Cuando Abreu encontr¨® a Mozart
El Sistema del difunto gur¨² adquiri¨® en Salzburgo su homologaci¨®n definitiva hace 5 a?os
La bandera de Venezuela ondeaba con orgullo en la azotea del lujoso hotel Sacher de Salzburgo hace ahora un lustro. No porque se alojara un dignatario bolivariano, sino como una prueba del hechizo que hab¨ªa provocado El Sistema?en el festival m¨¢s exclusivo del planeta.
El Sistema, escrito en espa?ol, "empapelaba" las calles de Salzburgo con la imagen mesi¨¢nica de Gustavo Dudamel rodeado de ni?os. Ni?os que se iniciaron en la m¨²sica, como ¨¦l, por iniciativa de un proyecto social cuyo ide¨®logo y visionario, Jos¨¦ Antonio Abreu, fallecido hace unos d¨ªas, hab¨ªa recalado en Salzburgo con su aspecto menudo y su gigante revoluci¨®n.
Fue en 1975 cuando reuni¨® a once chavales desahuciados en un un garaje de Caracas. Se trataba de redimirlos con un instrumento musical, aunque era imposible imaginar entonces que la experiencia embrionaria incitar¨ªa tres d¨¦cadas despu¨¦s a la adhesi¨®n de 400.000 alumnos. Incluido Gustavo Dudamel, cuya lealtad y devoci¨®n al Sistema explica por s¨ª sola su liderazgo en la invasi¨®n venezolana de Salzburgo.
Impresionaba el intercambio cultural. Los chavales venezolanos se emocionaban visitando la casa natal de Mozart. Y se irritaban con el precio de las cosas. Una entrada para asistir a Don Carlo?superaba el sueldo anual de muchos compatriotas. Y un pedazo de pastel "Sacher" provocaba equ¨ªvocos en el personal hostelero: "No quer¨ªa la tarta entera", objetaba un nieto?de Abreu, descontando que la tajada pudiera costar 4,90 euros.
La an¨¦cdota tiene un valor pintoresco respecto a la energ¨ªa del Sistema. Salzburgo es una ciudad burguesa e ilustrada cuyos habitantes saben m¨²sica y tocan un instrumento. Lo hacen por tradici¨®n cultural y por deber patrimonial, pero? descubrieron en la piel mestiza de los invasores venezolanos que la m¨²sica puede convertirse tambi¨¦n en un instrumento literal de supervivencia.
Es cuanto proclamaba el sabio Abreu. Y es cuanto implica la met¨¢fora del viol¨ªn como una tabla de salvaci¨®n en el naufragio de una sociedad deprimida. Los ni?os sin porvenir de Venezuela han encontrado en la m¨²sica una raz¨®n para aprender, para estimularse, para formarse, independientemente de cualquier ambici¨®n profesional.
Recalaron en Salzburgo, es verdad, los j¨®venes profesores de la Orquesta Sim¨®n Bol¨ªvar dispuestos a descubrir a los salzburgueses una visi¨®n in¨¦dita de Mahler y hasta de Mozart, pero tambi¨¦n recalaron los m¨²sicos de la orquesta infantil y los sordomudos, los invidentes y los paral¨ªticos que engrosan el coro Manos Blancas.
As¨ª se llama porque los cantores sin voz arropan a los dem¨¢s coristas con sus guantes ensabanados y la coreograf¨ªa gestual que les sugiere la directora. Actuaron en el Mozarteum, sobrenombre de una imponente sala de conciertos decimon¨®nica cuyo ¨®rgano de plata y cuya b¨®veda celestial los sugestion¨® hasta hacerlos temblar.
Pl¨¢cido Domingo descubri¨® entonces tambi¨¦n la esencia del Sistema. Que consiste en la integraci¨®n. La m¨²sica es una forma de vivir y un lenguaje privilegiado para comunicarse que no discrimina al pobre ni al rico. Al dotado ni al torpe. Al chavista ni al antichavista. Al blanco ni al negro. Al atleta ni al paral¨ªtico. Al chico ni a la chica.
Dudamel representa el arquetipo triunfal con su talento, su carisma y sus obligaciones, incluida la titularidad de la Filarm¨®nica de Los ?ngeles, pero el Sistema no lo considera mejor que un voluntarioso trompetista adolescente de la selva amaz¨®nica. Que tambi¨¦n all¨ª hab¨ªa logrado el viejo Abreu arraigar su tozudez misionera.
Fue en 2008 cuando debut¨® en Salzburgo la Orquesta Sim¨®n Bol¨ªvar. Cinco a?os despu¨¦s, la fiebre venezolana en la ciudad natal de Mozart ya comprend¨ªa ocho agrupaciones diferentes, 1.400 m¨²sicos y 14 conciertos. Entre ellos, el que Simon Rattle, director de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, program¨® como prueba del encantamiento que ha ejercido el Sistema en la cultura occidental.
Y que ejerce, pues resulta que Abreu, difunto o no difunto, considera que su proyecto se encuentra en los proleg¨®menos. Espera que la cifra de ni?os m¨²sicos venezolanos sobrepase los seis millones,? que rebase cualquier territorio deprimido -ocurre en los?barrios de Madrid,?a iniciativa de Acci¨®n por la M¨²sica-, igual que ha sobrepasado las fronteras. las mentalidades, las manipulaciones -Maduro vampiriza el modelo-? y que "secuestr¨®"?Austria para estupefacci¨®n p¨®stuma de Mozart.
Qu¨¦ mejor ejemplo de la revoluci¨®n que Gustavo Dudamel dirigiendo a los wiener en el Concierto de A?o Nuevo.
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