦n en la reforma de su p¨¢gina todostuslibros.com, una estupenda herramienta que necesita ajustes y revisiones. Por ¨²ltimo, y para terminar con una broma est¨²pida, leo en alg¨²n sitio que algunos sellos del grupo Ara Llibres decidieron hace algunas semanas suprimir el n¨²mero 155 en la paginaci¨®n de sus libros en se?al de protesta por lo que califican ¡°golpe de Estado a las instituciones y el Gobierno de Catalu?a¡±. Se me ocurre que el gesto puede quedar desactivado si en dicha p¨¢gina cae alguna portadilla (que no lleva numeraci¨®n). Para evitar el riesgo, podr¨ªan optar ¡ªcomo hacen algunos hoteles con la habitaci¨®n 13, que pasa a ser 14¡ª por numerar la 155 como 156, lo que ocasionar¨ªa un peque?o caos (y devoluciones). Si, a pesar de todo, decidieran continuar con su numeral protesta, les sugiero que dejen la p¨¢gina en blanco para que los visitantes de las librer¨ªas (y tanto si compran como si no) puedan expresar en ella lo que les parezca. Suerte, genios.
2. Cin¨¦filo
Resulta que, entre 1946 ¡ªcuando todav¨ªa firmaba sentencias de muerte¡ª y 1975 ¡ªcuando volvi¨® a firmarlas, antes de despedirse¡ª, Francisco Franco, nuestro peculiar ¡°centinela de Occidente¡±, vio casi 2.000 pel¨ªculas de todo tipo y nacionalidad, a raz¨®n de dos largometrajes semanales. Lo sabemos gracias a los programas impresos que se imprim¨ªan para anunciarlas en petit comit¨¦ y que han analizado minuciosamente Jos¨¦ Mar¨ªa Caparr¨®s y Mag¨ª Crusells en Las pel¨ªculas que vio Franco (y que no todos pudieron disfrutar), un apasionante trabajo repleto de jugosas revelaciones y que acaba de publicar C¨¢tedra. Franco fue no s¨®lo un gran cin¨¦filo ¡ªcomo lo fueron, sintom¨¢ticamente, otros conspicuos y sangrientos dictadores del siglo XX (Mussolini, Hitler, Stalin)¡ª, sino tambi¨¦n un hombre de cine: aficionado a filmar escenas con sus c¨¢maras de 9,5 u 8 mm ¡ªdesde la retirada de Chauen en 1924 hasta grupos familiares durante sus veraneos gallegos¡ª, picote¨® en casi todos los oficios cinematogr¨¢ficos: actor (ubicuo en los NO-DO, adem¨¢s de Franco, ese hombre, el fara¨®nico biopic que firm¨® ¡ª1964¡ª su amigo S¨¢enz de Heredia); c¨¢mara y escen¨®grafo; guionista (ah¨ª tienen su autobiogr¨¢fica Raza ¡ª1941¡ª, firmada con el seud¨®nimo de Juan de Andrade); e incluso, por citar algo en lo que su competencia tambi¨¦n era inapelable, supremo censor cinematogr¨¢fico y defensor de la pureza moral del pueblo sometido. A Franco le encantaban las pel¨ªcu?las de Hollywood: en su sala de El Pardo se proyect¨® todo lo que se le antoj¨®, incluso filmes que, como Lo que el viento se llev¨® (Victor Fleming, 1939) o Gilda (Charles Vidor, 1946), solo pudieron ver en su momento ¨¦l y su privilegiada camarilla cortesana. Y adoraba a los actores y actrices, con los que gustaba fotografiarse si ven¨ªan por aqu¨ª: al parecer, sus favoritos entre los varones fueron Gregory Peck y James Stewart; y entre las chicas se pirriaba por Deborah Kerr y Doris Day, por las que, supongo, la casta do?a Carmen llegar¨ªa a padecer crisis de celos. No me extra?a, con un marido tan gallardo y todo ternura.
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