Bayonetta y su danza de la muerte
La hero¨ªna de Kamiya grita: "?Miradme, soy mujer, me gusta serlo, me gusta mi cuerpo. Pero no soy un d¨¦bil copo de nieve!"
Rodeada de criaturas a medio camino entre ¨¢ngeles y demonios; en un escenario que evoca formas del siglo pasado (con sus catedrales, vidrieras y rom¨¢nticas concepciones arquitect¨®nicas), la Hero¨ªna, as¨ª, en may¨²sculas, combate agarrada a una farola. Da vueltas sobre ella mientras dispara una ristra de infinitas balas que aciertan al enemigo como por arte de magia. Las pistolas son sus tacones. La barra tal vez sea una chabacana referencia al pole dance. Pero la Hero¨ªna es genuina.
Informaci¨®n ¨²til
T¨ªtulo: Bayonetta 2+1
Director: Hideki Kamiya
Desarrolladora: Platinum Games
Distribuidora: SEGA
Plataformas: Nintendo Switch
Precio: 59.95 €
Es Bayonetta.
Y ha vuelto.
Los saltos, la acci¨®n desenfrenada y surrealista, las criaturas demon¨ªacas y el ritmo trepidante del cine que cabalga a medio camino entre el explotation y el terror de los ochenta, llevan la firma de Hideki Kamiya, conocido en la industria por dirigir Devil May Cry y ser una de las cabezas reconocibles de la Hidra en que se ha convertido Platinum Games, responsable del juego bajo el auspicio de la m¨ªtica Sega. El anuncio de una tercera entrega y la reciente aparici¨®n de sendas versiones de los primeros dos cap¨ªtulos de la saga Bayonetta en la consola h¨ªbrida de Nintendo, son excusas m¨¢s que factibles para volver sobre los pasos de este personaje. La incombustible Bayonetta, armada con sus espadas y hachas y siempre, siempre, con sus tacones-pistola, una declaraci¨®n de intenciones por parte de Kamiya que algunos quieren ver como una provocaci¨®n.
No es balad¨ª que Bayonetta llegue enfundada en cuero; que aparezca como una versi¨®n femenina del propio Dante, protagonista de la laureada Devil May Cry y que es algunos a?os mayor que su hermana, igual de provocativa y pagada de s¨ª misma, pero tambi¨¦n igual de letal. Desde los primeros cortes cinem¨¢ticos del t¨ªtulo, al que jugamos ahora en su reciente versi¨®n de Nintendo Switch, en que aparece su protagonista vestida de forma similar a una monja, vemos que la cosa va de provocar. Y no tarda en destrozar a sus enemigos a golpe de tac¨®n. Sin embargo, viendo las im¨¢genes desde fuera, hay quien pensar¨ªa que estamos ante otro caso de cosificaci¨®n de la mujer en una representaci¨®n hipersexualizada y objetivizada en los videojuegos.
Como dec¨ªa el maestro, sin embargo, todo depende del punto de vista.
Bayonetta, como saga, tiene en com¨²n con su hermana, Devil May Cry, el gusto por la exageraci¨®n. Las filigranas y chuler¨ªas del joven cazador de demonios solo se ven eclipsadas por las dosis de adrenalina macarra de Bayonetta. Ambos personajes podr¨ªan verse como el reverso masculino y femenino de un mismo car¨¢cter: ambos cazadores de demonios, o algo parecido, ambos chulos, ambos j¨®venes, ambos atractivos. Y lo saben. La frustraci¨®n del jugador viene dada por las escenas en que vemos c¨®mo deber¨ªa comportarse Bayonetta en un combate: ning¨²n enemigo logra alcanzarla; nadie osa tocarla. Est¨¢ muy por encima de sus rivales. Por tanto, si nosotros sufrimos alg¨²n golpe, o incluso si morimos durante la aventura, es porque algo hemos hecho mal. Estamos jugando mal. Bayonetta y Dante apenas tienen rivales. Cierto, los trajes de Bayonetta realzan sus atributos f¨ªsicos femeninos. Igual que en la tercera entrega, Dante no lleva camiseta bajo su gabardina roja. Este se codea con mujeres hermosas en sus aventuras, mientras que Bayonetta hace lo propio en las suyas. El personaje est¨¢ sexualizado, no lo vamos a negar. Pero hay un elemento que rodea la saga y que difumina los l¨ªmites de lo pol¨ªticamente correcto: la feminidad llevada a la locura. A la violencia.
