Cuentos para siempre
Hace un siglo el uruguayo Horacio Quiroga renov¨® el cuento latinoamericano con relatos ambientados en la selva
La obra de Horacio Quiroga (Salto, Uruguay, 1878-Buenos Aires, 1937) ha tenido mejor vida que su autor. Hace 100 a?os se publicaron sus Cuentos de la selva y se gan¨® una popularidad que no bast¨® para apaciguar sus d¨ªas. Tampoco para despertar el reconocimiento un¨¢nime de las siguientes generaciones literarias. ¡°Horacio Quiroga es en realidad una superstici¨®n uruguaya¡±. No fue la ¨²nica frase envenenada que Borges le dedic¨®. Tambi¨¦n dijo que todos sus cuentos ya hab¨ªan sido escritos antes y mejor por Poe o Kipling.
Pero hay criterio m¨¢s all¨¢ de Borges. En 1987, con motivo de un homenaje celebrado en Madrid por el cincuentenario de su muerte, Juan Carlos Onetti iz¨® su bandera. Edific¨® su obra, afirm¨®, ¡°con cuentos tremendos escritos sin tremendismo, con cuentos para ni?os inteligentes que delatan una escondida y rebelde ternura¡± y ¡ªeso s¨ª¡ª ¡°con un par de mediocres novelas que confirman su insincero aserto de que una novela es solo un cuento alargado¡±.
En los cuentos abundan historias donde humanos y animales se al¨ªan frente a un enemigo com¨²n
Desde su muerte en 1937, la obra de Quiroga ha revivido en reediciones, adaptaciones al cine e incluso al c¨®mic. Una superstici¨®n uruguaya, retomando a Borges, longeva y s¨®lida. Ahora el centenario de Cuentos de la selva ha propiciado una versi¨®n acompa?ada por 42 dioramas del ilustrador Antonio Santos (Huesca, 1955). Inspirados en los fabulosos animales de la espesura sudamericana, que atrap¨® a Quiroga desde que la descubri¨® en junio de 1903 en el curso de una expedici¨®n capitaneada por el poeta Leopoldo Lugones para investigar las ruinas de las misiones jesu¨ªticas, los relatos mantienen su vigencia un siglo despu¨¦s. El mundo ha cambiado mucho. Pero no tanto como para que las f¨¢bulas sobre la solidaridad, la venganza o la amistad hayan perdido fiereza.
En el libro conviven historias? de enemistad entre humanos y animales ('La guerra de los yacar¨¦s', por ejemplo) con relatos sobre alianzas frente a un enemigo com¨²n. En ¡®El paso del Yabebir¨ª¡¯, las rayas de agua dulce conspiran para proteger?del ataque de los tigres a un hombre malherido con el que mantienen una deuda de gratitud. A menudo los protagonistas, ya sean humanos, coat¨ªes o abejas, son individuos solitarios, que van por libre, esp¨ªritus anarcoides que se apartan de comunidades a veces tan r¨ªgidas como una colmena.
Libertarios como el propio Quiroga, que incluso muri¨® cu¨¢ndo y c¨®mo quiso. En 1937 le diagnosticaron un c¨¢ncer en un hospital de Buenos Aires. ¡°Mostr¨® la malsana curiosidad de enterarse de la gravedad de su dolencia. Y obtuvo sonrisas, optimismo, circunloquios, enga?os mal disfrazados. Quiroga supo que la operaci¨®n proyectada era una simple y dolorosa postergaci¨®n de la muerte¡±, recordar¨ªa Onetti a?os despu¨¦s.
El escritor dej¨® el hospital de noche para comprar cianuro y regres¨® para suicidarse. Vivi¨® contra la convenci¨®n. Despu¨¦s de conocer a Rub¨¦n Dar¨ªo durante una corta estancia en Par¨ªs ¡ªlleg¨® rico y parti¨® pobre¡ª, abandon¨® el modernismo y abraz¨® casi a un tiempo la selva y las narraciones breves. En aquel mundo al margen de los c¨ªrculos conocidos mont¨® su casa y afront¨® horas dif¨ªciles (de la ruina econ¨®mica al suicidio de su primera esposa, Ana Mar¨ªa Cir¨¦s). All¨ª cre¨® algunas de piezas originales, que van de la atm¨®sfera g¨®tica ('El almohad¨®n de plumas') al realismo social ('Los mens¨²': una descripci¨®n de la esclavitud laboral en la selva), recogidas en Cuentos de amor de locura y de muerte (1917). Con los relatos situados en Misiones, ya fuesen para ni?os, como esta edici¨®n, o para adultos, Horacio Quiroga fund¨® una nueva estirpe de cuentistas latinoamericanos.
COMPRA?ONLINE 'CUENTOS DE LA SELVA'
Autor: Horacio Quiroga.
Editorial: N¨®rdica (2018).
Formato: versi¨®n kindle y tapa dura (128 p¨¢ginas)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.