Muere Larry Harvey, fundador del festival m¨¢s libre del planeta
Activista contracultural, el promotor cre¨® Burning Man, un evento inclasificable para la libertad creativa
Ha muerto Larry Harvey, que es lo mismo que decir que ha muerto un sue?o. Fulminado por un infarto a los 70 a?os, este activista contracultural, hijo de la era hippy, alternativo y rupturista, fue el fundador de uno de los festivales m¨¢s inclasificables del planeta: Burning Man (Hombre Ardiendo). Un espect¨¢culo donde el propio p¨²blico forma parte del espect¨¢culo. Espacio privilegiado para la libertad creativa, la m¨²sica, la moda y la desnudez, el evento ha reflejado siempre el caleidosc¨®pico esp¨ªritu de la Costa Oeste. El San Francisco lib¨¦rrimo que habitaba en Harvey.
Hombre poco conocido fuera del universo de los festivales alternativos, Harvey fue dado en adopci¨®n al poco de nacer y se crio en una granja de Portland (Oreg¨®n). Nunca se sinti¨® atra¨ªdo por la vida rural y en cuanto pudo se escap¨®. Tras un breve paso por la Armada y la universidad, recal¨® en el efervescente San Francisco de los a?os setenta.
All¨ª fue taxista, cocinero y jardinero, aunque su esencia la encontr¨® en el mundo art¨ªstico y contracultural. Poco a poco, construy¨® y deconstruy¨® fugaces obras de arte hasta dar con la criatura que le sigui¨® hasta el final de sus d¨ªas.
Ocurri¨® en 1986 al celebrar el solsticio de verano quemando en Baker Beach la efigie de un hombre, hecha de madera usada. Aquella primera vez no eran m¨¢s de una docena los asistentes, pero la hoguera prendi¨®. Cuatro a?os despu¨¦s sumaban 800, y en su ¨²ltima edici¨®n, ya en el desierto de Nevada, el festival ten¨ªa 70.000 participantes, un presupuesto de 30 millones de d¨®lares y se hab¨ªa vuelto un acontecimiento presente en las agendas de todos los que quieren zambullirse en la contracultura.
La definici¨®n del Burning Man es imposible. Su f¨®rmula pasa por la ruptura permanente. Bajo la idea de que todos son superestrellas, al p¨²blico se le pide participar y gozar de la comuni¨®n art¨ªstica que se vive durante una semana en torno a la falla. El dinero, aunque ciertas fiestas son de pago, est¨¢ mal visto y prima la filosof¨ªa del regalo, de entregar antes que pagar. Tambi¨¦n se dice inclusivo (pese a que el 80% de sus participantes son blancos) y fomenta un espacio libre de publicidad, autosuficiente y limpio. ¡°La ¨²nica gente que no queremos aqu¨ª son los intolerantes¡±, dec¨ªa Harvey.
Varado en un tiempo impreciso, mezcla del hipismo, valores ecol¨®gicos y la cibercultura, el Burning Man forma un poliedro que exuda libertada cada lado. Una falta de ataduras que le permite catalizar energ¨ªas desconocidas. Es esa expresi¨®n m¨²ltiple y desmercantilizada la que busc¨® desde sus inicios su fundador y gur¨². ¡°El deseo de poseer hace fracasar la conexi¨®n moral con nuestros semejantes¡±, dijo en 2014 en una entrevista a The Atlantic. Que lo alcanzase o no es objeto de discusi¨®n. Pero su sue?o est¨¢ ah¨ª, ardiendo cada verano en el desierto.
Babelia
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