Cinismo pasado de fecha

Especialista de acci¨®n, actor, cortometrajista y director de v¨ªdeos musicales para Bob Dylan, Nash Edgerton, hermano del tambi¨¦n actor, guionista y director Joel Edgerton, imparte en Gringo: se busca vivo o muerto, su segundo largometraje, una lecci¨®n magistral sobre las inconveniencias de recurrir a un modelo de historia, tan gastado por el uso y el abuso, que la presencia de esta pel¨ªcula en la cartelera s¨®lo puede compararse, si es que puede compararse a algo, a la sorpresa de encontrar una fecha de caducidad de hace diez (o veinte) a?os en un producto reci¨¦n adquirido en el supermercado de la esquina. Su trabajo tambi¨¦n invita a preguntarse si habr¨ªa que pedir responsabilidades a algunos cineastas de referencia ¨Cen este caso, Tarantino y los hermanos Coen-, cuando el rastro de su influencia en el cine contempor¨¢neo empieza a adquirir la forma de un mont¨®n de metralla no solo redundante, sino especialmente caracterizada por malinterpretar la esencia de sus fuentes de inspiraci¨®n.

El lanzamiento al mercado farmac¨¦utico de un medicamento basado en las virtudes de la marihuana da pie a una comedia negra sostenida sobre los cruces del azar, donde el ¨ªntegro empleado de una corporaci¨®n se ver¨¢ abocado a un juego de supervivencia entre neoliberales irredimibles, mercenarios sin moral, torpes buscavidas y capos de la droga aficionados a la ¨²ltima etapa de los Beatles. El mayor (por un a?o) de los Edgerton maneja su pel¨ªcula como si creyera que el slapstick cruel, el sarcasmo sin fundamento y el cinismo como complemento supuestamente cool fueran, todav¨ªa, valores al alza. Si, pongamos por caso, esta pel¨ªcula se hubiese estrenado el mismo a?o en que se rod¨® Love & a .45 (1994) de C. M. Talkington, una de las primeras subtarantinadas, ?hubiese parecido mejor de lo que parece hoy? Quiz¨¢ hubiese ca¨ªdo m¨¢s simp¨¢tica.