¡°Cantar sobrio cuesta tela¡±

Madrid, ese sitio al que los Ketama rogaban que viniera a su primo Josel¨ªn en la m¨ªtica canci¨®n de hace 30 a?os, se cuela en el sal¨®n de Antonio Carmona a trav¨¦s de los cristales arrasados por la lluvia. Su madre, la del artista, reposa viendo la tele con su imponente estampa de gitana antigua. Hoy es su 80? cumplea?os, el de la matriarca, y tambi¨¦n el d¨ªa del padre, y Juan Habichuela, el patriarca fallecido hace tres a?os, parece bendecir la escena desde el retrato que preside la pieza. El ni?o, porque ni?os son los hijos aunque pasen ya del medio siglo, se est¨¢ cambiando para las fotos para parecer m¨¢s ¡°lorquiano¡±. No hac¨ªa falta. Carmona, con su cutis oliv¨¢ceo y su nariz de rapaz nocturna, se antoja el moreno de verde luna en persona. Como casi no lo cuenta, ahora lo canta en verso.

Qu¨¦ bueno verle en danza.

Qu¨¦ bueno hallarme, s¨ª. Tomarme un caf¨¦, pasear, disfrutar de los m¨ªos. Damos muchas cosas por supuestas, pero cuando recibes una corn¨¢ tan dura ves que en el fondo no necesitas m¨¢s.

Eso dicen todos y luego se olvidan. ?Cu¨¢nto le durar¨¢ el susto?

A¨²n lo tengo en el cuerpo. Conservo el contacto con mis amigos de la UVI, y unos salieron, otros no, y otros solo al camposanto. Los m¨¦dicos bromean con que cada vez que sal¨ªan a informar aparec¨ªan 100 cabezas gitanas de la nada. Hay que poner el punto c¨®mico a la cosa. Soy el ¨²nico gitano no supersticioso del planeta.

Visto as¨ª, no todo el mundo puede ver su entierro en vida.

Ver el cari?o de la gente, que a mi mujer no le cobraran los taxistas, fue tremendo. Igual cuando me muera dir¨¢n: ¡°Otra vez, el pesao este¡±. Pero ya lo llevo puesto.

Quiz¨¢ era agradecimiento por himnos como No estamos locos.

Total. Pero no fue f¨¢cil. Fuimos unos revolucionarios, nos castigaban los puristas. Solo trabaj¨¢bamos de Despe?aperros para arriba. ?ramos estrellas en Europa y no pod¨ªamos entrar en Andaluc¨ªa. Nos perdonaron la vida cuando vendimos un mill¨®n de copias y se fue la cosa de las manos.

El guapo de Ketama era su primo Josemi, pero creo que usted se lo ligaba todo sin salir de casa.

Totalmente. Yo era el result¨®n y el gracioso. Ten¨ªa mis novias, pero volv¨ªa a dormir a casa, donde estaba bien planchado y comido, hasta que me sac¨® mi mujer, Mariola, con 27 a?os. Ahora soy un gitano que vive con cinco mujeres: la m¨ªa, mi madre, mi suegra y la chica que nos cuida, y no estoy loco.

Con su esposa la vida tambi¨¦n le dio una segunda oportunidad.

S¨ª, me fui a Israel porque soy muy creyente y me gusta el l¨ªder que fue Jes¨²s y la que lio all¨ª. Nos volvimos a casar, y eso nos volvi¨® a unir much¨ªsimo. Ella ha sido mi ¨¢ngel en todo este trance.

?Creyente a estas alturas?

?C¨®mo no voy a creer si creo de la nada? Este disco lo he compuesto con una facilidad impresionante. La creaci¨®n es un misterio, y eso tiene algo de divino.

Ha musicado versos de Lorca. ?Qu¨¦ es la palabra en la m¨²sica?

Tanto... T¨² oye una sole¨¢: ¡°No te compro m¨¢s camisas/ porque yo no visto altares/ para que otro diga misa¡±. Te dice en 15 palabras una barbaridad tan grande...

S¨ª, se te caen los palos del selfi.

Ea. Pues de ah¨ª vengo yo, del flamenco, de darte una pu?alada en el coraz¨®n en dos segundos. Creo que la letra es m¨¢s importante que la m¨²sica, y te lo digo yo, que soy m¨¢s m¨²sico que letrista.

?El pellizco duele o consuela?

Lo es todo. Pena, alegr¨ªa, rabia. Lo primero que te hacen al nacer es darte un azote, un pellizco, para que rompas a llorar y vivir. Para ver si est¨¢s vivo o muerto. El pellizco es la vida.

?Tiene secuelas del susto?

Bueno, a¨²n estoy con el suelo de la boca tocado, y me he tenido que quitar de fumar y de beber.

?Y de lo otro?

No, de eso y del flamenco no se puede quitar uno nunca. Sigo saliendo de noche y ahora me r¨ªo mucho viendo a la gente borracha y yo sereno, es rar¨ªsimo.

Y cantar a pelo, ?es duro?

Ya te digo. Cantar sobrio cuesta tela. Antes no es que saliera ciego, pero me tomaba mis dos guiskis. Es lo peor que llevo, salir a cantar sin tomarme un chupito.