?lvaro Lorenzo corta tres orejas y abre la puerta grande de Las Ventas
Interesante corrida de El Torero que lidi¨® un gran sexto toro, premiado con la vuelta al ruedo
No olvidar¨¢ ?lvaro Lorenzo la fecha del 1 de abril de 2018. Tampoco el nombre de Viscoso, el gran ejemplar de El Torero que le correspondi¨® en suerte y que le abri¨® de par en par la puerta grande de Madrid. Con tres orejas se march¨® a hombros este joven torero toledano tras bordar, por momentos, el toreo al natural frente a ese sexto de la tarde.
Con un pu?ado de estatuarios -sin moverse un ¨¢pice-, un magn¨ªfico pase del desprecio y otro remate m¨¢s comenz¨® la faena al ¨²ltimo. Ya hab¨ªa cortado una oreja -de poco peso- en su primero, y Lorenzo no contemplaba la posibilidad de irse al hotel a pie. Su rostro denotaba seguridad y ambici¨®n. Las dos primeras series, por el derecho, fueron ligadas, pero lineales, carentes de la pureza deseada. Pero con la mano izquierda cambi¨® el cuento. M¨¢s enfrontilado en los cites, ?lvaro Lorenzo tore¨® con mucha templanza, mano baja, y llev¨¢ndose al toro atr¨¢s, hasta el final. De su mu?eca surgieron naturales sobresalientes. Y, como suele suceder en estos casos, Madrid se entreg¨®.
Aunque la faena baj¨® de intensidad cuando Lorenzo regres¨® al pit¨®n derecho, los tendidos volvieron a rugir con otras dos series de naturales interpretados con suprema calidad. El final, por bajo, muy torero, para enmarcar. Y lleg¨® la hora de la verdad. Con la puerta de los sue?os pr¨¢cticamente abierta, el joven diestro se tir¨® sobre el morrillo dejando una estocada desprendida y perdiendo la muleta en el encuentro. Aunque el toro tard¨® unos instantes en doblar, r¨¢pidamente afloraron los pa?uelos y lleg¨® el premio definitivo. Definitivo y excesivo. Dos orejas que en otro tiempo habr¨ªa sido una, de peso, de las de verdad. Pero, claro, teniendo en cuenta el trofeo que le hab¨ªan dado en su primero¡ La comparaci¨®n clamaba al cielo.
Tampoco habr¨ªa quedado en muy buen lugar el matador si Viscoso se hubiera ido al desolladero con las dos orejas. Muy serio y armado -como todo el encierro-, ese sexto fue el toro ideal. Siempre fijo en los enga?os, de gran movilidad y prontitud, embisti¨® siempre por abajo, con alegr¨ªa y codicia. Un astado de encastado fondo que cumpli¨® en el caballo y que puso la guinda a una corrida de El Torero m¨¢s que interesante y que, a veces, estuvo por encima de los toreros. Porque, si bien es verdad que al primero le falt¨® fuerza y al cuarto le sobr¨® mansedumbre, la corrida se movi¨® y sirvi¨®.
EL TORERO / MORA, LUQUE Y LORENZO
Toros de El Torero, bien presentados, muy serios, nobles y con movilidad en conjunto. De gran juego el sexto, Viscoso de nombre, n¨²mero 65, de 579 kilos de peso, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. El cuarto, manso.
David Mora: estocada ligeramente trasera y atravesada _aviso_ (palmas); estocada ca¨ªda _aviso_ (vuelta al ruedo tras petici¨®n de oreja).
Daniel Luque: espadazo envainado, pinchazo y estocada corta (silencio); tres pinchazos, estocada corta atravesada y dos descabellos (silencio).
?lvaro Lorenzo: estocada ligeramente ca¨ªda y trasera (oreja); estocada desprendida (dos orejas).
Plaza de toros de Las Ventas. Domingo de Resurrecci¨®n. 1 de abril. M¨¢s de un tercio de plaza (9.919 espectadores, seg¨²n la empresa). Se desmonter¨® ?ngel Otero tras banderillear al primero.
Como el tercero, primero del lote del triunfador Lorenzo, otro ejemplar que tuvo las virtudes de la prontitud y la movilidad, pese al defecto de salir del muletazo con la cara alta. Ante este, Lorenzo dej¨® detalles de calidad en un trasteo intermitente que explot¨® al final gracias a unas ajustad¨ªsimas bernadinas que precedieron a un espadazo de r¨¢pido efecto. La oreja que le concedieron, exagerada. Como la vuelta al ruedo -tras minoritaria petici¨®n- que dio David Mora tras estoquear al manso cuarto, un astado rajado desde el principio y que, sin embargo, tuvo transmisi¨®n en sus acometidas. Aprovechando la querencia y tap¨¢ndole la salida, Mora anduvo habilidoso y le rob¨® algunos muletazos en los que, a veces tore¨® erguido y relajado, y otras forzado y retorcido. M¨¢s o menos como en su primer turno, en el que estuvo despegado casi siempre.
Tampoco fue la tarde de Daniel Luque. Si ante el segundo anduvo aseado y dej¨® alg¨²n natural estimable, el sevillano nunca le cogi¨® el sitio al quinto en una labor espesa en la que prim¨® la cantidad sobre la calidad. Una calidad y torer¨ªa que s¨ª tuvieron las bregas de dos hombres de plata, que antes vistieron el oro. Las lidias de Jos¨¦ Antonio Carretero -en el primero- y de Sergio Aguilar -en el sexto- fueron toda una lecci¨®n de oficio, templanza y medida. Dos primorosas actuaciones que complet¨®, con los palos, el valiente ?ngel Otero. Los dos magn¨ªficos pares de banderillas que coloc¨® al animal que abri¨® plaza le valieron una merecida ovaci¨®n.
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