Los escritores de la era Putin
Un repaso a una realidad literaria en la que las subvenciones tratan de impedir que no decaiga la calidad y las traducciones buscan influencia en el extranjero, pero donde la cr¨ªtica es residual
Rusia es una de las madres de la literatura contempor¨¢nea. De su seno han surgido nombres que no pueden escapar al canon como Pushkin, Ch¨¦jov, Dostoievski, Tolstoi o Nabokov, s¨®lo por citar cinco grandes nombres. Y los rusos lo saben. Sus libros son una buena marca del pa¨ªs, por lo que no extra?a que en los ¨²ltimos a?os hayan llegado a las librer¨ªas espa?olas ¡ªtraducidos por una buena generaci¨®n de traductores¡ª un gran n¨²mero de nuevos escritores, nacidos en su mayor¨ªa a partir de los a?os setenta, que llegan adem¨¢s con muchos premios literarios bajo el brazo. Galardones que, como afirma el traductor Jorge Ferrer, ¡°son garant¨ªa de calidad extraordinaria, a diferencia de lo que nos sucede en Espa?a, donde los premios literarios, con salvedades, carecen de un verdadero prestigio literario. En Rusia, donde la corrupci¨®n y el dirigismo lo permean todo, esos premios, hasta donde yo s¨¦ y veo y leo, permanecen aferrados a la pureza, al empuje de descubrir los trazos de un canon e ir fij¨¢ndolo. Como si los rusos supieran que todo se puede pudrir, menos la literatura, que todo se puede corromper, menos la estatura que tiene la literatura rusa desde el siglo XIX en adelante¡±.
?Las subvenciones anulan la cr¨ªtica pol¨ªtica, social? No del todo, aunque la voz contra el putinismo se alza con cuidado
No s¨®lo han sido los premios. En los ¨²ltimos tiempos, Rusia decidi¨® dotar de buenos fondos a la traducci¨®n. Es la manera de que su voz pueda atravesar las fronteras de este pa¨ªs gigante. As¨ª lo reconocen, adem¨¢s de Ferrer, otros traductores de este idioma como Marta Reb¨®n, o la editora Luc¨ªa Barahona, de Autom¨¢tica Editorial, un sello donde m¨¢s de 60% de sus autores procede de este pa¨ªs. ¡°El gobierno ruso cre¨® un instituto de la traducci¨®n y han dado much¨ªsimas ayudas. Sobre todo hace unos a?os. Fue una partida que hubo, y muchas de las obras que nos han llegado ¨²ltimamente, tambi¨¦n los grandes cl¨¢sicos, proceden de estas ayudas. Tambi¨¦n hay un organismo aut¨®nomo, el Instituto Projorov, que ha dado mucho dinero y nos ha ido premiando a los traductores¡±, sostiene Reb¨®n. ¡°S¨ª, desde hace unos a?os el gobierno ruso est¨¢ metiendo mucho dinero a la traducci¨®n y tambi¨¦n a los escritores. De hecho, hay gran cantidad de de blogs con gente que est¨¢ siguiendo a este nuevo universo de literatos. Y nosotros nos fijamos mucho para ver qu¨¦ es lo que sale de ah¨ª¡±, a?ade Barahona.
Rusos a los que seguir la pista
Guzel Y¨¢jina (Kaz¨¢n, 1977). Ganadora del premio Booker ruso por la novela Zuleija abre los ojos, de pr¨®xima publicaci¨®n en Acantilado. Se trata de una relectura del estalinismo, concretamente de la deportaci¨®n de los t¨¢rtaros a Siberia por Stalin.
Zajar Prilepin (Oblast de Riaz¨¢n, 1975). Autor de novelas como Patolog¨ªas (Sajal¨ªn, 2012), en la cuenta su experiencia personal en el guerra de Chechenia. Pr¨®ximamente se publicar¨¢ El convento, una aproximaci¨®n al Gulag.
Gary Shteyngart (San Petersburgo, 1972). Ha publicado en Espa?a las novelas El manual del debutante ruso (Alfaguara, 2010), Absurdist¨¢n (Alfaguara, 2008) o Peque?o fracaso (Libros del Asteroide, 2015) en el que rememora su infancia en la URSS.
Alisa Ganiyeva (Mosc¨², 1985). Ha obtenido varios premios y en Rusia se la considera una de las grandes apuestas literarias de las nuevas generaciones. Es autora de novelas como La monta?a festiva (Turner), un retrato realista del Daguest¨¢n actual.
