Marc Pataut, el fot¨®grafo que convive con el precariado
El autor re¨²ne en el Reina Sof¨ªa 300 im¨¢genes de desfavorecidos
La deriva esteticista de muchas obras de denuncia social puede banalizar y trivializar el discurso hasta hacerlo inane. No es el caso de Marc Pataut, que admiti¨® ayer el gran peligro de ¡°esta pr¨¢ctica tan extendida en el arte contempor¨¢neo y tambi¨¦n en algunas organizaciones¡±. Uno de los primeros trabajos creativos de este fot¨®grafo franc¨¦s de 65 a?os fue impartir un taller a ni?os psic¨®ticos. Pataut les reparti¨® c¨¢maras Instamatic que se convirtieron en un juguete y en una especie de prolongaci¨®n del cuerpo de los menores. Lo que menos importaba eran los encuadres de las im¨¢genes y lo que m¨¢s se buscaba era la interacci¨®n, la creaci¨®n de un espacio de libertad y de colaboraci¨®n entre los muros de la instituci¨®n hospitalaria. ¡°No hac¨ªan fotos solo con lo que ve¨ªan a trav¨¦s de sus ojos, sino con cualquier parte de su cuerpo¡±, explic¨® el fot¨®grafo ayer al inicio del recorrido de su primera exposici¨®n individual en Espa?a, que se inaugura hoy en Madrid, en el Museo Reina Sof¨ªa, en el marco del festival PHotoEspa?a.
Corr¨ªan los a?os ochenta y aquel encargo result¨® fundacional para el trabajo posterior de Pataut. ¡°Las personas con las que trabajo son mi primer p¨²blico. Fui a hacerme fot¨®grafo para elaborar un gran reportaje, para denunciar el internamiento. Me encontr¨¦ con ni?os que sufren y me di cuenta de que hab¨ªa que hacer algo. Repart¨ª c¨¢maras desechables. Sus fotograf¨ªas me causaron una gran conmoci¨®n. No ten¨ªan nada que ver con mi idea de la fotograf¨ªa. Hice un retrato de cada uno de ellos con su hoja de contacto¡±, apunt¨® el artista junto a esos espl¨¦ndidos retratos, que se exhiben al lado de las im¨¢genes de los ni?os.
En 1994, empez¨® a fotografiar a los habitantes del solar de Cornillon, en Saint-Denis, que hab¨ªa sido elegido para erigir el rutilante estadio del Mundial en el que Francia gan¨® la final, en 1998. El fot¨®grafo retrat¨®, con un acercamiento humanista sin trucos efectistas, respetando la privacidad, a la comunidad de los sin techo que viv¨ªan all¨ª hasta su desalojo en 1995. ¡°Viv¨ªan en una situaci¨®n precaria, pero de forma muy digna¡±, recuerda el artista, que empez¨® como fotoperiodista y mostr¨® estas im¨¢genes en la Documenta de Kassel dos a?os despu¨¦s.
Los trabajos de la d¨¦cada de los noventa constituyen el foco de la exposici¨®n Marc Pataut. Primeras tentativas, que re¨²ne 300 im¨¢genes hasta el 27 de agosto en el museo, emplazado en el antiguo hospital general de Madrid. Jorge Ribalta, comisario de la muestra, destac¨® el testimonio de Pataut del surgimiento del precariado ¡°como nuevo sujeto pol¨ªtico¡± con el advenimiento de la hegemon¨ªa neoliberal que se instala definitivamente en Francia en aquellos a?os. Su obra da visibilidad ¡°a los m¨¢s desfavorecidos¡±, sostuvo Manuel Borja-Villel, director del Reina Sof¨ªa, y no solo ¡°reinventa el documental, sino que forma parte de ¨¦l: convive con los colectivos representados como mediador, no es un trabajo contemplativo, la c¨¢mara es un elemento de mediaci¨®n con los dem¨¢s y se convierte en un trabajo de denuncia pol¨ªtica y de la instituci¨®n art¨ªstica¡±.
Pataut fund¨®, junto al dise?ador gr¨¢fico G¨¦rard Paris-Clavel, el colectivo Ne Pas Plier, que pretend¨ªa proporcionar ¡°medios pol¨ªticos y est¨¦ticos¡± mediante la apropiaci¨®n y tergiversaci¨®n del lenguaje de la publicidad a las movilizaciones en los noventa de los precarios y los desempleados. Estos trabajos se muestran justo antes de las series dedicadas al desarraigo de los antiguos mineros de la localidad de Sallaumines y al experimento con la publicaci¨®n La Rue (el equivalente a la espa?ola La Farola), en colaboraci¨®n con M¨¦dicos del Mundo. Volvi¨® a dar c¨¢maras desechables esta vez a personas indigentes para fomentar su autonom¨ªa y testimoniar sus dificultades diarias.
El recorrido concluye en una amplia sala que recoge el trabajo conjunto de Pataut y la escritora y coleccionista francesa Sandra ?lvarez de Toledo. Las im¨¢genes del primero sobre el paisaje de la memoria del deslavazado jard¨ªn de un antiguo hospital psiqui¨¢trico para personas sin hogar comparten espacio con los textos de la segunda.
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