De bruces con la muerte: mucho m¨¢s que danza para atravesar el horror con La Veronal

La ¨²ltima propuesta de la compa?¨ªa La Veronal, Totentanz¨CMorgen ist die Frage, pas¨® la semana pasada por el Festival de Oto?o de Madrid con las expectativas en todo lo alto y las entradas agotadas. Algo usual en los trabajos de este colectivo que cosecha reconocimiento internacional y acogida entre cr¨ªtica y espectadores casi a partes iguales. En esta ocasi¨®n, ha decido su director, Marcos Morau (Ontiyent, 42 a?os), llevar su discurso a espacios m¨¢s all¨¢ del escenario y, en Madrid, el trabajo se desarroll¨® en tres salas de la cuarta planta del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa. Casi desde el primer momento en el que arranca la propuesta, esta itinerancia que convertir¨¢ a los espectadores en una especie de procesi¨®n de ¨¢nimas, una santa compa?a testigo y voyeur de la muerte, funciona de manera pertinente. Tambi¨¦n el grado de implicaci¨®n que se nos pide y que queda manifiesto cuando un bailar¨ªn se hace paso entre la audiencia caminando con un micro con su correspondiente pie, que recoge el sonido de quienes nos concentramos en este ritual. Una especie de maestro de cerominas o sumo sacerdote que recoge el murmullo de la vida que arrojamos en ese momento las personas congregadas. Como si se nos dijera: ¡°vosotros tampoco escapar¨¦is a la muerte¡±.

Destaca la exquisita y poderosa est¨¦tica de sus cuatro bailarines y dos marionetas de una veracidad realmente conmovedora (recurso que la compa?¨ªa ya incorpor¨® en Firmamento, montaje anterior), empapada de simbolog¨ªa religiosa con cierto aire kitsch y futurista al mismo tiempo. Como ese camino hacia la expiaci¨®n construido con neones en forma de gran cruz, que es tambi¨¦n pasarela de moda. Los bailarines y una sutil interacci¨®n con el p¨²blico (y ah¨ª radica su fuerza), donde destaca especialmente la impresionante Lorena Nogal, ¨²ltimo Premio Nacional de Danza en la modalidad de interpretaci¨®n, bordan una propuesta realmente sobrecogedora. Tal vez, al v¨ªdeo proyectado le sobre minutaje y roce lo obvio en las im¨¢genes que se proponen, verdaderamente desoladoras. La m¨²sica original y el espacio sonoro de Clara Aguilar suman estremecimiento, sobre todo en lo acontecido en la tercera y ¨²ltima sala. Totentanz¨CMorgen ist die Frage, visitar¨¢ el Festival Temporada Alta de Girona (23 y 24 de noviembre en cuatro sesiones) y el Teatre Lliure de Barcelona (del 5 al 15 de diciembre).