Problemas de lenguaje

Si James Joyce logr¨® dar forma literaria a la s¨ªntesis entre pensamiento y lenguaje que conforma la identidad, desarrollando esa met¨¢fora de la corriente de conciencia que acu?¨® William James, el funcionamiento de una mente devastada por el alzh¨¦imer invita a pensar en otro s¨ªmil bajo el signo de lo acu¨¢tico: una identidad abandonada en la orilla de una playa en plena marea baja, pero peri¨®dicamente reactivada con la llegada de t¨ªmidas olas, que devuelven una ef¨ªmera conciencia de todo lo perdido. En El viaje de sus vidas se habla bastante de lenguaje e identidad: John Spencer (Donald Sutherland), el profesor de literatura que, en compa?¨ªa de su esposa Ella (Helen Mirren), emprende un viaje por carretera para visitar la casa de Ernest Hemingway -ese escritor que desnud¨® la prosa hasta encontrar el hueso de la poes¨ªa-, ya no puede iniciar la lectura de una frase sin perder la orientaci¨®n, y el sentido, antes de llegar al punto final. Ante su mirada vac¨ªa, Ella no puede evitar sentirle como un extra?o que ha reemplazado a quien fue su compa?ero de vida. De vez en cuando, llega la ola a la orilla, y John reaparece durante unos pocos minutos, recordando con total precisi¨®n minucias o presencias secundarias de su vida. Para volver a irse.

En El viaje de sus vidas, Paolo Virz¨¬ adapta la novela hom¨®nima del estadounidense Michael Zadoorian que alcanz¨® la condici¨®n de best-seller en el mercado editorial italiano. Con ello, se lanza a su particular aventura americana y, sin pretenderlo, cae en un claro problema de lenguaje, alej¨¢ndose de una trayectoria creativa que, en su ¨²ltimo tramo, hab¨ªa reforzado su parentesco con la gran tradici¨®n de la comedia dram¨¢tica italiana que tuvo en cineastas como Dino Risi y Ettore Scola a algunas de sus figuras tutelares. Su nueva pel¨ªcula no avanza en tierra de nadie, pero los modelos que evoca quiz¨¢ resulten bastante menos estimulantes: las modulaciones m¨¢s sentimentales de la tradici¨®n de la road-movie americana. Unas claves que el cineasta maneja como un idioma mal asimilado.

Virz¨¬ es plenamente consciente del excedente de carisma que le va a proporcionar su pareja de actores y parece despreocuparse de la mec¨¢nica previsible que lo rige todo o de lo superficiales que resultan sus someras pinceladas a?adidas sobre la Am¨¦rica de Trump. En su desenlace, lo potencialmente perturbador se sirve convenientemente expurgado de todo matiz desafiante. Otro problema de lenguaje.