Cl¨¦ment Rosset, el profeta de lo real
El fil¨®sofo franc¨¦s que teoriz¨® la yuxtaposici¨®n de lo real y su doble fallece en Par¨ªs a los 78 a?os

Hay fil¨®sofos recomendables y otros que no lo son. Los primeros ense?an a pensar bien, a pensar el bien, defienden las buenas causas, denuncian la explotaci¨®n, alarman a los gobiernos conservadores con su cr¨ªtica. Los otros desconciertan a quienes les escuchan, razonan contra el respeto a las razones comunes, se zafan de los compromisos m¨¢s condecorados, desoyen la urgencia pol¨ªtica. Los primeros son ¨²tiles y edificantes, los segundos prescindibles y demoledores. Entre estos ¨²ltimos, ninguno menos recomendable que Cl¨¦ment Rosset, que acaba de morir a los 78 a?os en Par¨ªs.
Fue profesor durante m¨¢s de 30 a?os en la Universidad de Niza y, desde que cumpli¨® los 19, escribi¨® una serie de libros ¡ªunos 40¡ª en una excelente prosa, breves y claros (estilo ¡°triple seco¡±, dec¨ªa ¨¦l), en los que cita a Nietzsche y a Tintin, a Schopenhauer y a Courteline, etc... sin recurrir nunca a la jerga propia del gremio. La academia universitaria siempre tuvo motivos para avergonzarse de ¨¦l.
El tema de Rosset, que en su juventud alberg¨® bajo el t¨ªtulo algo truculento de La filosof¨ªa tr¨¢gica, es la defensa de lo real ¡ª¨²nico, sin sentido ni por qu¨¦¡ª frente a ese doble exculpatorio y conciliador que le inventan las ideolog¨ªas. Es un pensamiento cruel, sin cuidados paliativos, pero que a la vez proclama como fuerza mayor la alegr¨ªa, invencible porque no presenta batalla contra nada de lo que realmente existe. La alegr¨ªa llega o no llega, como la gracia divina de los que no tienen Dios: en la realidad tr¨¢gica de la que no hay escapatoria (aunque tantos se empe?en en urdirlas e imaginarlas) podr¨ªa parecer que la alegr¨ªa es locura. Y lo es, por eso afirmamos de los m¨¢s dichosos que est¨¢n ¡°locos de alegr¨ªa¡±.
Las obras de Rosset est¨¢n llenas de sabrosos apuntes de literatura, cine, moda y sobre todo m¨²sica, lo m¨¢s parecido a una pasi¨®n que se consinti¨® como sus referentes Schopenhauer y Nietzsche (los otros fueron Lucrecio, Spinoza y Montaigne). Tambi¨¦n se burl¨® imp¨ªamente de grandes testas coronadas como Lacan, Bourdieu, Badiou, etc... De Laclau no, porque desconoci¨® el universo peronista. Fue amigo de Cioran, al que sab¨ªa hacer re¨ªr. Acostumbraba a pasar temporadas en Mallorca, que le gustaba mucho. Era una persona t¨ªmida, cort¨¦s, que sol¨ªa hablar de un modo algo embarullado, con esa confusi¨®n que siempre ahorr¨® a sus lectores. Algunos le debemos m¨¢s de lo que puede decirse en las pocas l¨ªneas de una necrol¨®gica.
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