Bayonetta es la saga de su protagonista. Invita al jugador a jugar como lo hace el personaje en sus cinem¨¢ticas: incluso lanza un beso para romper la barrera m¨¢gica tras la que los enemigos quieren retenerla. Es un baile, m¨¢s que una lucha. Casi un deleite para la protagonista. Ella, que no esconde su sexualidad femenina; que no esconde su condici¨®n ni se averg¨¹enza de parecer sexualizada. Ella que disfruta de su sexo, algo que hoy d¨ªa parece escandalizar y liberar a partes iguales. Hay un v¨ªnculo dentro de la saga Bayonetta entre el sexo y la violencia. Y Ella, as¨ª en may¨²sculas, luce un insolente lunar bajo el labio, en un espejismo al que luc¨ªa Marilyn Monroe en el lado opuesto. Una provocaci¨®n m¨¢s: miradme, soy mujer, me gusta serlo, me gusta mi cuerpo. Pero no soy un d¨¦bil copo de nieve.
Pero si dejamos a un lado esta mezcla entre clich¨¦s que se r¨ªen de s¨ª mismos, a nivel jugable Bayonetta nos gusta porque no da un respiro. Mientras que su saga hermana aprovechaba las pausas para hablarnos del tormento que sufre Dante por dentro, del dolor del hijo abandonado, de la b¨²squeda del prop¨®sito, los tiempos muertos en Bayonetta nos hacen preguntarnos si estamos a la altura de la situaci¨®n. Si esta danza de la muerte, que es en lo que podr¨ªamos resumir la visi¨®n de Kamiya, ser¨¢ ejecutada con la elegancia y sensualidad que merece. No pasamos por alto su guion, claro, pero es en las mec¨¢nicas (esa palabrita que aglutina el por qu¨¦ del videojuego) en lo que el equipo de Platinum Games quiere que fijemos la atenci¨®n. El arsenal de Bayonetta se divide en las armas que equipamos en las manos y en las que equipamos en los pies: aqu¨ª reside el atractivo de su combate. No nos equivoquemos: esta es una saga de acci¨®n. Dejen sus prejuicios a un lado. Pero Bayonetta no parece combatir o eviscerar, sino bailar. Ella danza, salta, se mueve, disfruta de los movimientos que cargan la muerte all¨¢ donde su ejecuci¨®n sea correcta. El equipo de Platinum tiene muy clara una cosa: la muerte a manos de su Hero¨ªna debe ser elegante. Frente a la frialdad de la muerte hacia seres humanos que tanto se critica en algunas sagas como Grand Theft Auto o call of Duty, en Bayonetta no nos enfrentamos a seres humanos: las grotescas visiones de Mari Shimazaki, dise?adora de personajes, nos sirven como diana en esta reverencia no a la violencia, sino a la muerte.
Como dec¨ªa un personaje de Stephen King en la primera parte de La Torre Oscura: ¡°No hable de banalidades. Est¨¢ en presencia de la muerte.¡±
Y este es un discurso peligroso hoy d¨ªa; hoy que todav¨ªa se pone en duda el valor art¨ªstico y educativo de los videojuegos como medio al alcance de los ni?os; hoy que se juzga si debe representarse a la mujer con unos roles sociales que poco o nada tienen que ver con la verdadera feminidad. Hoy que todo se pone en tela de juicio, Bayonetta se pone en tela de juicio a s¨ª misma. No en vano, la verdadera identidad de la protagonista es la de una Bruja. Sustantivo endemoniado que se usaba hace no tanto como sin¨®nimo de muchas cosas, y ninguna buena. Bastaba se?alar a una mujer y llamarla bruja para condenarla. Bayonetta utiliza este insulto como bandera; utiliza la cosificaci¨®n del rol femenino como arma; y usa los atributos sexistas que se le intentan imponer como habilidad para su danza mortal.
Y, en una provocaci¨®n final, se desnuda cuando llega su ataque m¨¢s potente y nos obliga a verla vulnerable y fr¨¢gil mientras una gigantesca bestia oscura destruye a sus enemigos a mordiscos.
Bayonetta provoca. Provoca m¨¢s de lo que se atrev¨ªa Devil May Cry, y ahora promete una tercera entrega en exclusiva para Nintendo Switch y nos provoca de nuevo. No podemos olvidarnos de ella. Tras pasar por el anime con una minuciosa adaptaci¨®n, obra de Fuminori Kizaki y Mitsutaka Hirota, y aterrizar ahora como abanderada de Nintendo en un pack bajo el nombre de Bayonetta 1+2, no queda sino esperar a una tercera entrega en la que se trabaja actualmente y que contar¨¢ de nuevo con Hideki Kamiya a los mandos. Un anuncio que posicion¨® a la consola h¨ªbrida, que alardea de unos datos de venta y de buena recepci¨®n cr¨ªtica que ha hecho respirar de alivio a la compa?¨ªa madre de Mario y Zelda, en un Olimpo de exclusividad que Sony parec¨ªa dominar. Amamos la insolencia de Bayonetta; amamos su danza mortal y, por qu¨¦ no decirlo, amamos su facilidad para dar muerte a los enemigos de la paz y la humanidad. Ella es el aut¨¦ntico Martillo de las Brujas. Y ojal¨¢ el mundo, al menos el mundo de los videojuegos, nos siga dando brujas como ella.
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