C¨®mo el LSD cre¨® a Thanos, el gran villano de ¡®Vengadores: Infinity War¡¯
El escritor Jim Starlin utiliz¨® sus clases de psicolog¨ªa y los psicotr¨®picos para dar con Thanos


¡°LSD: siglas de Lysergs?uredi?thylamid ¡®dietilamida de ¨¢cido lis¨¦rgico¡¯. 1. Sustancia alucin¨®gena¡±. Cuando los Beatles grabaron Lucy in the Sky with Diamonds en 1967, quienes la escucharon entendieron en su on¨ªrica letra una oda a esa droga entonces de moda cuyas siglas coincid¨ªan con la canci¨®n. John Lennon siempre lo neg¨®, aunque era un hecho que el estupefaciente hab¨ªa inspirado a numerosos artistas en aquella ¨¦poca de cambio y descubrimiento. Marvel viv¨ªa entonces su propio salto generacional, y la sustancia, claro, hab¨ªa llegado a sus c¨®mics. En vi?etas, el LSD hab¨ªa servido, s¨ª, para dar una lecci¨®n anti-drogas, cuando Harry Osborn sufri¨® una sobredosis que puso a su amigo Spiderman en alerta (y que no gust¨® a la autoridad de la industria), pero en el mundo real el estimulante era utilizado sin sonrojo en el bullpen por los nuevos ac¨®litos de Stan Lee, unos j¨®venes dispuestos a romper con lo establecido y dar un vuelco a los superh¨¦roes.
En el centro estaba un guionista y dibujante rebelde llamado Jim Starlin (1949, Detroit), que representaba como nadie la generaci¨®n disruptiva de los 70, de la contracultura, los hippis, los derechos civiles, el cine reivindicativo (Network, El cazador, La naranja mec¨¢nica¡) y el no a la guerra. El propio Starlin hab¨ªa luchado en Vietnam y sobrevivido a un accidente a¨¦reo en Sicilia. Pero, pese a su fachada de tipo duro, cuando no estaba de servicio, mandaba dibujos e incluso historias completas de Hulk a Marvel, que daba largas una y otra vez.

Ante el rechazo, su ¨²nico destino fue la universidad p¨²blica. Era imposible anticipar que en una clase de psicolog¨ªa iban a nacer los estramb¨®ticos personajes que le abrieron la puerta y acompa?aron durante medio siglo: Thanos, hijo rebelde de Tit¨¢n, la mayor luna de Saturno, y el pr¨®ximo gran enemigo de la epopeya Vengadores: Infinity War; su familia (su padre y l¨ªder cient¨ªfico, Mentor, y su heroico hermano Eros) y su perseguidor, Drax el destructor, al que hemos visto en Guardianes de la Galaxia, eran en realidad reflejos de las ense?anzas psiqui¨¢tricas de control de ira. Pero la adaptaci¨®n de sus viajes psicod¨¦licos a las vi?etas no convenci¨® a los jefes. Su contribuci¨®n como guionista al universo iba a quedar encapsulada en Iron Man 55, un n¨²mero despreciado hoy hist¨®rico. ¡°Cre¨ªa que mi carrera iba a durar semanas, as¨ª que met¨ª a todos mis personajes en ese n¨²mero¡±, recordaba.
El editor Roy Thomas hab¨ªa visto promesa, sin embargo, en aquel joven fiestero abroncado por Stan Lee y no tard¨® en darle una colecci¨®n donde desbarrar imaginaci¨®n. No era Spider-Man, ni Hulk, pero el Capit¨¢n Marvel, un soldado interplanetario Kree disciplinado como mandaba la educaci¨®n militar de Starlin, se convert¨ªa bajo el dominio del autor en una personaje complejo y dudoso en constante b¨²squeda de identidad. Luchaba entre estrellas, pero ten¨ªa tantas contradicciones y l¨ªmites como cualquier ser humano. Lejos del ep¨ªtome de h¨¦roe dispuesto a hacer el bien, esta generaci¨®n de autores estaba enfadada. Era el giro que aportaba Starlin al complejo universo del fundador Jack Kirby, a quien rend¨ªa pleites¨ªa desde ni?o y de cuyo Darkseid de Los nuevos dioses reconoce que beb¨ªa Thanos en sus or¨ªgenes. Su cosmos era una space-opera coral (previa a Star Wars) rara y religiosa que meditaba sobre el poder. Hab¨ªa colores y explosiones, pero lo importante era su fondo psicol¨®gico y filos¨®fico.

¡°Estaba tan loco como cualquiera despu¨¦s de Watergate y Vietnam¡±, contaba Starlin en Marvel: La historia jam¨¢s contada. La locura contagi¨® a sus protagonistas, seres gal¨¢cticos que lidian con convertirse en dioses. As¨ª era Mar-Vell y tambi¨¦n Adam Warlock, personaje de Lee y Kirby que vio cual Jes¨²s esquizofr¨¦nico luchando contra la religi¨®n institucionalizada e interferencias editoriales. Aunque fue Thanos, y su aspiraci¨®n a dios, quien se convirti¨® en la constante de su carrera.
El hijo loco de Tit¨¢n era una figura psic¨®tica y megal¨®mana, aunque tambi¨¦n tr¨¢gica y con cierto romanticismo. Quer¨ªa verlo todo hecho cenizas cual villano de opereta, pero no solo por poder o venganza contra los buenazos, sino para complacer a la dama muerte, una parca femenina de quien estaba enamorado y quien lo manejaba a su antojo. Nadie captur¨® como Starlin el discurso de este personaje con ¨ªnfulas de dios: ¡°Somos como viejos amigos¡±.
Por eso cuando volvi¨® al universo Marvel en los noventa, tras una epopeya en su t¨ªtulo propio Dreadstar y una muerte en la batfamilia, Thanos deb¨ªa acompa?arlo. Era la hora de erigirlo protagonista y concederle las gemas del infinito, conocidas antes como las gemas de alma y cuyos portadores hab¨ªan sido presentados en diversos n¨²meros. Entre ellas: la de Adam. ¡°Hab¨ªa un guionista que no me gustaba que quer¨ªa recuperar a Warlock. Para defenderlo, lo met¨ª en la serie de Estela Plateada que me hab¨ªan encargado¡±, contaba.
Tras enfrentarse a Mar-Vell y Warlock, el surfero, otro de los grandes de Kirby, se topaba por primera vez con Thanos (convertido en piedra 10 a?os antes en el segundo anual de Marvel-Two-in one). As¨ª, dos d¨¦cadas despu¨¦s de crear a su fetiche, Starlin abr¨ªa la mayor historia jam¨¢s dise?ada para el tit¨¢n, la trilog¨ªa del infinito que empezaba con El guantelete del infinito y que ahora recopila Panini en la colecci¨®n Jim Starlin, una de resurrecciones, poder eterno y destrucci¨®n masiva que comienza con un conflicto ¨¦tico, humano como cualquier c¨®mic de Starlin y que lanza una pregunta ¡°?qu¨¦ ocurre si desaparece la mitad del universo?¡±. Una epopeya imaginativa y psicod¨¦lica que ya no necesitaba de drogas para romper vi?etas y argumentos. Era momento de viajar al infinito. 26 a?os m¨¢s tarde, incluso Hollywood abraza de quien un d¨ªa las vi?etas desconfiaron.
El texto es una adaptaci¨®n del pr¨®logo de Colecci¨®n Jim Starlin 1
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