¡®Olay¡¯ y adi¨®s
El v¨¦rtigo de lo cotidiano deja viejos a los diarios de papel, y mucho m¨¢s a una columna semanal: lo que pensaba decir de Cristina Cifuentes se qued¨® obsoleto
1. Cosm¨¦tica
Nunca escarmiento. Pensaba referirme en este Sill¨®n de Orejas a la se?ora Cifuentes, la expresidenta de hierro (no olvido la dulzura de sus fuerzas de orden cuando era delegada del Gobierno), al esc¨¢ndalo de su m¨¢ster ful, a la sucesi¨®n de sus mentiras y marruller¨ªas, a la exhibici¨®n obscena y permanente (¡°no me voy, me quedo, me voy a quedar¡±) de su inconcebible cachaza por creerse inmune, como si fuera la encarnaci¨®n femenina del ?bermensch nietzscheano, alguien tan superyoico y tan pose¨ªdo de voluntad de poder que aguanta lo que le echen con tal de salirse con la suya. Incluso ya ten¨ªa el t¨ªtulo de la columna: Ande yo Cifuentes y r¨ªanse las gentes, ya ven. Pero el v¨¦rtigo de lo cotidiano deja viejos a los diarios de papel, y mucho m¨¢s a una columna semanal: lo que pensaba decir de la dama se qued¨® obsoleto. Tres horas despu¨¦s de que se pusiera en circulaci¨®n el v¨ªdeo inculpatorio de la ex con los botes de crema de Olay (marca de la multimillonaria Procter & Gamble) que hab¨ªa tomado ¡°por equivocaci¨®n¡±, la ingente cantidad de literatura sobre el suceso que circulaba por la Red ya daba para llenar una enciclopedia Espasa. Incluso Wikipedia ¡ªuna moderna Espasa sin pedigr¨ª¡ª ya hab¨ªa a?adido una coda con varias notas a su biograf¨ªa. A m¨ª ¡ªque quede claro¡ª Cifuentes me parec¨ªa un horror incrustado en el m¨¢s tremendo horror de la corrupci¨®n que pringa a su grupo. Pero no he podido evitar ponerme por un momento en su pellejo de descuidera pillada infraganti: qu¨¦ bochorno, qu¨¦ ganas de que la tierra te trague, qu¨¦ verg¨¹enza, qu¨¦ humillaci¨®n. Y s¨¦ de qu¨¦ hablo; si me permiten la confianza, les voy a confesar un secreto inconfesable. Hace muchos a?os (ustedes a¨²n no hab¨ªan nacido) me agarraron afanando los dos tomitos del Romancero de la r¨¦sistance espagnole en la antigua librer¨ªa parisiense La Joie de Lire, que Fran?ois Masper¨® hab¨ªa fundado en la Rue Saint-S¨¦verin, y a la que acud¨ªa a comprar (y mangar) libros buena parte de la izquierda a la izquierda de la izquierda. Tengo que aclarar que, de todos mis amigos y amigas, yo era el ¨²nico que no hab¨ªa robado nunca un libro, con lo que la haza?a adquir¨ªa la densidad de un rito de paso. El dependiente que me pill¨® me ech¨® una bronca morrocotuda, me afe¨® la conducta a gritos delante de toda la parroquia, me humill¨® llam¨¢ndome petit voleur espagnol ante la mortificante sonrisa de mis expertos amigos. Menos mal que no llam¨® a la gendarmer¨ªa y me dej¨® pagar y largarme cabizbajo, con mi engurrio, mis l¨¢grimas reprimidas y mi exiguo bot¨ªn. Aprend¨ª la lecci¨®n, claro, y never more. La Joie de Lire acab¨® cerrando a causa de los robos, lo mismo que la madrile?a Cultart y otras muchas librer¨ªas de izquierda. Lo curioso es que los ladrones lectores solo trabajaban en ellas, sin duda porque supon¨ªan que, si les pillaban, no llegar¨ªa la sangre al r¨ªo. En el caso de la celebridad descuidera que nos ocupa, qu¨¦ quieren que les diga. No creo que robarle dos botes de cosm¨¦ticos a una de las mayores multinacionales cosm¨¦ticas del planeta constituya un s¨ªntoma de su profundo talante anticapi. En fin, le deseo que, ahora que tiene tiempo, se embadurne a gusto su duro rostro.
2. Aforismos
Las redes sociales han llevado al aforismo, el m¨¢s especular de los g¨¦neros, a un esplendor del que carec¨ªa desde Graci¨¢n o La Rochefoucauld. Es verdad que nunca desapareci¨® del todo, pero es evidente que Twitter ha conseguido crear m¨¢s aforistas espont¨¢neos que nunca, al menos sobre el papel (virtual). Hay aforistas de toda clase: Nietzsche, Cioran, G¨®mez de la Serna, Machado (su Juan de Mairena es una mina), Bergam¨ªn, Gloria Fuertes, Ram¨®n Andr¨¦s o Vicente Verd¨² (v¨¦ase su ¨²ltimo libro, Tazas de caldo, en Anagrama) lo son a su peculiar manera. Y lo m¨¢s parad¨®jico es que, a pesar de su brevedad y (a menudo) apod¨ªctica contundencia, el aforismo es un g¨¦nero m¨¢s practicado por los mayores que por los j¨®venes, quiz¨¢ porque se presentan como condensaciones de experiencia. Sobre el aforismo y sus m¨²ltiples formas puede leerse con provecho Fuegos de palabras, una antolog¨ªa de ¡°aforismos po¨¦ticos¡± espa?oles de los siglos XIX y XX editada y prologada por Carmen Camacho, que ha publicado Vandalia en su cada d¨ªa m¨¢s interesante cat¨¢logo. De los ¨²ltimos libros de aforismos llegados a las librer¨ªas destaco especialmente la recopilaci¨®n Breviario de escolios (Atalanta), de aquel brillant¨ªsimo y aristocr¨¢tico reaccionario (en el sentido m¨¢s antropol¨®gico del t¨¦rmino) que fue el colombiano Nicol¨¢s G¨®mez D¨¢vila (1913-1994). De este libro ¡ªrecopilaci¨®n de otra recopilaci¨®n m¨¢s extensa¡ª perm¨ªtanme que les transcriba unas muestras muy actuales para que les den vueltas en sus cabecitas: ¡°Los reaccionarios somos infortunados: las izquierdas nos roban ideas y las derechas vocabulario¡±, ¡°Toca hoy oponerse a toda censura, para que la carro?a moderna se pudra con mayor rapidez¡± y, por ¨²ltimo, ¡°El mundo moderno descubri¨® el secreto de degradar a¨²n lo s¨®rdido¡±.
3. Jap¨®nica
Tres importantes novedades para seguir alimentando la pasi¨®n japonesa. Una vida en venta (1968; en Alianza), la novela m¨¢s divertida, ins¨®lita y surrealista (con vampira incluida) de Yukio Mishima. Pensamientos desde mi caba?a (Errata Naturae), de Kamo no Ch?mei: en pleno boom editorial del nature writing, un brev¨ªsimo cl¨¢sico del siglo XII, las reflexiones de un antiguo funcionario que se retira al campo decidido a vincularse con la naturaleza, anticipando a su modo el Walden de Thoreau. Por ¨²ltimo, Pescadores de medianoche (Gallo Nero), una estupenda selecci¨®n de 7 mangas alternativos (de los a?os setenta) del gran Yoshihiro Tatsumi (1935-2015).
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