Abreu: el hombre que logr¨® el boom musical latinoamericano
El maestro, as¨ª lo llamaban en Venezuela, dot¨® de educaci¨®n con el Sistema de orquestas a cerca de dos millones de ni?os y j¨®venes de tres generaciones
Cuando a un ni?o que habita en un barrio marginal de cualquier urbe latinoamericana le proporcionas un instrumento musical, le est¨¢s dando un arma para salir de la pobreza. Es algo de lo que estaba profundamente convencido Jos¨¦ Antonio Abreu, muerto el s¨¢bado en Caracas con 79 a?os. Lo sab¨ªa bien. En verano de 1975 hab¨ªa creado su propio arsenal en un local paup¨¦rrimo de la capital venezolana. All¨ª se juntaron 11 pioneros de un Sistema de orquestas que hoy ha dado educaci¨®n en m¨¢s de 300 conservatorios fundados por ellos a cerca de dos millones de ni?os y j¨®venes de su pa¨ªs: tres generaciones de int¨¦rpretes y alumnos salidos en un 85% de las capas m¨¢s castigadas de la sociedad.
Ese ha sido su legado. Por ello logr¨® en 2008 el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes o fue varias veces candidato a Nobel de la Paz. Un m¨¦todo de educaci¨®n y acci¨®n social cuyo virus traspas¨® Venezuela para implantarse en Latinoam¨¦rica, Estados Unidos, Europa y Asia. Quer¨ªa lograr en m¨²sica cl¨¢sica, conscientemente y en sus propias palabras, un fen¨®meno equivalente a lo que fue boom literario en su continente. Pero con orquestas de primer nivel surgidas de la marginaci¨®n. Fuera de las ¨¦lites. Con el objetivo de alcanzar otras capas y extenderse a nuevos p¨²blicos.
Para ello, parti¨® de una base y un principio irrenunciable: ¡°La cultura para los pobres no puede ser una pobre cultura¡±. Luch¨® toda su vida por obtener recursos que acompa?aran esa formaci¨®n. Y el caramelo para las familias representaba algo muy apetecible. En las zonas donde cualquier d¨ªa pod¨ªa sorprenderte un tiroteo, o incluso la muerte sin buscarla por una bala perdida, los n¨²cleos del Sistema atra¨ªan a ni?os y j¨®venes por su seguridad y la certeza de lograr, al menos, una comida al d¨ªa. As¨ª que en vez de una escuela com¨²n, se convert¨ªan en una especie de segunda casa donde pasaban tres o cuatro horas al d¨ªa: una enorme f¨¢brica de virtuosos que ha exportado despu¨¦s m¨²sicos a las mejores formaciones del mundo.
¡°La cultura para los pobres no puede ser una pobre cultura¡±, aseguraba Abreu
Pero el m¨¦todo fue dise?ado al contrario de la tradici¨®n. Desde que era ni?o, a Abreu le interes¨® lo que ¨¦l llamaba ¡°efecto demostraci¨®n¡±. El contagio, para entendernos. La culpa la tuvo en su caso Pastora Guanipa. Una ni?a que se sent¨® en el atril de al lado cuando Abreu ten¨ªa 10 a?os. ?Su primer amor? A juzgar por lo que mostraba su rostro cuando la recordaba, no cab¨ªa duda. Por querer impresionarla, se aplic¨®. Algo que despu¨¦s fue comprobando en otros. ¡°El hecho de sentarse en un atril junto a alguien mejor, me impulsaba a crecer, a mejorar¡±. As¨ª que forj¨® un m¨¦todo en el que la m¨²sica en conjunto acompa?aba a la formaci¨®n individual. En un crescendo que contagiaba, primero a los m¨²sicos mismos y luego, por exhibici¨®n, a la comunidad,
La propia m¨²sica, la notoriedad que esta proporcionaba, conduc¨ªa a otro estado fundamental: la identidad y la dignidad. ¡°Lo m¨¢s terrible de ser pobre no es s¨®lo no tener para comer. Es no sentirse nadie¡±, comentaba. Aquello provocaba una implicaci¨®n absoluta de los entornos. Una identificaci¨®n, un orgullo al que despu¨¦s resultaba dif¨ªcil renunciar.
Si adem¨¢s aquello traspasaba fronteras, como as¨ª fue a comienzos del siglo XXI y aglutinaba a estrellas como Simon Rattle, Claudio Abbado, Pl¨¢cido Domingo, Giuseppe Sinopoli, Valeri Gergiev o Juan Diego Fl¨®rez, que lo ha exportado a Per¨², entre otros, el ¨¦xito quedaba garantizado. Hoy se cuentan por centenares las escuelas en diferentes pa¨ªses que piden asesor¨ªa al Sistema e implantan su m¨¦todo, completamente ajeno al tradicional.
Un m¨¦todo que Abreu, austero, firme, carism¨¢tico, h¨¢bil extendi¨® a la direcci¨®n de orquesta. Aparte de economista y pol¨ªtico, el podio fue su dedicaci¨®n m¨¢s entregada. Y cre¨® una escuela de la que no s¨®lo sali¨® la figura de Gustavo Dudamel. Tambi¨¦n la de Diego Matheus, Christian V¨¢squez o Jes¨²s Parra, el m¨¢s joven de todos ellos, con apenas 23 a?os. Los form¨® personalmente. En base a tres cualidades: ¡°Ambici¨®n de liderazgo, musicalidad y o¨ªdo perspicaz¡±.
Toda su obra queda en juego ahora mismo. La crisis en la que anda envuelto su pa¨ªs ha provocado una fuga de talentos hacia el exterior. No llegan los recursos y su excesiva dependencia del chavismo en los ¨²ltimos a?os, pese al apoyo constante de nueve presidentes, les ha pasado factura. Queda saber c¨®mo testament¨® su relevo. Gustavo Dudamel ha reafirmado sin fisuras su compromiso. Pero las muy tensas relaciones del director con el r¨¦gimen dictatorial de Nicol¨¢s Maduro, como m¨ªnimo, lo dificultar¨¢n.
Abreu se negaba a tomar vacaciones. Cuando algunos de sus m¨¢s estrechos colaboradores se lo echaban en cara o lo ped¨ªan para s¨ª mismos, siempre les dec¨ªa lo mismo: ¡°Para descanso, el descanso eterno¡±. S¨®lo cabe esperar que si desde alguna parte, este perseverante e inefable creyente observa su legado, las circunstancias de la Venezuela de hoy no da?en de muerte su obra de vida hasta el punto de hacer que se revuelva en su propia tumba.
Babelia
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