¡®A Ghost Story¡¯: una pel¨ªcula de las de fantasma con s¨¢bana
El director David Lowery analiza su complejo drama, que sale a la venta en DVD y Blu-ray
Ninguna esperanza, solo una profec¨ªa catastr¨®fica: ¡°Un terremoto destruir¨¢ una porci¨®n importante de la costa noroeste de EE UU¡±. No era la certeza de un don nadie; lo escrib¨ªa la ganadora de un Pulitzer. ¡°La cuesti¨®n es cu¨¢ndo¡±, remataba Kathryn Schulz, en su art¨ªculo para The New Yorker. Segu¨ªan 6.100 apocal¨ªpticas palabras donde varios cient¨ªficos daban fe del destino ya escrito de los vecinos de la zona.
Cuando el cineasta David Lowery ley¨® el texto no atravesaba su mejor momento. En lo profesional, terminaba su ¨²ltimo filme, la superproducci¨®n de Disney Peter y el drag¨®n: ¡°Y cada vez que acabo una pel¨ªcula siento una especie de depresi¨®n posparto, me pregunto si quiero seguir en el cine¡±. En lo personal, andaba ¡°muy preocupado¡±. As¨ª que el reportaje colm¨® el vaso de sus agobios y le hundi¨® hasta el fondo de una crisis existencial. ¡°Empec¨¦ a pensar en lo condenada que est¨¢ la humanidad y buscaba la manera de seguir siendo optimista¡±, relata. Para salvarse a s¨ª mismo, rod¨® A Ghost Story.
¡°La hice para lidiar con todo ello¡±, cuenta. As¨ª que la obra, que acaba de salir a la venta en DVD y Blu-ray, supuso un ¨®rdago, vital y f¨ªlmico. Porque Lowery escribi¨® el primer guion en apenas un d¨ªa y lo rod¨®, en secreto, en menos de un mes. Cost¨® unos 122.000 euros, que sac¨® de sus bolsillos, llenos gracias a Peter y el drag¨®n. ¡°No quer¨ªa el dinero de nadie, as¨ª tendr¨ªamos espacio para arriesgar y fracasar¡±, defiende.
Por otro lado, ?qui¨¦n hubiera financiado un drama lento y emotivo, sobre la p¨¦rdida y el valor de la existencia, protagonizado por un fantasma de toda la vida, de los de s¨¢bana y dos agujeros negros? Y no solo: para multiplicar los riesgos, Lowery puso a interpretarlo a Casey Affleck. Es decir, fich¨® al reciente ganador de un Oscar al mejor actor solo para esconderle bajo una s¨¢bana durante casi todo el metraje. Aun as¨ª, algunos cr¨ªticos consideran que la actuaci¨®n del fantasma es extraordinaria. El aplauso en todo caso ha de ser compartido: por razones de agenda, Affleck no estaba disponible cuando volvieron a filmar ciertas secuencias, as¨ª que otro ocup¨® su lugar bajo el disfraz.
Al parecer, el actor se qued¨® muy frustrado. De ah¨ª que no sorprenda el entusiasmo con el que salt¨® a bordo del barco de Lowery, sin preocuparse de si acabar¨ªa hundi¨¦ndose. Cuando el director le envi¨® un mensaje, donde le propon¨ªa un proyecto ¡°raro¡± y le avisaba de su papel, Affleck contest¨®: ¡°Claro¡±. Lo mismo que Rooney Mara, as¨ª que el director junt¨® de nuevo a los protagonistas de su filme En un lugar sin ley.
Entre ambos, interpretan la historia de C y M, una pareja que afronta la decisi¨®n de cambiar de casa. Aunque eso es solo el principio. Porque en A Ghost Story el director mezcl¨® un c¨®ctel mucho m¨¢s ambicioso: una pelea con su esposa, que el cineasta transcribi¨® e incorpor¨® al filme; reflexiones sobre mudarse y dejar atr¨¢s los recuerdos; pensamientos sobre el arte y su legado, sobre qu¨¦ perdura tras la muerte; y sus propias experiencias y tormentos personales. ¡±Quer¨ªa hacer una pel¨ªcula que desafiara. El ¨²nico fin era que me hiciera feliz a m¨ª. Pens¨¦ que cualquiera la odiar¨ªa, que muchos se marchar¨ªan del cine a los 20 minutos¡±. Hacerlo, visto el resultado, ser¨ªa el mayor de los riesgos.
Aunque Lowery lo entender¨ªa. A Ghost Story ha dividido al (poco) p¨²blico que la vio en sala. El festival de Sundance y los premios Spirit la encumbraron; los Oscar, en cambio, la ignoraron. Y la secuencia favorita del director ¡ª¡°uno de mis principales orgullos como cineasta¡±¡ª es la peor para quienes atacan al filme: el personaje de Mara regresa a casa tras la muerte de su pareja y durante cinco largu¨ªsimos minutos de plano fijo come una tarta entera.
Ya que ni Lowery ni Mara hab¨ªan sufrido una p¨¦rdida parecida a la de la protagonista, el cineasta le recomend¨® a la actriz que leyera El a?o del pensamiento m¨¢gico, donde Joan Didion narra c¨®mo lidi¨® con la muerte de su marido. Para el personaje de Affleck, el problema era otro: su disfraz. ¡°En mi cabeza ten¨ªa la idea perfecta de un fantasma con una s¨¢bana. Sin embargo, no funcionaba en absoluto. Resultaba rid¨ªculo. Y hac¨ªa que se cayera todo el proyecto¡±, explica Lowery. Que el pilar central de su drama fuera c¨®mico hizo tambalear todas las certezas del director. Otra crisis, tal vez la peor. ¡°Todo el mundo se daba cuenta de que no quedaba bien. Miraban al fantasma, y luego a m¨ª. Hubo momentos en los que quer¨ªa que alguien viniera y dijera: ¡®Dave, esto no va a ning¨²n lado, march¨¦monos a casa¡±, agrega. Pero siguieron adelante. A la s¨¢bana a?adieron un miri?aque y un tut¨². Al fin Lowery ten¨ªa al espectro de sus sue?os. Ya pod¨ªa contar su historia.
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