?Las subvenciones anulan la cr¨ªtica pol¨ªtica, social? No del todo, aunque la voz contra el putinismo se alza con cuidado. Como se?ala el traductor Ferrer, ¡°hay de todo como en botica. Zajar Prilepin se ha ido a la guerra en Ucrania del lado ruso; Guzel Y¨¢jina prefiere no hablar de pol¨ªtica. La gran dama de la literatura rusa Liudmila Ul¨ªtskaya s¨ª se ha convertido en una voz fundamental de la oposici¨®n liberal al putinismo y ha sido hostigada por ello. Tambi¨¦n la bielorrusa y Nobel Svetlana Aleksi¨¦vich, cuyo ¨²ltimo libro El fin del homo sovieticus, que traduje para Acantilado, gener¨® una pol¨¦mica enorme en Rusia, nada favorable a ella. En la subdemocracia o democracia de baja intensidad que es Rusia, el rol del intelectual vuelve a ser aquel de consciencia y elocuencia de la sociedad que quer¨ªa Foucault¡±. Reb¨®n, por su parte, indica que al hacer su trabajo, jam¨¢s ha tenido un problema de censura, ¡°y en el mundo de la literatura promocionan a gente que tambi¨¦n ha sido muy cr¨ªtica con el gobierno¡±.
Precisamente, entre estos ejemplos, la editora Luc¨ªa Barahona cita Exodo, de DJ Stalingrad, (Autom¨¢tica, 2015), que retrata la Rusia del nuevo milenio donde la URSS ya s¨®lo queda como un mero recuerdo, y ¡°aunque no menciona a Putin, s¨ª est¨¢ todo englobado dentro del capitalismo y neoliberalismo brutal del pa¨ªs. Cuenta c¨®mo est¨¢ la juventud all¨ª, que quiere hacer otra cosa que no sea dentro de ese sistema neoliberal¡±.
Las nuevas tem¨¢ticas: distop¨ªas, guerra y pasado sofisticado
De alguna manera, las narraciones dist¨®picas ayudan a retratar una actualidad con la posibilidad de evitar censuras. Y este es un g¨¦nero que tambi¨¦n est¨¢ pegando fuerte en la Rusia actual (y que llega a Espa?a). Son autores como Anna Starobinets (Refugio 3/9, Nevsky, 2015), Vlad¨ªmir Sorokin (El d¨ªa del opr¨ªchnik, Alfaguara, 2008), Dmitri Glukhovsky (Metro 2033, Timun Mas, 2013) o Andrei Rubanov (Clorofilia, Minotauro, 2012). Para Barahona, esto se debe a que despu¨¦s de la ca¨ªda de la URSS ¡°se vivieron momentos dif¨ªciles por lo que no es extra?o mirar otros universos donde las cosas pudieran ser al menos diferentes. Si conviertes algo en una distop¨ªa puedes poner un punto de partida diferente, uno que t¨² construyes y el lector acepta¡±. El Centro Ruso de Ciencia y Cultura, en Madrid, se encarga de las actividades para promocionar la cultura rusa.
Las narraciones dist¨®picas ayudan a retratar una actualidad con la posibilidad de evitar censuras
Otras tem¨¢ticas son las guerras y la mirada al pasado, al estalinismo. Sobre la primera Sarymova afirma que es cierto que han aparecido ¡°novelas muy duras y al mismo tiempo filos¨®ficas¡± sobre la guerra y la c¨¢rcel con personajes en situaciones inhumanas. Un buen ejemplo es Patolog¨ªas, de Prilepin, que aborda su experiencia personal en Chechenia. Sobre la mirada al estalinismo, Jorge Ferrer comenta que ahora es mucho m¨¢s sofisticada que en a?os posteriores al r¨¦gimen sovi¨¦tico, cuando tuvo un marcado car¨¢cter de denuncia. ¡°En este caso destacan las novelas de Y¨¢jina, Zuleija abre los ojos y El Convento, de Prilepin: el estalinismo visto como espacio sometido a la literatura y no como c¨¢rcel que someti¨® a los literatos. Es un cambio de perspectiva extraordinario¡±, afirma el traductor.
Los nuevos escritores seguir¨¢n llegando a las librer¨ªas. En parte por el dinero ruso, aunque ¡°la crisis econ¨®mica en Rusia, que ha sido severa y de la que apenas comienzan a salir, ha golpeado los fondos de los que se nutren esos proyectos¡±, admite Ferrer; pero tambi¨¦n porque en Espa?a hay una buena cantera de traductores, como sostiene Marta Reb¨®n: ¡°A ra¨ªz de los estudios de Filolog¨ªa Eslava salieron muchos. Y dentro de diez a?os tendremos emigrados, los hijos de los rusos de la Costa del Sol, y vamos a tener a hijos de rusos que dominan perfectamente el espa?ol y esto se notar¨¢ en las librer¨ªas, porque buscar¨¢n libros que les hablen de sus pa¨ªses de origen¡±. Y Rusia, adem¨¢s, seguir¨¢ haciendo marca de pa¨ªs con su literatura.
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