Y que nunca fue libertina...
La idea es curiosa y el desarrollo insufrible. Te puedes quedar frito varias veces en el camino del Mes¨ªas hacia Jerusal¨¦n
MAR?A MAGDALENA
Direcci¨®n: Garth Davis.
Int¨¦rpretes: Rooney Mara, Joaquin Phoenix, Chiwetel Ejiofor, Tahar Rahim, Ariane Labed.
G¨¦nero: hist¨®rica. Reino Unido, 2018.
Duraci¨®n: 120 minutos.
Supongo que la Semana Santa alimenta la vida espiritual de los creyentes cristianos, sirve de recordatorio eterno y tributo puntual al nacimiento de su religi¨®n y los hechos prodigiosos y milagrosos que le acompa?aron, revive mediante rituales ancestrales algo tan trascendente que revolucion¨® la historia de la humanidad. Entiendo la solemnidad de esta fecha para infinitos feligreses de cualquier parte y condici¨®n. Desgraciadamente, yo la asocio en mi ni?ez con una sensaci¨®n cercana no ya a lo inquietante, sino al terror puro y duro encarnado en las procesiones. La tumultuosa imagen de cofrades, penitentes y nazarenos ataviados con h¨¢bitos y t¨²nicas, el rostro cubierto con siniestros capirotes y la cronometrada solemnidad de sus pasos al ritmo de tambores e instrumentos de viento se convert¨ªan para m¨ª en una pesadilla, la encarnaci¨®n de esos ogros con los que sue?an los ni?os. Estas personas conmemoran la existencia de Cristo, su tormento, su crucifixi¨®n y su resurrecci¨®n, sus prop¨®sitos son glorificadores y piadosos, pero su puesta en escena me inspiraba pavor. Y no hab¨ªa forma de librarse de semejante tormento. Mis mayores, gente creyente y practicante, cre¨ªan que era exultante y necesario para la criatura acudir a las procesiones, sin prever que alg¨²n d¨ªa se volver¨ªa agn¨®stica.
La Semana Santa tambi¨¦n albergaba cosas muy gratas, como ir frecuentemente al cine, ese refugio imprescindible y en ocasiones aut¨¦nticamente milagroso. La tem¨¢tica de la programaci¨®n era ritual e invariable. Con el protagonismo de Jesucristo, sus circunstancias, su ¨¦poca en la tierra, los enamorados o furiosos con su excepcional existencia. Nunca fue mi favorita. Lo eran las pel¨ªculas del Oeste (a¨²n no sab¨ªamos que se llamaban westerns), las de piratas y algunas de dibujos animados. Y mi memoria de la ni?ez me asegura que jam¨¢s me conmovi¨® excesivamente este cine religioso. El argumento, aunque tuviera ligeras desviaciones, siempre era el mismo. No me llegaba ni su ¨¦nfasis, ni su esforzada capacidad de conmoci¨®n, ni su inmediata divisi¨®n del universo en buen¨ªsimos y mal¨ªsimos, ni sus aparatosos decorados. Y entonces no sab¨ªa que significaban esas cosas, pero si lo que me parec¨ªa divertido o aburrido. La ¨²nica pel¨ªcula de este g¨¦nero que me impresion¨® fue la grandiosa (en todos los sentidos) Ben-Hur.
Y en los tiempos modernos se han volcado en la historia de Cristo directores tan personales y sobresalientes como Scorsese y Mel Gibson. Pero ni la tortuosa La ¨²ltima tentaci¨®n de Cristo ni la naturalista y s¨¢dica La pasi¨®n de Cristo me conciliaron con este g¨¦nero.
Ahora llega y en vano Mar¨ªa Magdalena, cuya originalidad se centra en que ofrece una imagen ins¨®lita del personaje, ya que siempre nos hab¨ªan contado que era una prostituta que se redimi¨® al conocer a Jes¨²s. Y resulta que fue su ap¨®stol. No llevaba una existencia descarriada, sino que era una mujer joven y asfixiada por una familia autoritaria y jer¨¢rquica, que huy¨® de sus ra¨ªces para seguir al revolucionario y ejercer su apostolado. La idea es curiosa y el desarrollo insufrible. Te puedes quedar frito varias veces en el camino del Mes¨ªas hacia Jerusal¨¦n. Y adem¨¢s a este lo encarna Joaquin Phoenix, haciendo, como siempre, de s¨ª mismo. Rooney Mara es una actriz notable, sugerente, sobria, pero su presencia tampoco alivia en medio de tanto aburrimiento.
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